Durante los últimos cien años,
el avance tecnológico nos ha deparado muchas ventajas y comodidades modernas
con respecto al período preindustrial. El hombre controla el poder del átomo, lanza
sondas para fotografiar y cartografiar planetas distantes, explota el lecho
oceánico, y continúa haciendo descubrimientos significativos en los campos de
la química, la física y la biología natural. La tecnología del hombre es hoy
más avanzada de lo que jamás esperó que fuera.
Sin embargo, por cada
enfermedad curada surge una nueva. Hombres y mujeres se preguntan en voz alta
por su futuro en un mundo lleno de armamentos nucleares. Mientras esperan
pacientemente la destrucción, los seres humanos viven con las sabandijas en los
grandes núcleos urbanos y el crimen violento se cierne sobre vecindarios que
una vez fueron tranquilos. De este modo, si bien puede que la tecnología haya
mejorado, en muchos sentidos nuestra calidad de vida no lo ha hecho.
Hemos reemplazado
inadvertidamente la tranquilidad por la tecnología, y, en consecuencia, buscamos
una alternativa viable.
Esto no quiere decir que la
tecnología sea necesariamente algún enemigo malintencionado que debe evitarse a
toda costa. Hay maneras apropiadas de hacer un buen uso de la tecnología, la
cual puede entonces convertirse en ventaja para el aspirante espiritualista. Este
libro, por ejemplo, no podría imprimirse ni circular ampliamente sin el uso de
la tecnología moderna.
De hecho, los más grandes
instructores religiosos han enseñado que toda búsqueda espiritual puede
llevarse a cabo plenamente mientras se existe en el “aquí y ahora”, haciendo un
pleno uso de la naturaleza material. Uso, pero no abuso. A través de la
historia, los grandes sabios y profetas supieron que el abuso de la naturaleza
material engendra un concomitante autoabuso. Lo que uno siembra, eso cosecha. Acción
y reacción. Causa y efecto. Karma.
La sociedad contemporánea es
un buen ejemplo de ello. Cuanto más avanzados nos volvemos, tanto más parecemos
explotar nuestro ambiente. Y hemos de sufrir nosotros mismos las consecuencias.
Así, pese a tener acceso a cada amenidad moderna, aún experimentamos un gran
vacío, una carencia, una cavidad que necesita desesperadamente ser llenada. Algo
falta. Ello puede atribuirse fácilmente a nuestra resuelta y ansiosa búsqueda
materialista (o tecnología), la cual, nunca logra su finalidad: A saber hacer
feliz a la gente. El resultado neto es que muchos han decidido buscar con afán
la espiritualidad. Paso a la Nueva Era.
Mientras algunos autores y
críticos sociales consideran que la consiguiente búsqueda de conocimiento
espiritual por parte del hombre constituye el resultado positivo de un mundo
desquiciado por el avance secular, hay otra escuela -¡y a justo título!- que
trae a la luz un inherente lado malo de la “iluminación” de la Nueva Era. Actualmente
estamos asediados, dicen ellos, por un exceso de extravagancias metafísicas y
místicas, y el resultado es que la mente rechaza la espiritualidad del mismo
modo que inicialmente rechazaba el materialismo. Y así se tiene una especie de
juego del gato y el ratón, en el que uno rechaza el adelanto material a cambio
de vida espiritual, y luego rechaza la vida espiritual a cambio de la misma
clase de adelanto material que había rechazado en primer lugar. El juego
continúa; la persecución avanza y retrocede; la mente se tambalea. Como
resultado de ello, la gente en general se compromete con una especie de
materialismo moderado.
Tal confusión fue abordada
hace quinientos años por los Seis Gosvāmīs de Vṛndāvana: Śrī Rūpa Gosvāmī, Śrī Sanātana
Gosvāmī, Śrī Raghunātha Bhaṭṭa Gosvāmī, Śrī Raghunātha Dās Gosvāmī, Śrī Jīva Gosvāmī
y Śrī Gopāla Bhaṭṭa Gosvāmī. Lejos de sugerir que uno alzara los brazos al
cielo con frustración, resignándose a un destino de complaciente materialismo, ellos
propusieron una sensata doctrina de práctica devocional que culmina en amor
divino. Tanto el procedimiento científico calculado (sādhana-bhakti) como la espontaneidad mística (rāgānugā-bhakti) cumplen un papel en la teología de los Gosvāmīs. En
su sistema, uno alza las manos al cielo, pero no con desilusión o resignación. Mejor
aun, uno eleva las manos glorificando el Supremo.
Pero esta glorificación no es
caprichosa. No es una filosofía inventada o sentimental, propuesta por almas
condicionadas que tienen sentidos imperfectos y la tendencia a ilusionarse, a
cometer errores y engañar. Antes bien, es un exhaustivo proceso teísta, que
está profundamente arraigado en una consagrada tradición literaria que tiene
como fuente los textos védicos divinamente inspirados de la antigua India. Esta
inmersión en comentarios literarios fidedignos, tan característica de los Seis Gosvāmīs,
tuvieron la laboriosa, aunque también amorosa, tarea de analizar minuciosamente
las escrituras para beneficio de todos los buscadores espirituales.
