Bg. 4.13 - Es un esfuerzo inútil tratar de cambiar lo que Kṛṣṇa ha creado



Clase de S.G. Vīrabahu Mahārāja
Bhagavad-gītā 4.13
Mendoza, Argentina, noviembre 2001
Enviado por Gustavo Medina
                                                                       
cātur-varṇyaṁ mayā sṛṣṭaṁ
guṇa-karma-vibhāgaśaḥ
tasya kartāram api mām
viddhy akartāram avyayam

“Según las tres modalidades de la naturaleza material y el trabajo asociado con ellas, Yo creo las cuatro divisiones de la sociedad humana. Y aunque Yo soy el creador de ese sistema, debes saber que no hago nada, pues soy inmutable”.

Esta noche vamos a leer varios significados de Śrīla Prabhupāda. El significado de este texto lo leímos la semana pasada. Es bastante largo, por eso no lo hemos repetido. Pero vamos a leer varios significados que tratan sobre el tema.

Kṛṣṇa nos está indicando en este texto del Bhagavad-gītā —está hablando de las divisiones de la sociedad— cómo Él ha creado algo. El hecho que Él diga que ha creado algo significa que es algo que está firmemente establecido, como todo lo demás que Dios ha creado en este mundo. Porque uno pudiera preguntarse de dónde vienen estas divisiones, cómo ocurrió todo. Y hay siempre una versión materialista y una versión teísta de las cosas. Podemos analizar todo.

Lo más común es pensar en la creación del mundo. Y todos sabemos muy bien que están las teorías teístas, es decir, que Dios creo el mundo. Entonces hay diferentes descripciones de eso, según las diferentes religiones;  pero básicamente el tema es el mismo: un Ser Supremo —dicen ellos, los que no conocen al Ser Supremo— ha creado el mundo. Y por otra parte, están tantas teorías de cómo se ha creado el mundo sin la intervención de Dios. Entonces, también hay esas descripciones. Y así, podemos analizar todo en la vida. Podemos cuestionarlo todo. De hecho, la humanidad en toda su historia lo ha cuestionado todo. Absolutamente todo ha sido cuestionado a lo largo de las épocas; y cosas que se creían incuestionables, en estas épocas se han cuestionado también. Absolutamente todo es cuestionado y, de igual modo, por lo menos, hay las dos versiones: las cosas vienen de la Suprema Personalidad de Dios (que nosotros sabemos que es Kṛṣṇa), o que vienen de alguna otra manera sin la intervención de la Divinidad Suprema —de una Divinidad Suprema, o de la Divinidad Suprema. Pero tantas otras teorías o ideas de cómo algo apareció. Y seguro que la sociología —en este tema que estamos tocando estas noches— tendrá una descripción de cómo se ha dividido la sociedad de tantas maneras, de la clasificación social que existe. Y con esta tendencia que tiene el hombre de cuestionarlo todo, la gente se revela en contra de esa clasificación. En épocas modernas, en tiempos recientes, ha habido tantos intentos de eliminar las divisiones sociales, las diferencias sociales. Hay una idea de poder eliminar las divisiones sociales.

Finalmente, todas estas ideas son producto de la tendencia a enseñorearse de la naturaleza material; de querer controlar la naturaleza material y adaptarla a nuestros deseos —a lo que son los deseos materiales, a los deseos de disfrute material. Cómo organizar el mundo de manera de poderlo disfrutar al máximo. Y hay personas que piensan que el mundo se disfruta mejor si ciertas cosas se reparten entre menos gente. Y hay otra gente que piensa que el mundo se disfruta mejor si todo se reparte entre todos. Entonces son como dos extremos, y habrá toda una gama intermedia entre cuál es el número de gente que debe disfrutar del mundo. Alguna persona piensa que tiene que ser él solo (el mundo es muy pequeño para mucha gente). Entonces, comienza desde ahí el asunto —alguien piensa que “realmente, ciertas cosas sólo yo puedo disfrutarlas”. E idean algún programa para eso. Y han tenido relativamente éxito. Si analizamos la historia de la humanidad, algunos de estos locos han logrado tener esa oportunidad de ser los únicos; de ser el único, de ser los únicos. Y así, de ahí en adelante, otros piensan que solos no es muy sabroso y empiezan a añadir a algunas personas —a una, a dos, a tres, a la esposa, los hijos, a los familiares. Entonces dicen, “el mundo es para nosotros”. Ya es un grupo más grande. Prabhupāda habla del egoísmo localizado y el egoísmo extendido. En realidad, todo es egoísmo. Depende de cómo nos veamos a nosotros mismos. Un aspecto del egoísmo localizado es decir que “yo soy el disfrutador”. Y ese mismo egoísmo, a veces, se ve alimentado por las extensiones de nuestro yo.

