¿Por qué
no nos sienta bien comer carne?
Artículo
obtenido de la revista mensual
Salud alternativa No. 25
1. Pruebas científicas
El consumo de carne debe abordarse desde
varios puntos de vista, ellos son:
el médico, el nutricional, el ético, el antropológico,
el espiritual y el kármico.
En esta entrega veremos los fundamentos
de las investigaciones
a nivel mundial que justifican, con
sobradas pruebas,
los daños orgánicos que causa la ingesta
de este alimento.
Durante
siglos, la mayor parte de la humanidad ha vivido con dietas vegetarianas. En
casi todos los países industrializados, la pasión por la carne no tiene más de
cien años. Esta comenzó con el camión frigorífico y la sociedad de consumo del
siglo XX. Pero aun así, en el siglo XXI, todavía el cuerpo del hombre no se ha
adaptado a comer carne. Según el científico sueco Karl von Linne, la estructura –interna y externa- del
hombre, comparada con la de otros animales, muestra que la fruta y los vegetales
constituyen su alimento natural.
Para el
ser humano, su alimentación ha sido una de sus necesidades básicas, por eso y
debido al incremento de la población, se ha tenido que maximizar la producción
de alimentos para satisfacer su creciente demanda.
Pera
lograrlo, muchas empresas que se dedican a la explotación ganadera han empezado
a utilizar elementos que favorecen o incitan el crecimiento, que se pueden
agrupar en: antibióticos, buffers, sustancias antiparasitarias, coccidiostatos,
metales pesados y anabólicos hormonales; de este último grupo, las
instituciones de muchos países solo comprueban el eietiletilbestrol y el zeranol.
Sin embargo, pasan por alto otras hormonas, como la testosterona, progesterona, benzoato de estradiol y sus derivados.
Resultado de las investigaciones
Muchas
organizaciones han demostrado científicamente que, después del tabaco y el
alcohol, el consumo de carne provoca la mayor cantidad de muertes en Europa
Occidental, los Estados Unidos y Australia. Veamos en qué se basa cada investigación
para afirmar que comer carne es nocivo para la salud…
Prueba
No. 1
Un grupo
de científicos realizó una investigación en 23 países y demostró que existe un
vínculo entre la dieta, el nivel de colesterol y las enfermedades cardíacas.
Cuando se ingiere más colesterol de lo que el cuerpo necesita (ocurre con una
dieta carnívora), este se acumula en las paredes interiores de las arterias,
pudiendo ocasionar hipertensión y enfermedades cardíacas.
Prueba
No. 2
Según
los nutricionistas vegetarianos, la recomendación diaria de proteína ha
disminuido de 150 gramos
–acordada hace 20 años- a sólo 45. Esta cantidad se ajustó ya que las proteínas
que se consumen en exceso, se pierden y pueden causar enfermedades serias como
cáncer y cardiopatías. Para obtener la cantidad necesaria no se precisa comer
carne, basta con una dieta rica en proteínas vegetales: leche, quesos,
legumbres secas –habas, garbanzos, lentejas, guisantes, soya-, nueces,
almendras, avellanas y cacahuetes.
Prueba
No. 3
Hasta
hace unos años, se creía que la carne, el pescado, el huevo y los productos lácteos
tenían proteínas completas –contienen los ocho aminoácidos que no produce el
cuerpo-, y que todas las proteínas vegetales eran incompletas y carecían de uno
o más de estos aminoácidos. Pero una investigación realizada en el Instituto
Karolinska de Suecia demostró que la mayoría de los vegetales, frutas,
semillas, nueces y cereales son excelentes fuentes de proteína completa, y además
son más fáciles de asimilar que la carne.
Una actitud de vida
Mientras
unos prosperan a expensas de nuestra salud haciendo campañas publicitarias a
favor del consumo de carne, el número de enfermedades y de muertes directamente
relacionadas con problemas del corazón, cáncer de colon, diabetes, afecciones
del hígado y los riñones, también crece. Lo triste y lamentable de tal
situación es que ya existe una solución preventiva y eficaz que implica un
rechazo a la carne como alimento y la adopción de un estilo de vida no violento
y sano, basado en los principios del vegetarianismo, que permite vivir con
salud… y dejar vivir a los demás.
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Cuando
se consume carne asada a la parrilla se ingiere una sustancia denominada
benzopireno que es carcinógena y que causa tumores de estómago y leucemias, y
su nocividad es equivalente a fumar 600 cigarrillos.
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Los
medicamentos y hormonas que se le dan al animal, y el estrés y temor a la
muerte que siente, pasan al consumidor humano en forma de antígeno que actúa
negativamente sobre el sistema endócrino y las hormonas.
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En
cuanto se mata un animal, su carne comienza a descomponerse; después de algunos
días, toma un color gris verdoso. La industria evita este aspecto, agregando
nitritos, nitratos y otras sustancias para darle a la carne un color rojo
intenso. Estos conservantes son desencadenantes de diferentes cánceres.
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La
ingestión de carne tratada con elevadas cantidades de clembuterol puede traer
graves consecuencias: alteraciones el las tiroides, disfunciones metabólicas,
intolerancia a la temperatura, dolores musculares, taquicardia, temblores y
dolores de cabeza.
Buenas razones para no consumir carne
Es la
principal productora de ácido úrico y, por consiguiente, causa reumatismo,
artritis, arteriosclerosis y muchas otras enfermedades.
Produce
putrefacción en el intestino que, poco a poco, intoxica la sangre, originando
otras afecciones.
Causa
mal aliento y sudor fétido.
Por la
gran cantidad de toxinas que contiene, excita el sistema nervioso y esta
excitación suele confundirse con la sensación de tener energía.
