El relativismo moral hace que el mal sea difícil de identificar, más difícil de corregir y aún más difícil de purificar


Bhagavad-gītā 16.8

Espiritualidad lógica

El relativismo moral hace que el mal sea difícil de identificar, más difícil de corregir y aún más difícil de purificar.

Hoy en día, muchas personas defienden el relativismo moral: “Lo que está mal y lo que está bien es relativo; si algo me parece correcto, entonces no tienes derecho a decirme que está mal”.

Sin embargo, somos seres interdependientes. Para mantener el orden y la ley en nuestras interacciones sociales, necesitamos una base objetiva para distinguir lo correcto de lo incorrecto. Pero si cada quien tiene su propio estándar de lo que está bien y lo que está mal, entonces el mal se vuelve difícil incluso de identificar. Y lo que no se puede identificar como incorrecto no se puede corregir; ¿por qué alguien querría corregir algo si piensa que puede salirse con la suya?

Pero en realidad, nadie se sale con la suya. Incluso si no somos castigados por nuestras malas acciones, seremos castigados por ellas.

Tomemos como ejemplo la historia de la obscenidad. A medida que el relativismo moral se volvió una corriente dominante, las imágenes lascivas se volvieron cada vez más aceptables. Pero a medida que las personas comenzaron a fantasear con imágenes digitalmente manipuladas de otras personas, se volvieron cada vez más incapaces de conectar con personas reales, y se encontraron más solas, más deprimidas. La misma imagen que estimula los sentidos, adormece el corazón. En consecuencia, muchas personas han reconocido que las representaciones públicas de obscenidad son dañinas para su bienestar emocional y relacional. Desafortunadamente, incluso si quieren dejar de consumir ese tipo de imágenes, purificarse de los deseos impuros es casi imposible en la cultura actual. Y esa es la peor consecuencia del relativismo moral - mientras afirma defender la libertad moral, termina haciendo fácil vivir inmoralmente y difícil vivir moralmente.

El Bhagavad-gītā predice esta anarquía cuando describe la secuencia que va desde el rechazo de lo divino hasta el relativismo centrado en el placer (16.8), seguido por la autodestrucción y la destrucción del mundo (16.9).

Si deseamos evitar la anarquía moral, el Gītā está listo para guiarnos; presenta la moralidad no de forma dogmática, sino racionalmente, como un medio para alcanzar una conciencia superior y una vida mejor.

Piénsalo bien:

·         ¿Por qué no puede funcionar una sociedad que acepta el relativismo moral?

·         ¿Cuál es la peor consecuencia del relativismo moral? Explica con un ejemplo.

·         En una cultura de relativismo moral, ¿qué puede ofrecernos el Gītā?

Ellos dicen que este mundo es irreal, y que no tiene ningún fundamento, ningún Dios que lo controle. Ellos dicen que se produce del deseo sexual, y que no tiene otra causa más que la lujuria. – Bhagavad-gītā 16.8

Amar los valores es bueno, valorar el amor es mejor, amar a la fuente de todos los valores y del amor es lo mejor


Bhagavad-gītā 16.8

Amor divino

El mundo se está volviendo cada vez más materialista y oportunista. Estas personas a menudo no tienen otro propósito o valor más allá de la gratificación de sus deseos sensuales (Bhagavad-gītā 16.7).

Amar los valores es bueno: En medio del materialismo, quienes moldean su vida de acuerdo con valores nobles como la honestidad, la humildad y la diligencia son personas especiales. Ellos pueden hacer un mayor uso justo de sus talentos dados por Dios y convertirse en pilares confiables de la sociedad.

Valorar el amor es mejor: Sin embargo, quienes aman los valores pueden volverse críticos hacia quienes no viven de la misma manera. Si queremos que nuestra práctica de valores enriquezca nuestro corazón en lugar de inflar nuestro ego, necesitamos conectar profundamente con las personas. Y esa conexión se basa en el amor. De hecho, el amor es el valor más fundamental de todos. Cuando nuestra práctica de valores está impregnada de amor, nuestra práctica inspira a otros a cambiar para bien.

