3. Hipócrito




Personajes: 1) Hipócrito; 2) Sofía; 3) un mozo muy excéntrico, muy loco; 4) una devota.

Hipócrito: Este es el restaurante del que te hablé. Es muy fino y elegante. Lo bueno es que está muy cerca de nuestro trabajo. Aquí la atención es de primera.

Sofía: Sí, tienes razón, Hipócrito. Este salón es muy elegante, pero no veo a nadie que atienda.

Hipócrito: No te preocupes querida, por favor siéntate. ¡Garzón, garzón!

Mozo: (Cantando en francés) Aluete yete aluete, aluete yete primare, yete primare late, yete primare late, (una canción francesa muy conocida) ¿Me llamaba, monsieur? ¿Qué desean servirse?

Hipócrito: ¿Cuáles son los mejores platos?

Mozo: Tenemos “patas de cerdo a la silueté”, “oreja de pollo a la frisie”, “lengua de vaca a la milie”, “hígado al vino”, “riñón encurtido” y “sesos a la franzua”.

Hipócrito: Tráiganos el último.

Mozo: Está bien, ¿desean tomar un aperitif? Tenemos ruché, borgoñé, y ouch.

Sofía: A mí tráigame la cosecha más antigua.

Hipócrito: A mí tráigame un guaro.

Mozo: (Se va cantando alegremente) Aluete yete aluete, aluete yete primare, yete primare late, yete primare late.

(Quedan los dos (Hipócrito y Sofía) en la mesa)
Sofía: Oye, Hipócrito, fíjate que vi un documental en la televisión, donde se vio cómo están matando a las ballenas azules, que son tan inofensivas, tan sólo para producir aceite. ¡Las están extinguiendo!

(En ese momento entra el mozo con los aperitivos, cantando las notas de “La marselleza”: “A les infants de la patrie...”)
Mozo: Aquí están sus aperitivos.

(Los deja y se retira)
Hipócrito: ¿Qué me estabas diciendo, Sofía?

Sofía: Te estaba contando cómo matan a las ballenas azules en forma tan despiadada.

Hipócrito: Eso no es nada, Sofía. Estuve leyendo en el diario cómo es que en Australia matan miles y miles de focas cada día, las matan a palos tan sólo para construir fábricas en los lugares en donde ellas habitan.

Sofía: Ay, Hipócrito. ¡Pobres animales! Rosa me llamó por teléfono hace algunos días para venderme un abrigo de piel de nutria, y justamente ese día compré una revista que explicaba cómo matan más de noventa nutrias para hacer tan sólo un abrigo. Se derrama mucha sangre para tan sólo engordar la vanidad de las personas.

Hipócrito: ¡Que horror! ¿Y los científicos? Esos asesinos en nombre del avance científico, cada día sacrifican en sus laboratorios miles de animalitos como conejillos de indias y ratas, para realizar sus estúpidos experimentos.

Sofía: Si. Tenemos que hacer algo. Ya sé, tienes que firmar un cheque para la Sociedad Protectora de Animales.

Hipócrito: Sí, sí. ¿De cuánto? ¿Cien colones está bien?

Sofía: No Hipócrito, no seas tacaño. Además, esto es muy importante. Tu nombre será recordado por siglos.

Hipócrito: Tienes razón, querida.

(Hipócrito firma el cheque y el mozo entra, imitando la trompeta, de la “La Marsellesa”)

Mozo: Aquí están sus churrascos y sus sesos a la franzuá (destapa la bandeja y se la pasa cerca de la nariz)

Hipócrito y Sofía: (a dúo) ¡Mmmmmmm! ¡Y qué bien huelen!

(El mozo se retira cantando. Hipócrito y Sofía toman los cubiertos e Hipócrito empieza a cortar la carne en forma desesperada, como con mucha hambre. Sofía corta un pedazo y se queda pensando)

Sofía: Oye Hipócrito, ¿sabes? el otro día me encontré con una amiga y me dio un libro donde decía que no era bueno matar a los animales para comerlos.

Hipócrito: Pero yo no los estoy matando, a mí me los sirven muertos.

Sofía: Pero Hipócrito, estaríamos apoyando la matanza, porque si la gente no comiese carne no habría necesidad de matarlos.

Hipócrito: Bueno, bueno, pero de dónde sacarás esos amigos, come y no fastidies.

Sofía: Mi amiga es de los Hare Krishna.

Hipócrito: ¡Esos son unos fanáticos!

Sofía: ¡Mira, justo ahí está ella! ¡Madre, madre!

Madre: ¡Hare Krishna, Sofía! ¿cómo estás?

Sofía: Muy bien, te presento a Hipócrito. Justamente le estaba hablando de lo que me dijiste el otro día, pero él se ha disgustado un poco.

Madre: Oh Hipócrito, le estuve hablando a Sofía comentándole que no era bueno crear sufrimiento y mucho menos matar a nadie, porque como lo explica la ley del karma, si matamos a los animales para comerlos, tendremos que pagar una reacción muy fuerte por ello. En realidad los animales son como nuestros hermanos menores y tenemos que protegerlos.

Hipócrito: Pero, pero, los animales tienen muchas proteínas.

Madre: Existen alimentos puros y frescos, como los cereales, las verduras, las legumbres, los frutos secos, la leche y sus derivados, así como la inmensa variedad de frutas. No sólo nutren y favorecen el buen funcionamiento del cuerpo, sino que lo desintoxican y revitalizan, volviéndolo más dinámico y eficiente.

Hipócrito: Pero, si no comemos carne nos enfermaremos.

Madre: Al contrario, la carne trae problemas, como várices, artritis, problemas gastrointestinales, problemas cardio-vasculares, vejez prematura, colesterol alto y muchas cosas más.

Hipócrito: Está bien, está bien, pero ¿qué voy a comer? ¡Tengo mucha hambre!

Madre: No hay problema, podemos ir al templo y tomaremos prasadam, alimento vegetariano ofrecido al Señor.

Hipócrito y Sofía: Está bien, vamos.

(Entra el mozo con la música del “Aluete”, cantando:)
Mozo: Aquí está la cuenta de todos los churrascos, miles de colones tendrán que pagar. Páguenme, páguenme, páguenme, páguenme.

(Hipócrito lo mira)
Hipócrito: Así que esta es la cuenta, ¿no?

(Rompe la cuenta en pedazos y se la tira en la cara al mozo)

Hipócrito: ¿Cómo te atreves a cobrarnos por este veneno? ¡sinvergüenza! No te vamos a pagar nada, vámonos de aquí.

(Se van los tres, el mozo queda solo en la escena)
Mozo: Otra vez estos Hare Krishna me malogran el negocio. Le hubiera hecho caso a mi mamá, hubiera sido bombero, ¿no?

(Se arranca la peluca y la tira al piso)
(Se cierra el telón)
Fin


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