Su empeño fue explicado por Śrīnivasa
Ācārya, un gran santo y erudito de principios del siglo XVll. En la segunda
estrofa de su Śrī Śrī Sad-Gosvāmī-aṣṭaka,
un canto de alabanza de los Seis Gosvāmīs, él deja en claro que la contribución
más importante de ellos fue la de “estudiar minuciosamente todas las escrituras
reveladas con el propósito de establecer principios religiosos eternos para
beneficio de todos los seres humanos”. En otras palabras, antes que contribuir
con más comentarios especulativos a un mundo religioso ya confundido, ellos se
valieron de la lógica y la razón para analizar científicamente todas las
escrituras existentes. Ellos transmitieron en sucesión discipular las
conclusiones de los maestros precedentes y de los compiladores de las
escrituras. De esta manera, buscaron aliviar el sufrimiento de la humanidad.
La gente está sufriendo debido
a la falta de conocimiento. Esto se ve claramente en la confusión que existe
hoy en día, especialmente en los países occidentales seculares. Como se ha
declarado anteriormente, cuando se está materialmente exhausto, uno se vuelca
hacia la religión. Pero sin la guía apropiada, la búsqueda religiosa puede
también llevar a la confusión, y entonces uno vuelve a refugiarse en la vida
materialista que conoce tan bien.
Pero la obra de los Gosvāmīs
puede salvarlo a uno de ese constante dilema recurrente tan característico de
la sociedad actual. Cuando se aplica de una manera apropiada, su filosofía de yukta-vairāgya, o “renunciación práctica”,
resuelve la incompatibilidad entre la tranquilidad y la tecnología. Ellos
enseñaron la utilización apropiada de los fenómenos materiales. Es decir, todo
está destinado a utilizarse en el servicio de la Verdad Absoluta. El
procedimiento confidencial y detallado de cómo hacerlo fue revelado por los
Seis Gosvāmīs.
Antes de saborear los aspectos
específicos de su sistema filosófico, así como la vida y la obra de los Seis Gosvāmīs,
quizá sea útil describir brevemente la vida de Śrī Caitanya Mahāprabhu, quien
apareció en Bengala Occidental, en la India, a finales del siglo XV. Śrī
Caitanya fue conocido por Sus seguidores como una encarnación del Señor Kṛṣṇa
en el papel de Su propio devoto. Fue Śrī Caitanya quien inspiró a los Seis Gosvāmīs
en su búsqueda espiritual, por lo que debe considerarse indispensable para este
estudio alguna información acerca de Su vida, con especial atención a las
situaciones específicas en las que El se encontró por vez primera con cada uno
de los Gosvāmīs.
Śrī Caitanya Mahāprabhu
Durante un eclipse lunar en el invierno de 1486 d.C., los afortunados habitantes de Navadvīpa, una pequeña aldea de Bengala Occidental, en la India, fueron testigos del nacimiento de Viśvambhara Miśra, quien más adelante sería conocido como Śrī Caitanya. Los comentadores tradicionales han subrayado que este nacimiento “invernal” tuvo un gran significado simbólico. El sistema de yoga de Śrī Caitanya, centrado en el canto y la danza -la plenitud natural del alma en comunión con Dios- estaba especialmente recomendado en las escrituras para la actual era de Kali, el “invierno” de las cuatro eras cíclicas que se mencionan en la literatura védica sánscrita de la antigua India.
Estas escrituras predecían que una encarnación de la Verdad Absoluta
descendería (avatār) para enseñar el
canto de vibraciones sonoras espirituales, la meditación mantra, como una ciencia yóguica. Cuando esto se hace en
congregación se denomina saṅkīrtana y
cuando se hace como meditación privada, en voz baja y con un rosario, se
denomina japa. Ambas formas de canto
(kīrtana) fueron enseñadas por Śrī
Caitanya y expuestas sistemáticamente por los Seis Gosvāmīs de Vṛndāvana.
Habiendo cumplido a la profecía de las Escrituras, que no sólo
vaticinaba Su misión de saṅkīrtana
sino también mencionaba específicamente Su linaje y algunas de Sus actividades
místicas, Śrī Caitanya fue gradualmente aceptado por Sus seguidores íntimos
como una manifestación de Rādhā y Kṛṣṇa. De hecho, los biógrafos más
importantes de Śrī Caitanya, como Vṛndāvan dās Ṭhākura, Śrī Murāri Gupta. Locanāt
dās Ṭhākura y especialmente Śrīla Kṛṣṇa dās Kavirāja, han señalado que tanto la
manifestación femenina de Dios (Śrīmati Rādhārāṇī) como la manifestación
masculina (Śrī Kṛṣṇa) danzan juntos en el cuerpo de Caitanya Mahāprabhu. Por
intermedio de Sus seis Gosvāmīs, Él enseñó esta danza al resto del mundo.