Amar a la fuente de todos los valores y del amor es lo mejor: La sabiduría del Gītā revela que la realidad suprema, Kṛṣṇa, es la fuente de todo, incluyendo todo amor y todos los valores. Él es completamente puro y purificador. Si no podemos amar profundamente o vivir según los valores, a menudo es porque nos hemos debilitado al desconectarnos de aquel que es la fuente de toda fortaleza. Cuando nos conectamos con Él practicando bhakti-yoga, nos purificamos y elevamos.

El desarrollo que propone el Bhagavad-gītā señala la importancia primordial del amor devocional en la búsqueda humana de la transformación personal. Todo el Gītā resalta la importancia de vivir de acuerdo con los valores. Luego enfatiza la necesidad de ser sensibles sin dejar de ser firmes en los principios (3.26, 6.35). Y después nos anima a ser tanto devotos como virtuosos (12.13-19), asegurando que quienes tienen fe en el poder transformador de la devoción serán transformados (12.20).

Piénsalo bien:

·         ¿Por qué es bueno amar los valores?

·         ¿Por qué es mejor valorar el amor?

·         ¿Por qué es lo mejor amar lo divino?

Ellos dicen que este mundo es irreal, y que no tiene ningún fundamento, ningún Dios que lo controle. Ellos dicen que se produce del deseo sexual, y que no tiene otra causa más que la lujuria. – Bhagavad-gītā 16.8

Podemos olvidarnos de la gravedad, pero la gravedad no se olvidará de nosotros


Bhagavad-gītā 16.7

Supongamos que una persona intoxicada se olvida de la gravedad y se lanza desde un edificio de diez pisos. La gravedad no se olvidará de esa persona; actuará y la sacará de circulación.

Así como la ley de la gravedad es universal e inexorable, también lo son muchas otras leyes que rigen el comportamiento de la materia y la interacción de los objetos materiales. De hecho, la ciencia ha descubierto que existen leyes que gobiernan el universo en todos los niveles, desde el microscópico hasta el macroscópico. Sin embargo, pensamos, de forma nada científica, que la conciencia es una excepción a este carácter obediente de la naturaleza. Pensamos que las acciones de los seres conscientes —nuestras propias acciones— están exentas de toda responsabilidad. Que basta con seguir las normas morales que decidimos individualmente o las leyes que establecemos colectivamente.

La sabiduría del Gītā  subraya que las ideas del relativismo moral son alucinaciones. Nuestras acciones están regidas por leyes estrictas, conocidas como las leyes del karma. Lo que haces, tarde o temprano regresa; todos debemos asumir las consecuencias de nuestros actos.

Y ¿qué pasa con las personas que parecen disfrutar de placeres inmorales? Son imprudentes, como aquellos que caen al vacío sin mirar el suelo hacia el que se están estrellando. Aunque puedan sentirse emocionados por la velocidad de su caída, esa emoción durará solo hasta que toquen el suelo.

Y ¿qué hay de quienes parecen no recibir ninguna consecuencia? Son como personas que han alcanzado una gran altura gracias a un buen karma acumulado en el pasado. Con sus actos inmorales actuales, están cayendo, pero tal vez aún no lleguen al suelo de inmediato. Sin embargo, tarde o temprano, lo harán. Y cuando caigan, no será nada agradable. El Bhagavad-gītā (16.7) caracteriza como demoníacos a quienes no consideran las consecuencias al decidir qué hacer y qué no hacer.

Entender que el karma no se olvidará de nosotros, incluso si nosotros nos olvidamos de él, nos ayuda a actuar con más conciencia y responsabilidad.

Para reflexionar:

·                     ¿De qué manera es anticientífica la idea de que nuestras acciones no tienen consecuencias?

·                     ¿Por qué es imprudente disfrutar de placeres inmorales sin pensar en las consecuencias?

