En 1972, cuando Śrīla Prabhupāda residía en casa de Kārttikeya Mahadevia
en Bombay (India), ocurrió una mañana un incidente inusual. El secretario de
Prabhupāda, Śyāmasundara dāsa, y su sirviente, Śrutakīrti dāsa, habían llevado
a Prabhupāda a la playa de Chowpatti para que diese su paseo matutino. Śyāmasundara
había conducido el automóvil del señor Mahadevia, uno de aquellos Ambassador
negros tan populares en toda la India. Cuando todos estuvieron dispuestos para
regresar, Śyāmasundara se encontró con que no podía poner en marcha el motor.
Introdujo la llave en el contacto, pero ésta no giraba. Śyāmasundara intentó
apretándola, maldiciéndola y forzándola hasta que se frustró por completo.
—No funciona Śrīla Prabhupāda —dijo—. Voy a ir a buscar un taxi—. Salió
rápidamente del automóvil dejando a Śrīla Prabhupāda cantando japa con Śrutakīrti en el asiento
trasero. Pasados unos pocos minutos, dos caballeros hindúes vestidos con traje
y corbata se acercaron al automóvil, abrieron la puerta delantera y se
introdujeron en él. Śrutakīrti se alarmó, pero Śrīla Prabhupāda inició una
charla amistosa con ellos en hindi. Cuando uno de ellos introdujo su llave en
el contacto, arrancó el auto y comenzó a conducir, Śrutakīrti comprendió por
fin lo que había sucedido: ¡Śyāmasundara había llevado a Śrīla Prabhupāda a un
auto equivocado! Cuando los auténticos propietarios del Ambassador negro
escucharon la explicación de Śrīla Prabhupāda se sintieron honrados e
insistieron en conducir a Śrīla Prabhupāda de regreso a la residencia del señor
Mahadevia.
Śrutakīrti intentó disculparse por lo sucedido, pero uno de los
caballeros se volvió y contestó: —¡Oh no!, ésta es una oportunidad muy buena
para que le prestemos un pequeño sevā
a Swamiji.
Entonces Śrīla Prabhupāda comenzó a explicarles las bases del movimiento
para la conciencia de Kṛṣṇa y su misión a nivel mundial. Ellos escuchaban
atentamente.
Cuando llegaron al edificio de Mahadevia, Śrīla Prabhupāda los invitó a
tomar prasāda.
—No, tenemos que ir a la oficina. Pero muchas gracias, Swamiji.
—Sí, muchas gracias, Swamiji.
Tras este agradable incidente, Śrīla Prabhupāda comentó a su sirviente:
—Esta es la diferencia entre la
India y América. Si nos hubiéramos equivocado de automóvil en
América, hubiéramos tenido un gran problema.
Entrevista con Śrutakīrti dāsa
Śrīla
Prabhupāda repitió una anécdota similar en sus clases sobre una ocasión en que
él y sus discípulos caminaban a través del terreno de un campesino en Vṛndāvana.
El campesino salió junto con los miembros de su familia a recibir a Prabhupāda
y a expresarle que era un gran honor para él tener a Śrīla Prabhupāda caminando
por sus campos. Prabhupāda comparó esto a Occidente, donde hay carteles de «Cuidado con el perro», y donde hasta le
pueden disparar a un intruso.
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