Pero antes de que ello ocurriera, Śrī Caitanya se distinguió como un
erudito sin precedentes. Esto era importante. Él y Sus seguidores anticiparon
que el proceso de cantar y danzar podría ser ridiculizado como un mero
sentimentalismo e incluso histeria, y de hecho por algún tiempo fue mal
interpretado de esta manera, pero el propio ejemplo de erudición madura de Śrī
Caitanya y de los Gosvāmīs después de Él, habría de acabar con toda esa
especulación infundada. Quienes se han dado tiempo para investigar la obra de Śrī
Caitanya y de Sus seis Gosvāmīs, han visto que estas personalidades no eran
meros sentimentalistas. La devoción estaba equilibrada por la razón, y por lo
tanto la acusación de un injustificado “fundamentalismo” o “fanatismo”
simplemente no se aplicaba.
De hecho, la fama de erudito de Śrī Caitanya lo llevó gradualmente
hasta Su aldea ancestral en Bengala Oriental, donde tuvo lugar un importante
acontecimiento en Su novedosa misión de saṅkīrtana.
Fue aquí donde reveló por primera vez Su propósito de difundir Su movimiento
como el don divino para la actual era. Tāpān Miśra (un erudito que había
buscado a Śrī Caitanya para preguntarle sobre la meta última de la vida) fue el
primero en oír de labios del Señor que cantar el santo nombre de Dios es el yoga prescrito para la época actual. Este
proceso de cantar, le dijo Śrī Caitanya, es tanto el medio como el fin de la
vida espiritual.
Excepto por la bendición que le confiriera a este erudito, Śrī
Caitanya mantuvo confidencial Su misión, al menos hasta algunos años después, luego
de Su iniciación.
Los comentaristas tienen dificultad en explicar por qué Śrī Caitanya
decidió hacer una excepción en este caso en particular al revelarle Su misión a
Tāpān Miśra. Los críticos han ridiculizado esta acción considerándola prematura.
Empero, aquellos que tienen fe en Śrī Caitanya ven un plan divino en todas Sus
actividades. De hecho, hay eruditos del vaiṣṇavisno que proponen que Śrī
Caitanya instruyó a Tāpān Miśra debido a que era el padre de Bhaṭṭa Gosvāmī, quien
eventualmente se convertiría en uno de los más importantes seguidores de Śrī
Caitanya le mostró especial misericordia a Tāpān Miśra. Sin embargo, no hay
evidencia textual alguna que sugiera que Śrī Caitanya se encontrase por entonces
con Raghunātha Bhaṭṭa Gosvāmī.
Más bien, se dice que conoció al Gosvāmī años después, cuando visitó
Benares, una ciudad muy conocida como centro de la filosofía impersonalista y
mayavadi. Estas dos escuelas de pensamiento, más monistas que teístas, le eran
repugnantes a Śrī Caitanya. No obstante, El le pidió a Tāpān Miśra que se
instalara en Benares. Śrī Caitanya presintió que Miśra sería Su representante
allí, en especial después de revelarle los secretos de Su misión de saṅkīrtana.
Aunque Tāpān Miśra quería desesperadamente regresar a Navadvīpa y de
este modo permanecer con Śrī Caitanya, sacrificó su deseo a fin de llevar a
cabo la voluntad del Señor. De hecho, fue a Benares, cumpliendo un papel
importante en la propagación del movimiento de saṅkīrtana. Así, pues, algunos dicen que Śrī Caitanya le reveló Su
razón, Śrī Caitanya reveló definitivamente Su misión de saṅkīrtana por primera vez en Bengala Oriental.
Poco después de esta interacción con Tāpān Miśra, Śrī Caitanya regresó
a su ciudad natal. Navadvīpa. Al regresar, se encontró con que Su primera
esposa había fallecido prematuramente (El se había casado a temprana edad) y Su
madre, Śacīdevī, le pidió que se casara por segunda vez. Así lo hizo, y Śrīmati
Viṣṇupriyā demostró ser una devota ejemplar y una esposa ideal. En esta época, sin
embargo, la vida de Śrī Caitanya era más intelectual que familiar, y abrió un
tol (o “escuela”) para el estudio de la gramática sánscrita, la lógica y la
investigación filosófica. El canto y la danza, por los que pronto habría de
volverse tan popular, aún no se habían manifestado en Sus pasatiempos
cotidianos.
Al cumplir los dieciséis años de edad, Śrī Caitanya experimentó una
transformación vital. Tras un peregrinaje a Gayā, donde fue iniciado en el
canto del santo nombre -Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare, Hare Rāma,
Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare -retornó a Navadvīpa “loco de amor por Dios” (divyamada). Ahora era como un alambre
cargado de electricidad. Su devoción eléctrica afectaba a todo el que se
hallara cerca. Uno podía sentir Su presencia cuando Él se acercaba, y el
contagioso amor que exudaba tenía el peculiar efecto de impregnar todo el ser
de quienquiera se pusiera en contacto con Él.
