La gente muy materialista no
puede comprender cómo es posible renunciar a los frutos del trabajo. Es
imposible para la gente muy materialista desprenderse de las ganancias que han
obtenido con su esfuerzo personal. Para esos materialistas, la sugerencia de
que tienen que ofrecer el resultado de su esfuerzo personal a la Personalidad
de Dios no pasa de ser simple información. Como no tienen una idea clara de la
Personalidad de Dios ni del proceso de ofrecer el resultado de sus ganancias a
la Personalidad de Dios, les es muy dificil poner en práctica ese concepto.
Cuando el Señor Caitanya
desestimó la segunda sugerencia de Rāmānanda Rāya de ofrecer directamente los
frutos de las acciones a Dios en lugar de hacerlo indirectamente a través del
sistema varṇāśrama-dharma, Rāmānanda
hizo una tercera sugerencia. Propuso que la gente común, que está plenamente
ocupada en las actividades de ganar y disfrutar, pueden mejorar su vida
abandonando el proceso de continuar viviendo en el mundo material mientras
ofrecen los frutos de su trabajo a Dios. Basándose en esta idea perfeccionada, Rāmānanda
citó un śloka del Śrīmad-Bhāgavatam (11.11.32):
ājñāyaivaṁ guṇān doṣān
mayādiṣṭān api svakān
dharmān santyajya yaḥ sarvān
māṁ bhajeta sa tu sattamaḥ
mayādiṣṭān api svakān
dharmān santyajya yaḥ sarvān
māṁ bhajeta sa tu sattamaḥ
En este śloka, la Personalidad de Dios
dice: «Las Escrituras religiosas enumeran los deberes prescritos. La persona
que los analiza puede comprender por completo sus cualidades y defectos, y de
ese modo abandonarlos totalmente para ofrecerme servicio a Mí. A esa persona se
la acepta como un santo del orden más elevado».
Ese concepto se basa en el
hecho de que en última instancia la aceptación del servicio devocional a Dios
es el objetivo más elevado de la perfección religiosa. Si mediante la ejecución
de los deberes religiosos, podemos alcanzar la devoción pura, se nos puede
considerar sādhus o santos de primera
clase.