Perdonar no es olvidar — es una nueva forma de recordar


Bhagavad-gītā 16.3

El perdón es frecuentemente elogiado como una virtud ejemplar, como se afirma en el Bhagavad-gītā (16.3). Sin embargo, perdonar a menudo parece difícil porque lo igualamos con olvidar. Y olvidar puede parecer imposible e incluso indeseable.

Cuando olvidar es imposible:
Supongamos que fuimos marcados cuando alguien nos atacó violentamente. No podemos simplemente desear que esa cicatriz desaparezca. Y a veces, ni siquiera el tratamiento puede borrarla. De manera similar, podemos quedar emocionalmente marcados cuando alguien nos hiere gravemente. Y el dolor puede ser tan profundo que olvidarlo sea imposible. Si consideramos que olvidar es necesario para perdonar, no podremos beneficiarnos del poder sanador del perdón.

Si permanecemos sin perdonar o con deseos de venganza, permitimos que el dolor pasado se repita constantemente en nuestra mente. Esa repetición mental es como frotar una herida física - solo prolonga el sufrimiento.

En cambio, si elegimos perdonar, tratando el pasado como un capítulo cerrado, cortamos la fuente que alimenta esa repetición mental del dolor. Al permitir que la herida emocional sane, esta poco a poco se vuelve como una cicatriz física sanada - la memoria permanece, pero ya no duele, o al menos no duele tanto.

Cuando olvidar es no deseable:
Olvidar puede ser debilitante. Así ocurre con quienes sufren demencia, quienes no pueden acceder a gran parte de lo que aprendieron en el pasado. Perdonar no significa volvernos dementes.

Si queremos aprender del pasado, necesitamos recordarlo. Pero debemos recordarlo de manera constructiva, sin quedar emocionalmente atrapados en él. El perdón pone fin a esa fijación emocional- nos libera de la compulsión de mantener el pasado presente frente a la otra persona o incluso en nuestra propia mente.

Al abrir así la puerta a un recuerdo sano, sin agitación emocional, el perdón nos ayuda a aprender lo que necesitamos aprender y a seguir adelante con nuestras vidas.

El vigor; el perdón; la fortaleza; la limpieza; y el estar libre de envidia y del ansia de honor: estas cualidades trascendentales, ¡oh, hijo de Bharata!, les pertenecen a hombres piadosos que están dotados de naturaleza divina. – Bhagavad-gītā 16.3

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