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El liberalismo puede ser tan intolerante como la intolerancia a la que se opone


Bhagavad-gītā 14.4

En el panorama intelectual actual, los liberales suelen reivindicar la superioridad moral. Presentan a los conservadores como intolerantes a la discriminación basada en sus propias creencias.

Sin embargo, los liberales también discriminan según sus creencias. Consideremos, por ejemplo, el debate sobre el aborto. En él, el lobby pro-elección defiende el derecho a elegir el aborto, sin ninguna carga ideológica sobre el inicio de la vida. Pero ellos mismos cargan con una carga ideológica: la noción de que el embrión no es una persona y, por lo tanto, no tiene derecho a la vida que conlleva la personalidad. Esta noción ignora la realidad biológica de que el embrión, desde el momento de la concepción, tiene todo el potencial para convertirse en un ser humano plenamente consciente, como tú y yo.

Sin criterios objetivos para decidir cuándo el embrión se convierte en persona, la subjetividad reina. Algunos argumentan que el aborto debería permitirse hasta los cuatro meses de gestación; otros, hasta los seis meses; otros, hasta los ocho meses; algunos, incluso después del nacimiento. Sí, por terriblemente increíble que parezca, algunos extremistas liberales afirman que incluso los bebés nacidos pueden ser abortados si no son deseados.

Esta subjetividad al separar la personalidad de la humanidad apunta a una exclusividad intolerante, en la que algunas personas son consideradas dignas de la vida y otras no. Esto guarda gran similitud con las religiones intolerantes que consideran a algunas personas salvadas y destinadas al cielo, mientras que a otras no lo son y están destinadas al infierno.

En contraste con el liberalismo y la religiosidad intolerantes, la cosmovisión del Bhagavad-gītā es eminentemente inclusiva. Sostiene que la vida y la personalidad comienzan con la concepción, ya que el alma anima al embrión desde ese momento. El Bhagavad-gītā (14.4) indica que toda vida es sagrada: todos los seres vivos son hijos de Dios, fecundados por Él en el vientre de la naturaleza material.

Esta visión espiritual no es sólo pro vida; es pro humanidad, pro todos los seres vivos y pro inclusión; sin ningún sesgo exclusivista, reconoce la personalidad de todos, universalmente.

Ha de saberse, ¡oh, hijo de Kuntī!, que todas las especies de vida aparecen mediante su nacimiento en esta naturaleza material, y que Yo soy el padre que aporta la simiente. – Bhagavad-gītā 14.4

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