Con un
alto consumo de carne se está expuesto a la transmisión de diversos parásitos
(triquina, tenias, etcétera), así como de infecciones (tuberculosis y fiebre
aftosa, entre otras).
El
exceso de grasa que aporta la carne es la responsable de enfermedades cardiológicas
como el infarto, el colesterol y triglicéridos altos, y los diferentes tipos de
cánceres, en particular el de colon.
Incide
sobre la salud de los consumidores, por la acumulación de antibióticos y
hormonas (tetraciclina, nitrofuranos, clembuterol) en el organismo, donde se
comportan como sustancias tóxicas.
2. Razones éticas
y kármicas
Muchas personas que deciden hacerse
vegetarianos
no sólo tienen en cuenta las cuestiones
nutricionales,
sino que le dan especial relevancia a
otros fundamentos
tan o más importantes que los
estrictamente alimenticios.
Según
sostienen los estudios antropológicos, el ser humano no tiene nada en común con
los animales carnívoros, cuyas mandíbulas, sin molares como los nuestros,
disponen de dientes puntiagudos que les permiten desgarrar la carne. Además, su
estómago produce una concentración de ácido
clorhídrico diez veces mayor que la del ser humano. Por otro lado, sus
sistema digestivo es tres veces más corto que el nuestro, lo que hace que por
la acción de los ácidos gástricos eliminen rápidamente las toxinas de la carne
en estado de putrefacción (en el ser humano son absorbidas por la sangre y
pueden causar enfermedades por permanecer mucho tiempo en el intestino).
Por otra
parte, nuestro hígado, más pequeño que el animal, está constantemente estresado
debido a la presencia de un nivel de ácido úrico más alto que el normal.
Como
vemos, son muchos los factores orgánicos que nos diferencian de los animales
carnívoros. Pero no son –o no deberían ser- los únicos; también hay otras
razones que sólo el ser humano tiene la dicha de poder poner en práctica.
La cuestión kármica
De
acuerdo con la ley del karma, si
causamos dolor y sufrimiento a otros seres vivos, debemos soportar lo mismo a
cambio, ya sea tanto a nivel individual como colectivo. Cosechamos lo que
sembramos en esta vida y en la próxima. La naturaleza tiene su propia justicia.
Nadie puede escaparse de la ley del karma,
excepto aquellos que comprenden cómo funciona y pueden cumplir con ella.
Esto
significa que debemos ingerir alimentos que causen el menor sufrimiento posible
para satisfacer nuestras necesidades.
Una
pregunta metafísica muy común es: si todas las entidades vivientes son iguales
espiritualmente, entonces… ¿por qué es aceptable comer cereales o vegetales y
no carne? ¿No son acaso los vegetarianos culpables de matar vegetales?
Como
respuesta, se puede señalar que los alimentos que consumen los vegetarianos
(frutas, nueces, leche, miel y cereales) no requieren de ninguna matanza. Pero
aun en aquellos casos en que se quita la vida a una planta, el dolor provocado
es mucho menor que cuando se mata a un animal, debido a que el sistema nervioso
de la planta y su conciencia están menos desarrollados. Realmente, existe una
gran diferencia entre sacar una zanahoria de la tierra y matar un cordero.
Postura ética
Es la
que consideran muchas de las personas para volverse vegetarianas.
En un
ensayo titulado “Acerca de comer carne”, el autor romano Plutarco escribe sobre
la conducta de su maestro Pitágoras: Yo
me pregunto por qué gran accidente y en qué estado mental el primer hombre
utilizó su boca para desgarrar y llevar a sus labios la carne de una criatura
muerta. Y desafió: si dices que has
nacido para comer carne, entonces mata con tu propio esfuerzo lo que quieres
comer, hazlo sin la ayuda de armas ni cuchillos.
El biógrafo
Diógenes dijo que Pitágoras comía pan y miel por la mañana y vegetales por la
tarde. Incluso pagaba a los pescadores para que devolvieran los peces al mar, y
una vez dijo: ¡Oh compañeros!, no deis a
vuestros cuerpos comida pecaminosa. Tenemos manzanas y uvas que doblan las
ramas con su peso. Existen hierbas dulces y vegetales que pueden ser cocinados
y suavizados con el fuego, y nadie os raciona ni la leche ni la miel. La tierra
nos da una inmensa cantidad de inocentes alimentos, y nos ofrece banquetes que
no involucran derramamiento de sangre ni matanzas. Solo las bestias satisfacen
su hambre con carne, y ni siquiera todas ellas.
El punto de vista de la nutrición holística
Según todas
las doctrinas espirituales y/o religiones, la premisa es <no matarás>.
En base
a la ley del karma y atentos a la
alta contaminación que hoy en día presentan las carnes, es casi imposible
considerarla como un gran alimento, ya que existen otras fuentes nutritivas más
viables y seguras.
Se debe
comprender de una vez por todas que somos lo que comemos y que, por otra parte,
toda la problemática que actualmente sufre la sociedad, llámese miedo, pánico,
ira, agresión, etcétera, no es más que el resultado de comer el miedo y la alta
carga de adrenalina que invade todos los músculos de los animales.
La opinión de los grandes pensadores
Leonardo
Da Vinci
Realmente
el hombre es el rey de las bestias, porque su brutalidad excede la de ellas.
Vivimos de la muerte de otros, somos como cementerios andantes. Llegará el
momento en que el hombre verá el asesinato de los animales como ahora ve el
asesinato de los hombres.
Mahatma
Gandhi
La
grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en
que ellos tratan a sus animales. Yo siento que el progreso espiritual requiere
que en algún momento dejemos de matar a nuestras criaturas hermanas para la
satisfacción de nuestros deseos corporales.
Albert
Einstein
El
vegetarianismo, tan solo por su efecto físico en el temperamento humano,
influenciaría beneficiosamente a toda la humanidad.
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