La moralidad es contextual, no categórica


Bhagavad-gītā 16.5

¿Son el bien y el mal categorías absolutas —“esto está bien y aquello está mal”— o dependen del contexto?

Para entender la respuesta, consideremos el tratamiento de la violencia en el Bhagavad-gītā. Su escenario —una conversación en el campo de batalla para levantar el ánimo decaído de un guerrero confundido— parece recomendar la violencia. Sin embargo, en el verso 16.2, el Bhagavad-gītā elogia la no violencia como una virtud moralmente loable, una característica de la naturaleza divina. Dos versos después (16.4), afirma que la ira y la dureza —dos compañeras habituales de la violencia— caracterizan a la naturaleza demoníaca.

Comprensiblemente, esta caracterización perturba a Arjuna. El erudito comentarista del Bhagavad-gītā, Baladeva Vidyābhūṣaṇa, explica que Arjuna se siente aprensivo respecto a luchar: “¿Estaré actuando según mi naturaleza demoníaca?”. Para disipar este temor, el siguiente verso (16.5) asegura a Arjuna que su naturaleza es divina.

¿Cómo pueden los seres divinos ser tanto no violentos como violentos?

Depende del contexto: del rol que los seres divinos estén desempeñando en la sociedad.

Esto se vuelve claro cuando el Bhagavad-gītā describe las cualidades de los distintos miembros de la sociedad. Declara (18.43) que una característica de los kṣatriyas (guerreros o gobernantes) es la firmeza en la batalla —lo opuesto a la no violencia. Gobernantes virtuosos, que tienen la responsabilidad de mantener el orden moral y espiritual en la sociedad, no pueden acobardarse ni ser ingenuamente pacifistas al enfrentar a delincuentes violentos. En contraste, el verso anterior (18.42) afirma que una característica de los brāhmaṇas, intelectuales espirituales que sirven a la sociedad principalmente como maestros, es kṣāntir, una palabra que implica paciencia, tolerancia y perdón —todas típicas de la no violencia.

Al elogiar la violencia en los gobernantes y la no violencia en los maestros, el Bhagavad-gītā define la moralidad en términos contextuales. Al negarse a encasillar la moralidad en estereotipos rígidos, demuestra una profunda conciencia de que las situaciones de la vida pueden ser demasiado sutiles, complejas e impredecibles para caber en categorías morales inflexibles.

En consecuencia, ofrece un marco filosófico amplio, basado en el principio del servicio desinteresado, que actúa como una guía pragmática para una toma de decisiones sensata.

Las cualidades trascendentales llevan a la liberación, mientras que las cualidades demoníacas conducen al cautiverio. No te preocupes, ¡oh, hijo de Pāṇḍu!, pues tú has nacido con las cualidades divinas. – Bhagavad-gītā 16.5

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