Los héroes de Ayodhyā

Cuando Rāma y Lakṣmaṇa era todavía muy jóvenes, el sabio Viśvāmitra les pidió ayuda. El rey Daśaratha hallaba que sus hijos eran todavía jóvenes para el combate, pero Viśvāmitra insistió: “¿Acaso Vuestra Majestad no sabe que Rāma es el Señor Supremo? Vuestra Majestad nada debe temer. Él ciertamente podrá ayudarnos sin ninguna dificultad”.


El sabio Viśvāmitra, en compañía de otros grandes maestros espirituales, trataba de realizar un sacrificio de adoración a Dios, pero los poderosos demonios comedores de carne siempre perturbaban sus ceremonias. La meta de las prácticas religiosas era traer paz al mundo, pero durante el ocaso los demonios atacaban y contaminaban el lugar del sacrificio arrojando impurezas tales como sangre y huesos.

Rāma y Lakṣmaṇa habían sido muy bien entrenados en el uso de las armas para proteger a las personas santas y de buena conducta. Así, Rāma y Lakṣmaṇa fueron hasta los sabios necesitados de ayuda. Una vez allí, sin ninguna dificultad, arrojaron a los demonios al mar valiéndose de sus arcos y flechas.


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