·                     ¿Cómo es posible que algunas personas disfruten de actos inmorales sin recibir consecuencias inmediatas?

Aquellos que son demoníacos no saben lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. En ellos no se encuentra limpieza, buen comportamiento ni veracidad. – Bhagavad-gītā 16.7

¿Engañar no es engañar cuando lo hago yo?


Bhagavad-gītā 16.7

Cuando engañar no es engañar - engañar es engañar cuando lo haces tú, pero engañar no es engañar cuando lo hago yo. Esa es la mentalidad del demoníaco, de personas cuya inteligencia ha sido pervertida por la modalidad de la ignorancia. Personas así tienen una doble moral - un estándar que aplican a los demás y otro muy diferente que aplican a sí mismos.

Este tipo de personas pueden pensar que pueden salirse con la suya haciendo lo incorrecto, ya sea porque tienen poder o porque son lo suficientemente astutos. Pero, al final, nadie está por encima de la ley. Mientras más pensemos que estamos por encima de la ley, más seremos aplastados por ella. La ley del karma es universal e infalible.

Aquellos que son demoníacos no saben lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. En ellos no se encuentra limpieza, buen comportamiento ni veracidad. – Bhagavad-gītā 16.7

Mejor hablar menos y decir más que hablar mucho y decir poco


Bhagavad-gītā 16.6

Conocemos a personas que divagan, que disfrutan oírse hablar aunque no tengan mucho que decir. Como sabemos que tienden a divagar, normalmente no les prestamos mucha atención. En contraste, prestamos mucha más atención a quienes se expresan con brevedad y sentido.

Esa comunicación condensada y concentrada está ejemplificada en el Bhagavad-gītā, que aborda con claridad las preguntas fundamentales de la vida en apenas setecientos versos.

¿Se puede atribuir esta concisión del Gītā a la urgencia del momento? ¿Acaso la presencia de dos enormes ejércitos listos para la guerra hizo que Kṛṣṇa y Arjuna se apresuraran? No, porque si así fuera, la guerra haría que todos los guerreros hablaran de manera concisa, lo cual evidentemente no ocurre. Además, la prisa suele desorganizar el discurso, mientras que tanto Arjuna como Kṛṣṇa hablan con calma y de forma sistemática: Arjuna plantea preguntas claras y específicas, y Kṛṣṇa ofrece respuestas concisas y profundas.

Así, es evidente que el Gītā es conciso porque quienes conversan son expertos.

El impulso de Kṛṣṇa hacia la brevedad se ilustra en el capítulo dieciséis. Tras enumerar las cualidades de los piadosos en los primeros tres versos (16.1–3) y de los impíos en el siguiente (16.4), y mencionar sus respectivos destinos (16.5), declara en el 16.6 que, habiendo hablado en detalle sobre los piadosos, ahora se centrará en los impíos.

¿Qué significa “hablado en detalle”? ¿Se refiere únicamente a los tres versos anteriores?

Posiblemente.

También puede hacer referencia a descripciones previas de los buscadores y sus cualidades: 2.54–72; 4.19–24; 12.13–20; 13.8–12 y 14.22–24. Aunque estas descripciones son similares, cada una tiene matices propios según su contexto. Esas diferencias habrían sido suficiente justificación para que un hablante autoindulgente divagara. Pero Kṛṣṇa se mantiene enfocado, desarrollando el mensaje con agilidad y claridad, con el propósito de inspirar a Arjuna.

Así, el Bhagavad-gītā está tan lleno de sabiduría que su contenido enseña a vivir con propósito, y su forma de transmisión, a comunicarse con eficacia.

¡Oh, hijo de Pṛthā!, en este mundo hay dos clases de seres creados. A unos se los llama divinos, y a los otros, demoníacos. Ya te he explicado con todo detalle las cualidades divinas. Ahora óyeme hablar de las demoníacas. – Bhagavad-gītā 16.6