La mentalidad materialista un poco se describe en el Capítulo Dieciséis del Bhagavad-gītā: “el mundo está creado para mí”. Esa es la idea. El materialista piensa —es el colmo del egoísmo— que “el mundo está todo hecho para mí. Se ‘apaga’ cuando me duermo y se ‘enciende’ cuando me despierto. Incluso, si no se ‘apaga’ cuando duermo, es que están ocurriendo cosas que me van a distraer cuando me despierte (para yo enterarme). Todo lo que me rodea, todo lo que veo, todo lo que hay, de alguna manera, es para mí”. Entonces, todo es finalmente egoísmo. Eso es lo que ocurre con esta tendencia a enseñorearse. Lo que crece en el corazón, el sentimiento que hay en el corazón, cuando existe la tendencia a enseñorearse del mundo.

Y, claro, aparece Śrīla Prabhupāda y el movimiento Hare Kṛṣṇa. Aparece Śrīla Prabhupāda con el Śrīmad-Bhāgavatam y el Bhagavad-gītā para hacernos cambiar, hacernos ver que ése no es el camino de la felicidad. Porque finalmente todo ese asunto es creer que así vamos a ser felices. Y hay tantas generaciones de seres humanos que han tratado y todavía no hemos conseguido a nadie que lo haya logrado. Sin embargo, nosotros pensamos que vamos a ser los primeros: “Nosotros sí”. De alguna manera, pensamos que nosotros sí. Pero no tenemos ninguna experiencia de alguien que haya logrado eso. De que se pueda ser feliz de esa manera, enseñoreándose del mundo material. Entonces, Śrīla Prabhupāda ha traído el conocimiento del Bhagavad-gītā y el Śrīmad-Bhāgavatam para explicarnos que debemos aprender qué es lo que Kṛṣṇa ha creado y vivir con ello —eso es muy importante—; que es un intento inútil, un esfuerzo inútil, el tratar de cambiar lo que Kṛṣṇa ha creado.

Y de eso se trata este verso también: hay una organización social, cātur-varṇyaṁ mayā sṛṣṭaṁ guṇa-karma-vibhāgaśaḥ. Gua. Gua son las cualidades, las modalidades. Hay unas influencias. Es impresionante, por ejemplo, en la cocina —cuando se cocinan preparaciones, cuando se cocina algún plato— cómo una combinación de varias especias puede saber tan diferente según las proporciones que se ponga de cada una de ellas. Todos tenemos experiencia de esto. Incluso una sola especia, la sal o el azúcar, cómo diferentes cantidades de sal y azúcar hacen que las cosas sepan tan diferente. Entonces así, hay sólo tres modalidades de la naturaleza material pero diferentes combinaciones. Diferentes cantidades de ellas. Y según esas cantidades dentro de cada uno de nosotros, según esas influencias, cada uno de nosotros tiene diferentes tendencias. Y he querido en estas noches hacer ver que ha sido un gran error el pensar que tenemos que cambiar. O ha sido un gran error, hemos identificado mal qué es lo que tenemos que cambiar en nosotros.

En nuestra relación con el movimiento Hare Kṛṣṇa, en nuestra relación con las enseñanzas de Śrīla Prabhupāda, el primer impulso, el primer incentivo que uno siente es el de cambiar, de hacer cambios. Pero ha ocurrido con mucha frecuencia que malinterpretamos qué es lo que hay que cambiar. Y Śrīla Prabhupāda nos repetía la instrucción de Śrī Caitanya Mahāprabhu. Hay muchos lugares en los que Śrīla Prabhupāda menciona... algunos de ustedes habrán escuchado de una conversación muy famosa entre Śrī Caitanya Mahāprabhu y Śrīla Rāmānanda Rāya. ¿Quién ha escuchado esa famosa conversación? Rāmānanda Samvada, se llama: “La conversación con Rāmānanda”. Es una sección muy, muy importante de la filosofía de conciencia de Kṛṣṇa. Es un aspecto sumamente importante de la filosofía de conciencia de Kṛṣṇa. Es una conversación muy importante desde muchos puntos de vista. Uno de los aspectos que Śrīla Prabhupāda nos hacía ver es cómo Śrī Caitanya Mahāprabhu se puso en la posición de un discípulo, y puso a Rāmānanda Rāya como maestro espiritual para de ese modo pasar por encima, ponerse por encima, trascender, el varṇāśrama —esta organización social. Esta organización social (que es dada por Kṛṣṇa) tiene por objeto conservar el orden dentro de la sociedad, y que la gente viva de acuerdo con sus tendencias y de acuerdo con la religión. Y pueda muy bien adelantar en la vida espiritual, progresar en su vida y hacer adelanto espiritual —que es lo principal. Que puedan alcanzar la perfección de la vida.

Pónganse a pensar en este asunto de la perfección de la vida. Todos queremos —todos quisiéramos— saber que hemos hecho lo mejor con nuestra vida: alcanzar la perfección. Pónganse a pensar lo que ustedes han creído que es la perfección y pónganse a pensar por un momento qué será que la gente piensa que es la perfección.