Pomposos intelectuales y filósofos de salón solían cantar y bailar en
forma nada característica si Śrī Caitanya cruzaba su camino. Recitadores
profesionales de las escrituras, que a duras penas eran practicantes fieles, se
transformaban con gran facilidad en devotos serios por obra de algo tan simple
como Su mirada. Hombres de negocios e incluso reyes lloraban casi místicamente
en éxtasis con un simple roce suyo. El contagio de amor divino de Śrī Caitanya
atravesaba todos los estratos sociales y las barreras de castas. Él y Sus
seguidores, quienes para cuando regresó a Navadvīpa estaban aumentando por centenares,
establecieron con éxito el movimiento de saṅkīrtana
de cantar y danzar como el método prescrito de comprensión de Dios en la era
actual.
Luego, en febrero de 1510, justo antes de cumplir veinticinco años de
edad, Śrī Caitanya ingresó en la orden monástica de sannyāsa, afeitándose la cabeza y vistiendo ropas de un mendicante
célibe. Inmediatamente después de aceptar esta orden de vida de renuncia, El
intentó ir en peregrinación a Vṛndāvana, la aldea trascendental donde el Señor Kṛṣṇa
había aparecido unos 4. 500 años antes. Pero Su deseo de ir a Vṛndāvana no se
cumpliría en esta ocasión. Su asociado Nityānanda Prabhu había conspirado con
los demás devotos para traerlo de vuelta a Śāntipura, en Bengala Occidental, a
fin de asociarse amorosamente con Él por última vez antes de que asumiera Su
papel de mendicante viajero.
Fue aquí, en Śāntipura, donde Śrī Caitanya se encontró con Raghunātha Dās
Gosvāmī. Cronológicamente, él fue el primero de los Seis Gosvāmīs con los que Śrī
Caitanya se encontraría. Raghunātha Dās, entonces de quince años de edad, había
huido de una familia extremadamente rica. Su padre, Govardhan Majumdar, era
multimillonario. El muchacho había oído hablar de Śrī Caitanya desde su más
tierna edad, por lo que fervientemente quería adoptar la vida de mendicante
viajero, rindiéndose a Śrī Caitanya mediante una total dedicación al servicio
del Señor. Sin embargo, después de diez días dichosos en compañía de Sus
seguidores íntimos. Śrī Caitanya estaba listo para seguir camino. Y el joven Raghunātha
Dās regresó a casa.
Desde Śāntipura, Śrī Caitanya Mahāprabhu fue a Jagannāth Purī, ya que
le había prometido a Su madre que haría de Purī Su cuartel general (estaba muy
cerca de Navadvīpa, por lo que ella oiría regularmente noticias de Sus actividades).
En Purī se encontró con Sārvabhauma Bhaṭṭācārya, un gran erudito de la época. Śrī
Caitanya logró inculcar Su devoción y erudición al Bhaṭṭācārya, conquistándolo
así como discípulo.
Poco después, sin embargo, Śrī Caitanya decidió hacer una gira por
todo el Sur de la India. El declaró que la razón externa de Su viaje era buscar
a su hermano Viśvarūpa, quien había adoptado sannyāsa mucho antes y había viajado a Mahārāṣṭra.
Pero Su propósito interno, dijo Él, era llevar Su método de amor
divino a toda la India, tal como una flor aromática lleva su deliciosa frāgancia
en un día de primavera.
Prosiguiendo hacia el Sur, Śrī Caitanya se encontró con Rāmānanda Rāya
en la ribera del río Godāvarī. La palabra godāvarī
designa “la cumbre de la realización de los sentidos”, y Su diálogo con Śrī Rāmānanda
lleva indefectiblemente a quienes lo escuchan más allá de ese nivel de
perfección. Estas conversaciones constituyen el cenit del conocimiento
espiritual. Afortunadamente, han sido registradas para siempre por los
biógrafos de Śrī Caitanya, en particular por Śrīla Kṛṣṇa dās Kavirāja en su Caitanya-caritāmṛita.
Śrī Caitanya se conmovió tanto con este diálogo que le reveló al Rāya
Su manifestación como Rādhā y Kṛṣṇa. En el pasado, El había revelado a otros
devotos Su forma de Viṣṇu, la Forma Universal, e incluso una forma muy mística
de seis brazos, pero sólo a Rāmānanda Rāya le reveló Su naturaleza espiritual
completa como una manifestación de Rādhā y Kṛṣṇa, la pareja espiritual original.
A medida que Śrī Caitanya progresaba en Su viaje hacia el Sur, visitó
muchos lugares sagrados, santificándolos aún más al llevar a ellos el santo
nombre y enseñando a los demás a cantarlo con gran devoción. Pronto llegó a Śrī
Raṅgam, y allí se alojó en el hogar de Vyenkatta Bhaṭṭa, un sacerdote (brāhmaṇa) del Sur de la India.
Vyenkatta y sus dos hermanos, Tirumalla y Prabhodananda Sarasvatī, se
enzarzaban frecuentemente en diálogo religioso con Śrī Caitanya. A menudo
discutían y comparaban el aspecto aiśvarya
del Señor Supremo, el opulento Nārāyaṇa, tal como Él es adorado en Śrī Raṅgam, con
el aspecto mādhurya del Señor, la dulce y amorosa personalidad de Śrī Kṛṣṇa, tal
como Śrī Caitanya y Sus seguidores lo representaban.
