122. Śrīla Prabhupāda me quiere como su sirviente



Śrīla Prabhupāda Uvāca 122
3 de marzo de 1975; Dallas, Texas, EUA;
ISKCON Dallas

Śrīla Prabhupāda viajaba rápidamente por el mundo occidental. Normalmente, pasaba solo unos pocos días, o a lo sumo una semana visitando cada templo. Los dos lugares que bendijo con su divina asociación por períodos prolongados, fueron Nueva Dvārakā en Los Ángeles y Nueva Navadvīpa en Hawai.

Tras visitar el yātrā de Atlanta por dos días, Śrīla Prabhupāda y su entorno prosiguieron hasta el centro de Dallas, deteniéndose por otros dos días. Mi mente estaba fija en el acuerdo pactado con Paramahāmsa Swami, que yo volvería con mi esposa e hijo en Hawai, antes de que Śrīla Prabhupāda partiera hacia la India. Una parte mía añoraba el confort de la sociedad, la amistad y el amor que ofrecía la vida familiar. Otra parte mía estaba asolada por la culpa por querer dejar a mi amado Guru Mahārāja. Con un corazón inquieto, me resultaba duro sentarme solo en las habitaciones de servicio, hora tras hora, día tras día, esperando ser llamado. Mis sentidos se agitaban, impulsándome a presionar a Paramahāmsa Mahārāja a la acción.

Hablé con Paramahāmsa puesto que el centro de Dallas era el templo más cercano a Nanda Kumara en L.A. Le dije que era tiempo de implementar el intercambio entre Nanda Kumara y yo. La siguiente parada de Śrīla Prabhupāda antes de partir para la India, era Nueva York. Yo temía ir a la India; generalmente resultaba en una enfermedad aguda. Quería estar seguro que se hicieran los arreglos concretos. Era una simple cuestión de arreglar el vuelo de Nanda Kumara a Nueva York y mi vuelo directamente de Dallas a Hawai.

Más tarde, esa mañana, mientras friccionaba enérgicamente a Śrīla Prabhupāda, Paramahāmsa Mahārāja, el secretario de Su Divina Gracia, entró a la habitación y ofreció reverencias. Él dijo: “Śrīla Prabhupāda, ¿debemos mandar a llamar a Nanda Kumara en Los ´Sngeles? ¿No debería venir para reemplazar a Śrutakīrti? Nanda Kumara puede comenzar a ser su sirviente mientras nos dirigimos a la India. ¿Lo implementamos?”.

Para mí era el momento de la verdad. Estaba en gran ansiedad y esperé la respuesta de Śrīla Prabhupāda. No sabía qué esperar, pero comprendía que cualquier cosa era posible. Era curioso cuán a menudo se habían tomado muchas decisiones mientras friccionaba la espalda de Śrīla Prabhupāda, incapaz de ver las expresiones de su hermosa cara dorada. Me senté con las piernas cruzadas detrás de Śrīla Prabhupāda, restregando vigorosamente, conteniendo el aliento. Mi espera pasó rápido.

Śrīla Prabhupāda replicó, “Yo no estoy muy ansioso por que Nanda Kumara venga conmigo. Es demasiado caprichoso. Pasará alguna mujer y él se irá tras ella. Y luego, terminado. Todo habrá terminado. Él es muy bueno, está muy calificado, pero es demasiado caprichoso. Se cruzará una chica en su camino, y luego, terminado. Él se irá”.

Paramahāmsa, sentado enfrente de Śrīla Prabhupāda dijo, “Bueno, Śrīla Prabhupāda, ¿qué haremos? ¿Śrutakīrti debe venir a la India?”. Pasaron tres segundos hasta que Śrīla Prabhupāda contestó. Era como si esperara que yo dijera algo. Me estaba dando la opción. Mi ambivalencia me mantuvo callado. Tuve un sudor frío al realizar que pese a mi aprensión, lo más probable es que tuviera que volver a la India con mi amado Śrīla Prabhupāda.

Śrīla Prabhupāda dijo casualmente, “Sí, que venga”. Una vez más Śrīla Prabhupāda muy misericordiosa y gentilmente me daba otra oportunidad de hacer una elección. Mi corazón se derritió, ¡mi Guru Mahārāja quería que fuera con él! ¡Mi amado Guru Mahārāja me necesitaba! Śrīla Prabhupāda me hizo sentir heroico, de modo que accedí audazmente ir a la India. Eso fue todo lo que se habló durante el resto del masaje. Paramahāmsa ofreció reverencias y salió de la habitación. Yo continué dando el masaje a mi amado maestro espiritual, hasta que él me dijo que me detuviera.

Regresando a las habitaciones de servicio, me reí mucho con mis hermanos espirituales. En el fondo yo sabía que esto iba a pasar. Luego que Śrīla Prabhupāda tomara esa decisión, sentí un gran alivio. ¡Algo muy especial había ocurrido! ¡Śrīla Prabhupāda expresó que le gustaba tenerme como sirviente! Tal vez suene tonto, pero para mí significaba mucho. Śrīla Prabhupāda nunca hablaba demasiado sobre lo que yo hacía día tras día. Él era trascendental, servía al Señor Supremo y aceptaba todas las situaciones como la misericordia del Señor. Hoy dijo que quería que fuera con él. Śrīla Prabhupāda pasó mucho tiempo entrenándome y estaba complacido con los resultados. Era un buen sentimiento. Śrīla Prabhupāda siempre me hizo saber que apreciaba lo que yo hacía, y hoy lo confirmó.

A veces los devotos preguntan sobre la naturaleza de un sirviente personal de primera clase. Pensándolo, creo que un buen sirviente asiste invisiblemente, anticipándose a las necesidades del amo, satisfaciéndolas sin que se lo pidan. Un buen sirviente personal no pide demasiado a cambio, tampoco necesita mucho aliento o la resolución de muchos problemas. Un buen sirviente personal no fabrica preguntas, y solo habla cuando tiene que hacerlo. Un buen sirviente personal no manipula al amo. Ellos hacen su servicio y se apartan. Un buen sirviente personal solo da su opinión cuando se la piden. Todas las preguntas las hace con sinceridad y sumisión. Un buen sirviente personal es influenciado por el Guru y busca de no interferir en la misión del Guru.

Me hizo sentir maravilloso el saber que usted me quería. Ahora solo siento tristeza porque mi deseo no fue lo bastante fuerte como para quedarme con usted. Śrīla Prabhupāda, me lamento cada día y los remordimientos me carcomen. Soy la persona más desafortunada del planeta. Usted nunca me despidió, empero, yo lo dejé. Al tener una visión limitada, pensé neciamente que usted estaría siempre con nosotros en su vapu. Por favor, perdóneme por mi ignorancia. Oro por que me permita su darśana nuevamente. Estoy en el infierno, solo y perdido, sin ver su sonrisa y el roce de sus sedosos y suaves pies de loto.

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