Pārvatī dijo: "Mi querido esposo, Tú conoces todas
las verdades trascendentales, y por Tu misericordia, he oído las glorias de la Suprema Personalidad
de Dios, el Señor Kṛṣṇa. Oh, Señor, ahora anhelo oírte hablar de las glorias
del Śrīmad Bhagavad-gītā, que fuera hablado por
el Señor Kṛṣṇa y que por oírlo, aumenta la devoción individual por el Señor Kṛṣṇa".
El Señor Śiva
replicó, "A esa persona, cuyo cuerpo es del color de una nube de lluvia
oscura, cuyo transportador es el rey de los pájaros, Garuḍa, y quien yace sobre
Ananta-Śeṣa, la serpiente de mil cabezas, ese Señor Viṣṇu, cuyas glorias son
ilimitadas, estoy yo siempre adorando.
Mi querida Pārvatī,
una vez, luego que el Señor Viṣṇu hubiera matado al demonio Mura, estaba
descansando tranquilamente sobre Ananta-Śeṣa, cuando la dispensadora de toda
buena fortuna en el universo, Śrī Lakṣmī, Le preguntó respetuosamente:
"Bhagavān,
Tú eres el controlador y sustentador de todo el universo, mas de todos modos,
estás durmiendo infeliz en este océano de leche. ¿Cuál es la razón?".
El Señor Viṣṇu
dijo: "Mi querida Lakṣmī, Yo no estoy durmiendo, sino que estoy observando
cuán maravillosamente funciona Mi energía. Es debido a esta maravillosa energía
Mía, que controlo todas las cosas y aún así, permanezco separado. Y es por
recordar estas divinas actividades Mías, que los grandes devotos y yogīs se las ingenian para liberarse de
la rueda del nacimiento y la muerte, y alcanzan Mi naturaleza trascendental,
que es eterna y libre de todas las dualidades".
Lakṣmī dijo,
"Oh, controlador de todas las cosas, Tú eres la meta de la meditación de
los grandes yogīs. Nada puede suceder
sin Tí. Y aun así, Tú estás aparte. Tú eres la causa de la creación, el
mantenimiento y la destrucción de todos los universos materiales. Ten la
amabilidad de informarme acerca de las funciones de Tus maravillosas energías,
que son tan atractivas, que incluso Tú, yaciendo aquí, estás meditando en
ellas".
"Mi
querida Lakṣmī, las funciones de mis energías múltiples, y la forma de
liberarse de las ataduras del nacimiento y la muerte, y alcanzar Mi Naturaleza
eterna, solo pueden ser comprendidas por quien tenga inteligencia pura, quien
tenga una inclinación por prestarMe servicio. Este conocimiento trascendental,
se explica completamente en el Śrīmad Bhagavad-gītā.
Lakṣmī
preguntó, "Mi querido Señor, si Tú Mismo te maravillas, por las obras de
Tus energìas, y siempre estás tratando de sondear sus límites, luego, ¿cómo es
posible que el Bhagavad-gītā pueda
describir estas ilimitadas energías Tuyas, y la forma de cruzar por encima de
ellas, y alcanzar la naturaleza trascendental?". El Señor Viṣṇu dijo,
"Yo Mismo Me he manifestado en la forma del Bhagavad-gītā. Por favor,
entiende que los primeros Cinco Capítulos, son Mis Cinco Cabezas, y los
siguientes Diez Capítulos, son Mis Diez Brazos, y el Décimo-sexto Capítulo, es
Mi Estómago. Los últimos Dos Capítulos, son Mis Pies de Loto. De esta forma
debes entender la Deidad
trascendental del Bhagavad-gītā. Este Bhagavad-gītā,
es el destructor de todos los pecados. Y aquella persona inteligente que recite
diariamente un capítulo, o siquiera un śloka,
o al menos un cuarto de śloka,
alcanzará la misma posición que alcanzó Susharma.
Lakṣmī
preguntó, "¿Quién era Susharma; a qué clase pertenecía, y qué destino
alcanzó?".
"Mi
querida Lakṣmī, Susharma era un hombre muy pecaminoso y débil. Aunque había
nacido en una familia brāhmaṇa, su
familia no poseía conocimiento Védico. Y él solo se complacía en herir a los
demás. Nunca se ocupó en el canto de Mis Nombres, en dar caridad o en recibir
invitados.