Ambos aspectos del Supremo son genuinos y están revelados en la
literatura védica, pero la concepción del Śrī Caitanya demostró ser superior al
final, ya que el amor eclipsa a la opulencia. Esta verdad es evidente en sí
misma y está avalada por las escrituras. Más aún, las escrituras son enfáticas
con respecto a la posición suprema de Kṛṣṇa, kṛṣṇas tu bhagavān svayaṁ, es decir, Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad
de Dios original. Esto se declara en el Śrīmad
Bhāgavatam (1. 3. 28), la
crema del legado literario de la antigua India. Tras describir diversas
manifestaciones del Supremo, este importantísimo texto védico declara en
términos inequívocos que el concepto Kṛṣṇa es completo, primordial, y la última
palabra en trascendencia.
Estas ideas fueron aceptadas por Vyeṅkaṭa y sus hermanos, en
particular por Prabodhānanda Sarasvatī, quien se convirtió en un fiel seguidor
de Śrī Caitanya. El hijo de Vyeṅkaṭa, Gopāla Bhaṭṭa, un joven que tuvo la gran
fortuna de oír a su padre y a sus tíos debatir con Śrī Caitanya, se sintió
atraído también a convertirse en un seguidor serio, y eventualmente se
convirtió en el famoso Gopāla Bhaṭṭa Gosvāmī, uno de los Seis Gosvāmīs. Tras
encontrarse en Śrī Raṅgam con el segundo de los Seis Gosvāmīs, Śrī Caitanya
prosiguió viaje en dirección al Sur.
Completando una exhaustiva peregrinación de aproximadamente 6.000 km. a
pie por todo el Decán, Śrī Caitanya regresó a Jagannātha Purī hacia fines de
1512. Conquistando el corazón de Mahārāja Pratāparudra, el rey de Orisa, Śrī
Caitanya le enseño la religión del canto y la danza. Como cada año el Ratha-yātrā:
“El Festival de las Carrozas”, se estaba celebrando, y como Śrī Caitanya y Mahārāja
Pratāparudra participaron en él, el subcontinente de la India pareció inundarse de
amor por Dios. Pero después de dos años de saborear intercambios espirituales
con Sus seguidores íntimos en Purī, Śrī Caitanya decidió intentar nuevamente
una peregrinación a Vṛndāvana. Así que en 1513, con un séquito de seguidores
entusiastas, se encaminó hacia la tierra santa del Señor Kṛṣṇa.
Una vez más, sin embargo, fue desviado de Su meta. Así como Nityānanda
Prabhu y los residentes de Navadvīpa lo habían distraído de ir a Vṛndāvana
inmediatamente después de Su iniciación como sannyāsī, esta vez, también, Sus planes serían alterados por Su
divina voluntad. Los comentadores sugieren que estas distracciones estaban
destinadas a acrecentar la dulzura de Su eventual éxito en Su viaje a Vṛndāvana.
Del mismo modo que el amor por Dios en separación (vipralambha-rasa) se considera a veces más intenso que en unión (sambhoga), el deseo de ir a Vṛndāvana se
tornó abrumador a causa de Su incapacidad para efectuarlo. La anticipación
magnificó el goce.
Este había de ser Su segundo intento, pero, mientras estaba en camino,
pasó por Rāmakeli y allí se encontró con Dabir Khas y con Sakara Malik, dos
hermanos que habían mantenido correspondencia con Śrī Caitanya y habían
lamentado el hecho de que, aunque originalmente eran sacerdotes (brāhmaṇas) de Karnataka, en la India meridional, ahora se
habían degradado por asociarse con lideres políticos musulmanes que no tenían
consideración alguna por los valores espirituales.
Iniciando a estos dos hermanos en el movimiento de saṅkīrtana, Śrī Caitanya les reveló su
relación eterna con Él. Luego le dio al hermano mayor, Sakara Malik, el nombre
de “Sanātana Gosvāmī”, y a Dabir Khas le dio el nombre de “Rūpa Gosvāmī”.
Ellos habrían de convertirse en dos de Sus seguidores más importantes.
Siendo, como eran, hombres maduros, competentes en muchos idiomas como el
sánscrito, el persa y el árabe, y teniendo experiencia en los asuntos mundanos
así como en doctrina religiosa, ellos se convertirían en los líderes naturales
de los Seis Gosvāmīs de Vṛndāvana.
Śrī Caitanya les instruyó que fueran a Vṛndāvana a desenterrar los
lugares santos, por entonces ocultos, del advenimiento del Señor Kṛṣṇa. Debido
al paso del tiempo, estos sitios se habían sumido en el olvido, y, debido al
fundamentalismo islámico, los santuarios habían sido, en algunos casos, destruidos.
Pero ahora los Gosvāmīs los restablecerían. Adicionalmente, Śrī Caitanya les
pidió a Rūpa y a Sanātana que compilaran exhaustivos tratados sobre la ciencia
de saṅkīrtana. Estos vendrían a
conocerse como los bhakti-śāstras, o “escrituras
que dilucidan el servicio devocional”.
