Bhagavad-gītā 3.13
Aquellos que honran lo que el sacrificio concede,
se liberan del pecado y de todo lo que duele.
Pero quienes cocinan solo por placer egoísta,
consumen pecado en cada comida que ingieren.
Mi amado Señor, el alimento es la fuente básica de sustento para todas las formas de vida. Aunque todos las entidades vivientes buscan comida para sobrevivir, los seres humanos tenemos además la capacidad de buscar la fuente de la cual proviene todo alimento.
Tú nos has dado una conciencia desarrollada, gracias a la cual podemos elevar nuestra visión desde el plano físico al plano metafísico; de la provisión al proveedor; del mundo con todos sus abundantes dones hacia la fuente y el sustentador de ese mundo: Tú, mi amado Señor.
Ayúdame, oh Señor, a apreciar la maravilla del orden cósmico por el cual el alimento llega hasta mí.
Ayúdame aún más a reconocer la sabiduría y el amor divinos que se han manifestado en esta disposición universal para todos los seres vivientes, incluidos aquellos que no pueden conocerte como proveedor —como los seres no humanos— y también aquellos que podrían conocerte pero eligen no reconocerte, como los seres humanos no religiosos o no espirituales.
Por favor, oh Señor, bendíceme para que mi corazón se llene de gratitud y devoción hacia Ti con cada bocado de alimento que ingiero. Permíteme verlo como una expresión de Tu amor por mí, y que me inspire a ofrecer mi comida como un sacrificio de amor para Ti —no porque Tú la necesites, sino porque yo necesito y deseo reconocerte a Ti.
Los devotos del Señor se liberan de toda clase de pecados, porque ingieren comida que primero se ha ofrecido en sacrificio. Los demás, que preparan comidas sólo para el disfrute personal de los sentidos, en verdad comen únicamente pecados. - Bhagavad-gītā 3.13
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