Ciertamente,
él nunca realizó ninguna actividad piadosa. Para vivir, colectaba hojas, y las
vendía en el mercado. Disfrutaba especialmente al beber vino y comer carne. Así
transcurrió su vida. Un día, ese tonto Susharma había ido al jardín de un sabio
para colectar hojas, cuando vino una serpiente y lo mordió, y murió.- Después
de su muerte, fue castigado en muchos infiernos, donde sufrió por mucho tiempo,
tras lo cual, obtuvo el cuerpo de un toro. Ese toro fue comprado por un hombre
manco, quien lo empleó en su servicio. Por unos siete u ocho años, transportó
pesadas cargas. Un día, ese manco había apilado una carga sumamente pesada
sobre el lomo de su toro. Lo obligaba a caminar rápido, cuando de repente el
toro cayó y se desmayó. Se reunieron muchas personas para ver qué estaba sucediendo,
sintiendo pena por el toro. Un hombre piadoso, dispensó sobre ese toro los
resultados de algunas de sus actividades piadosas. Al ver esto, otras personas
que estaban allí paradas, comenzaron a recordar sus actividades piadosas, y
ofrecieron los resultados de algunas de esas actividades al toro. En ese grupo,
había asimismo una prostituta que ignoraba si había realizado alguna vez
actividades piadosas, mas al ver que todos los demás ofrecían sus créditos
piadosos al toro, ella también ofreció los resultados de cualesquiera actividad
piadosa hubiera realizado. Luego de eso, el toro murió, y fue llevado a la
morada de Yamarāja, el Dios de la Muerte. Allí, Yamarāja le informó: "Ahora
estás libre de las reacciones de todos tus actos anteriores pecaminosos, debido
a los créditos piadosos que te otorgara esa prostituta. Luego, él tomó
nacimiento en una familia brāhmaṇa. En
ese nacimiento, pudo recordar sus vidas pasadas. Al cabo de muchos días, decidió
salir a buscar a esa prostituta, quien había sido la causa de su liberación de
esta situación infernal. Luego que la encontrara, y se hubiera presentado a la
dama, le preguntó, "¿Cuáles fueron las actividades piadosas realizadas por
tí, los frutos de las cuales, me liberaron de la situación infernal?". La
prostituta le contestó, "Mi querido señor, en esa jaula hay un loro, que
recita algo cada día. Al oír ese recitado, mi corazón se ha vuelto
completamente puro. Yo te entregué los resultados de oír ese recitado". De
ahí en más, ambos preguntaron al loro acerca de su recitado. El loro,
recordando su vida anterior, comenzó a narrar esta historia. "Anteriormente,
yo había sido un brāhmaṇa muy
erudito, pero debido a mi orgullo, acostumbraba insultar a otras personas
eruditas. También era sumamente celoso. Luego de morir, fuí castigado en muchos
infiernos, y después de un largo tiempo de sufrimiento, obtuve este cuerpo de
loro. Debido a mis actividades pecaminosas pasadas, mi padre y mi madre
murieron cuando yo era un bebé. Un día, mientras estaba yaciendo en las arenas
calientes, sin protección, me vieron unos ṛṣis, y me llevaron a su āśrama, y me
pusieron en una jaula. En ese mismo lugar, los niños de esos ṛṣis, estaban aprendiendo el recitado
del Primer Capítulo del Śrīmad Bhagavad-gītā.
Al oírlos repetir esos ślokas, yo
también comencé a repetirlos, junto con ellos.
Poco
después, un ladrón me robó de ese sitio y me vendió a la dama piadosa. Por
recitar el Primer Capítulo del Bhagavad-gītā, ese loro se había
vuelto completamente puro. Y por oír ese recitado, esa prostituta también se
había vuelto completamente pura. Y por recibir algunos de los resultados
piadosos de oír ese recitado, Susharma también se volvió completamente puro.
Luego de
discutir por algún tiempo las glorias del primer capítulo del Bhagavad-gītā,
Susharma regresó a su hogar, y los tres, individualmente, se ocuparon en
recitar el Primer Capítulo del Śrīmad Bhagavad-gītā,
y muy rápidamente llegaron al destino supremo, Vaikuṇṭha. Todo aquel que recite
o estudie el Primer Capítulo del Bhagavad-gītā, cruzará muy fácilmente
sobre el océano de las miserias materiales, y obtendrá el servicio de los Pies
de Loto del Señor Kṛṣṇa.