Luego de este encuentro histórico con el tercero y el cuarto de los Gosvāmīs,
Śrī Caitanya canceló su viaje a Vṛndāvana. De hecho, la tradición sostiene que,
en este caso en particular, El, en realidad no deseaba en absoluto ir a Vṛndāvana.
Más bien, Él meramente usó esto como pretexto para encontrarse con Rūpa y Sanātana.
Geográficamente esta teoría tiene mucho peso, ya que Rāmakeli difícilmente se
encuentra en el camino a Vṛndāvana.
Conforme se desarrolla el pasatiempo, sin embargo, Śrī Rūpa y Sanātana
Gosvāmī que estaban empleados por el sultán Hussein Shah, le recordaron a Śrī
Caitanya la tensión existente entre los hindúes y musulmanes sectarios e
insistieron en que no estaría seguro viajando a Vṛndāvana en aquella época. Más
aún, le recordaron la etiqueta de los sannyāsīs:
Que no debían viajar con grandes séquitos como cualquier rey mundano o político
opulento, en especial a un lugar sagrado como Vṛndāvana. Śrī Caitanya consideró
seriamente sus argumentos y decidió regresar a Purī.
En su camino de regreso a Rāmakeli, sin embargo, se detuvo en Śāntipura
para visitar a Su madre y a los demás seguidores íntimos que vivían en el área
de Navadvīpa.
Allí se encontró por segunda vez con Raghunātha Dās Gosvāmī. Ahora el
muchacho era cuatro años mayor (tenía diecinueve), y, aunque todavía quería
renunciar a sus riquezas y convertirse en un asceta, Śrī Caitanya le instruyó
que esperara el momento oportuno, quizá cuando fuera más maduro. Sumiso a la
instrucción de Śrī Caitanya. El muchacho regresó a su casa después de
aproximadamente seis días. Habiendo instruido a Raghunātha Dās, Śrī Caitanya
retornó a Purī.
Empero, allí sólo pudo quedarse por unos cuantos meses antes de
sentirse ansioso, una vez más, de ir a Vṛndāvana. En este, Su tercer intento, tuvo
éxito.
Viajando con Balabhadra Bhaṭṭācārya y con su asistente, Śrī Caitanya
atravesó el denso bosque de Jhārikhaṇḍa en un intento de evitar a los soldados
musulmanes acerca de los cuales Śrī Rūpa y Sanātana le habían prevenido.
Al llegar a Benares, Śrī Caitanya se alojó en la casa de Tāpān Miśra, a
quien había instruido que residiera aquí cuando aún estaba en Bengala, y quien
ahora estaba viviendo con su familia en una simple cabaña. Aquí entonces, Śrī
Caitanya conoció a Raghunātha Bhaṭṭa, el quinto de los Seis Gosvāmīs. Era el
joven hijo de Tāpān Miśra, y habría de ser conocido como consumado cocinero, cantor
y recitador del Śrīmad Bhāgavatam. Tras
permanecer con la familia de Tāpān Miśra durante diez días. Śrī Caitanya
prosiguió viaje hacia Vṛndāvana.
Llegando finalmente a Mathurā, el lugar del nacimiento de Kṛṣṇa, y
trasladándose a continuación a Vṛndāvana, Śrī Caitanya se sintió en Su elemento.
Finalmente había “regresado”, en el sentido espiritual, pues estaba
considerado como no diferente del Señor Kṛṣṇa, quien nunca pone un pie afuera
de Vṛndāvana. Ahora con treinta años de edad, tenía por fin éxito en volver al “hogar”,
a la tierra de Kṛṣṇa, aunque, en esta encarnación, esa habría de ser Su primera
y última visita allí.
Conforme iba a los diversos lugares sagrados asociados con los
pasatiempos del Señor, en especial a los doce bosques de Vrāja, lo reconocían
incluso los animales, que lo acariciaban como dando la bienvenida a un viejo
amigo. La apreciación de Vṛndāvana por Śrī Caitanya está más allá de las
palabras, y Su ya incontrolable éxtasis aumentó en proporciones magníficas.
En el invierno de 1516, luego de un extático peregrinaje por toda el
área de Vṛndāvana, Śrī Caitanya inició Su viaje de retorno a Purī, pasando por
Prayag (la actual Allahabad), donde instruyó a Rūpa Gosvāmī durante diez días, y
luego pasó por Benares, donde instruyó a Sanātana Gosvāmī por un período de dos
meses. Mientras se encontraba en Benares, Śrī Caitanya convirtió a Prakāśānanda
Sarasvatī, por entonces uno de los filósofos impersonalistas más famosos. Esto
le otorgó una gran fama para Śrī Caitanya, y decenas de miles de seguidores
adicionales.
Tras retornar a Purī, pasó los restantes dieciocho años de Su vida en
un exaltado estado de absorción espiritual,
instruyendo a Sus seguidores, exhibiendo síntomas místicos extáticos e
inspirando a los demás hasta un nivel en el cual ellos, también, derramaban
lágrimas de amor divino. Cierta vez, durante estos últimos pasatiempos, profirió
el Śikṣāṣṭaka, ocho oraciones que se
le atribuyen como composición original. Estas fueron puestas por escrito por Su
seguidor íntimo Śrī Svarūpa Dāmodara.
Aparte de estas pocas estrofas, como Jesús y Buda antes que Él, Śrī
Caitanya no consignó nada por escrito. Antes bien, Él instruyó a Sus seguidores
íntimos para que codificaran y explicaran más elaboradamente Su ya profundo
sistema teológico.
En este respecto, Śrī Caitanya ha sido comparado a Sócrates: “Así como
sabemos de Sócrates y de sus enseñanzas no por sus propios escritos, sino por
los escritos de sus discípulos, como Platón, así también sabemos de la
filosofía de Śrī Caitanya principalmente por los escritos de Sus discípulos
espirituales”.
Este comentario se refiere específicamente a los Seis Gosvāmīs de Vṛndāvana.
Ellos, en particular, codificaron las enseñanzas de Śrī Caitanya, elucidando
cada detalle filosófico en un complejo sánscrito. Por ejemplo, la filosofía de Śrī
Caitanya acerca del santo nombre de Śrī Caitanya fue ciertamente demostrada por
el éxtasis que Él exhibió a menudo mientras cantaba. Pero la comprensión de
precisamente por qué ese canto debía conducir a una exaltada espiritualidad no
recibió sustento filosófico sino con las obras de los Seis Gosvāmīs. Ellos
aportaron argumentos racionales para la conclusión de Śrī Caitanya: el Señor y
Su nombre son uno. Puesto que Dios es absoluto, enseñaron los Gosvāmīs, no hay
diferencia entre Él y Su nombre. En consecuencia, cuando se canta puramente, el
nombre lo pone a uno en contacto directo con el Supremo. Esto fue experimentado
por los Gosvāmīs mismos, y ellos pusieron por escrito sus conclusiones.
Norvin J. Hein, Profesor Emérito de Religión de la Universidad de Yale, articula
primorosamente la conclusión de la teología de los Gosvāmīs del santo nombre:
Ellos (los Seis Gosvāmīs) se atrevieron a decir no solamente que el
poder de Dios está presente en esa recitación, sino que, cuando el nombre es
pronunciado con fe, Dios Mismo está presente. Los Gosvāmīs de Vṛndāvana llaman
a esta creencia la doctrina de namanaminoradvaita
o namanaminorabheda, la “no
diferencia entre lo Nombrado y el Nombre”. En su Bhāgavata Sandarbha, Jīva Gosvāmī
declara sin rodeos el punto principal, bhāgavata-svarūpa
eva nama, “El Nombre es la esencia misma del Señor”. En un pasaje, Jīva Gosvāmī
describe esta posibilidad comentando acerca del Nombre: “Hablando de avatāras (el descenso de Dios), he aquí
un avatār del Señor en la forma de
sílabas: vanarupenavatāro`yam”.
De este modo, la filosofía de Śrī Caitanya fue dotada de un lenguaje
académico y comentada para las generaciones futuras. Pero los Gosvāmīs no
estuvieron solos en esta tarea. Otros importantes compiladores, editores y
filósofos de la escuela del Señor Caitanya incluyen docenas de personalidades
notables cuya contribución no debe subestimarse. Aun así, habiendo sido
discípulos directos de Śrī Caitanya, los Seis Gosvāmīs de Vṛndāvana son sin
duda los más prominentes de todos.
Cabe mencionar aquí que Jīva Gosvāmī, el más joven pero también el más
prolífico de los Seis, no fue un discípulo directo de Śrī Caitanya en secreto y,
por tal razón, no llevaron a Śrī Jīva, quien era un niño pequeño. No obstante, el
niño se ocultó en las cercanías y observó mientras sus tíos y su padre
(Vallabha, el hermano menor de Rūpa y Sanātana) conversaban amorosamente con Śrī
Caitanya.
Este mismo encuentro clandestino, con especial atención a Jīva Gosvāmī,
es mencionado por Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura en su Navadvīpa-dhan Māhātmya.
En cierto sentido, podría cuestionarse por qué tal encuentro debería
considerarse relevante. Si Śrī Jīva era apenas un niño cuando vio a Śrī
Caitanya, puede decirse que el encuentro estuvo desprovisto de verdadero
significado. Pero Śrī Jīva, como Gopāla Bhaṭṭa, Raghunātha Dās y Raghunātha Bhaṭṭa,
quienes eran también muy jóvenes cuando se encontraron con Śrī Caitanya por
primera vez, decidieron dedicar sus vidas a la misión de saṅkīrtana. Ese era el efecto que Śrī Caitanya producía. Simplemente
con Su mirada, se conmovía el corazón de las personas y (sin importar la edad, la
casta o el credo) quedaban inundadas de genuina comprensión espiritual. En
consecuencia, el temprano encuentro de Jīva Gosvāmī con Śrī Caitanya se debe
considerar un acontecimiento significativo.
Para recapitular, excepto por este incidente con Jīva Gosvāmī, Śrī Caitanya
se encontró con los Seis Gosvāmīs en el orden siguiente: Primero, con Raghunātha
Dās con Rūpa y Sanātana en Rāmakeli; y, finalmente, con Raghunātha Bhaṭṭa en
Benares, camino a Vṛndāvana.
Aunque los pasatiempos de Śrī Caitanya están repletos de acontecimientos
místicos y de profundas revelaciones teológicas a las que no hemos aludido
siquiera, Sus respectivos encuentros con los Seis Gosvāmīs de Vṛndāvana
constituyen los acontecimientos más monumentales en la temprana historia de Su
movimiento. Pues fueron ellos quienes inicialmente dieron forma académica a las
enseñanzas incomparablemente profundas de Śrī Caitanya. De acuerdo con el
profesor Edward C. Dimock de la
Universidad de Chicago: “Los Seis Gosvāmīs produjeron entre
ellos más de 219 diferentes obras en sánscrito -es muy significativo que
escribieran en sánscrito- enlazando cada enseñanza de la escuela de Bengala
dentro de las tradiciones ortodoxas de la religión india”.
Es interesante el hecho de que, antes del Caitanya-caritāmṛita de Kṛṣṇa dās Kavirāja (es decir, antes de
comienzos del siglo XVll), no aparezca el concepto de “Seis Gosvāmīs” en si, en
ninguna de las biografías autorizadas de Śrī Caitanya. Murāri Gupta, acaso el
biógrafo más temprano, los menciona a todos excepto a Jīva Gosvāmī.
Vṛndāvan das Ṭhākura, otro biógrafo; temprano biógrafo, sólo menciona
a Rūpa y Sanātana. Kavi Karnapur, tanto en su poema biográfico como en sus
dramas, se refiere a Rūpa, Sanātana y Raghunātha Dās Gosvāmī. Puesto que la
concepción de los Gosvāmīs como unidad autoritativa no se desarrolló plenamente
sino hasta la época de Caitanya-caritāmṛita,
esta obra se basará principalmente en ese texto posterior. Aunque El Caitanya-caritāmṛita se refiere a los
Seis Gosvāmīs como un solo grupo, el calificativo real de Coi Gosoi (“Seis Gosvāmīs”)
se encuentra por primera vez en la poesía de Narottama Dās Ṭhākura. Poco
después se usó comúnmente en los escritos de Śrīnivasa Ācārya y de las
generaciones de devotos que lo siguieron. Las importantes contribuciones de
estos dos vigorosos vaiṣṇavas del
Siglo XVll serán también usadās como referencia a lo largo del texto.
Otra fuente de información es el Bhakti-ratnākara,
una importante obra bengalí del siglo XVlll. Sus quince capítulos examinan el
desarrollo del movimiento de saṅkīrtana
desde la época de Caitanya hasta el fin del siglo XVll. También se menciona
aquí, y es tal vez lo más importante para el presente trabajo, el depósito de
conocimiento trascendental disponible en los numerosos escritos de Śrīla
Bhaktivinoda Ṭhākura y de Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda,
sin cuya gracia y bendiciones esta obra sería un inútil desperdicio de papel.
Si han de sacrificarse árboles
en beneficio de esta obra, tan sólo oramos para que su sacrificio no sea en
vano. Śrī Caitanya enseño que el buscador espiritual debe ser más tolerante que
un árbol (taror api sahiṣṇunā), ya
que un árbol da sombra incluso a quien le corta las ramas. Pero, si pudiera, hasta
un árbol protestaría contra una gran parte de la literatura de hoy, por la que
vastos bosques son sacrificados. Tal explotación innecesaria del ambiente habla
directamente del estado del hombre moderno, que hace caso omiso de su
vinculación genética con todo lo que vive, árboles incluidos. Antes que “violar”
ecológicamente el mundo en que nosotros mismos debemos vivir, el hombre debería
considerar cuidadosamente el valor y la necesidad de la literatura que produce.
Orando sinceramente para que esta obra no contribuya inadvertidamente a esa
moderna indiferencia al promulgar aún sutilmente, puntos de vista materialistas,
empiezo por hacerme eco de las palabras de Śrīla Kṛṣṇa dās Kavirāja.
śrī-rūpa,
sanātana, bhaṭṭa-raghunātha
śrī-jīva, gopāla-bhaṭṭa, dāsa-raghunātha
ei chaya gurura karoṅ caraṇa vandana
yāhā haite vighna-nāśa, abhīṣṭa-pūraṇa
śrī-jīva, gopāla-bhaṭṭa, dāsa-raghunātha
ei chaya gurura karoṅ caraṇa vandana
yāhā haite vighna-nāśa, abhīṣṭa-pūraṇa
“Yo les oro a los pies de loto
de mis seis maestros espirituales instructores, Śrī Rūpa, Sanātana, Bhaṭṭa Raghunātha,
Śrī Jīva, Gopāla Bhaṭṭa y Raghunātha Dās -a fin de que todo impedimento a que
yo escriba esta literatura sea aniquilado y a fin de que el verdadero deseo de
todas las entidades vivientes se vea cumplido”.