Tanta gente muere todos los días, lo cual marca el final. Y todos tenemos que enfrentarnos con esa idea de que hay un final. Muy importante eso. Todos tenemos experiencia de que cuando hay un límite... por ejemplo, vamos a suponer que estén rindiendo un examen o llenando una planilla y tienen “x” tiempo (un tiempo limitado) para hacer eso. Hay una gran diferencia entre si tienen un tiempo limitado para hacerlo o si tienen todo el tiempo que quieren para hacerlo. Es muy diferente. Entonces, el hecho que exista un límite es muy importante. Y el límite, además, es un límite muy escabroso. El límite es la muerte. Porque, claro, cualquier otro límite... uno tiene una hora para contestar algo pero después de la hora, está bien, uno entrega el papel y pase lo que pase, de todos modos, después sigue la vida. Pero cuando llega este otro límite...

Prabhupāda habla de eso en el Bhagavad-gītā. Él tuvo una experiencia. Supo de alguien, y en otros lugares Prabhupāda dice incluso quién era la persona. Aquí no dice específicamente quién es pero en otro lugar Prabhupāda especifica quién fue la persona —el famoso ejemplo de un hombre importante que tenía una serie de planes que realizar y le informaron que pronto iba a morir. Entonces, Prabhupāda cuenta cómo él le pidió al médico que le diera cuatro años más. Lo que necesitaba eran solamente cuatro años más y el médico le tuvo que decir que eso no estaba en su poder. Prabhupāda dice, “ni cuatro segundos más (está en manos de nadie)”. Cuando hay un límite, eso indica que el tiempo que tenemos se vuelve muy valioso, muy importante. Si uno tiene todo el tiempo del mundo, entonces, el tiempo no vale nada. Pero cuando uno tiene un tiempo limitado, se vuelve muy importante. El asunto es que va a llegar el final y queremos estar seguros que hicimos todo lo que teníamos que hacer. Que aprovechamos esta oportunidad —la vida humana.

Y cuando hablamos así, eso suena como la misión de gente muy importante, de gente destacada, de un prócer. Por ejemplo: de un prócer de la independencia, una figura importante del país. O una persona que se siente con una misión mundial: en estos días, estábamos conversando sobre la Madre Teresa y su vínculo con la India, y su relación con la cultura hindú y su no-relación con la cultura hindú. Y cuando oímos de esto de aprovechar la vida, de que hagamos aquello para lo que fuimos creados y cosas así, suena como que “eso es para otra gente porque yo soy una persona ordinaria y no tengo nada importante que hacer. ¿Qué es lo que yo tengo que hacer?”. Entonces, debemos analizar eso. En realidad, todos quisiéramos saber que hemos aprovechado la vida, y no significa que tenemos que realizar una obra maravillosa o grandiosa. Significa que tenemos que conseguir nuestra posición, alcanzar nuestra posición natural. Tenemos que identificarnos, entender nuestra posición eterna. Lo que tenemos que hacer en esta vida es volvernos eternos. Eso es lo que debemos hacer —volvernos eternos. Que es justamente lo que quisiéramos. ¿Cómo es que sentimos ese deseo de eternidad? En el deseo que tenemos de no morir. O sea, es como una gran contradicción porque no queremos morir y, claro, queremos quedarnos. Pero siempre con la esperanza de que las cosas van a mejorar. Y en la Argentina, en particular, ya tenemos mucha experiencia de ese programa —el programa de que las cosas van a mejorar.

¿No le han escrito un tango a eso? Seguramente habrá un tango para ese asunto de que las cosas van a mejorar.

[Devotos responden]: Sí, hay...

Śrīla Vīrabahu: Sí, tiene que haber, ¿no?

Devotos: “Cambalache”.

Śrīla Vīrabahu: ¿Cómo...?

Devoto: “Cambalache”.

Śrīla Vīrabahu: ¿Qué es eso?

Devoto: Es el tango... [Risas]

Śrīla Virabahu: ¿Se llama “Cambalache”? ¿Quién lo canta?

Devoto: Discépolo, creo que lo canta.

Śrīla Vīrabahu: Pero digo, ¿usted lo sabe? ¿Puede cantarlo…? [Risas] Ok, ¡él va a cantar!
¿Dice que va a haber cambios?

Devoto: Dice, “Siglo veinte cambalache problemático y febril/ el que no llora no mama y el que no afana es un gil/ dale que va, dale nomás, que allá en el horno nos vamo’ a encontrar/ da lo mismo el que labura noche y día como un gil/ que el que vive de las minas, que el que afana, que el que tima o está fuera de la ley...”

Śrīla Vīrabahu: ¡Hare Kṛṣṇa! [Risas]... Bhakta (nombre del devoto no se escucha) no sabemos qué es lo que va hacer todo el día hoy; creo que está oyendo la radio... [Risas]… Al menos lo puede usar en conciencia de Kṛṣṇa.

Devoto: Justo salí de mi casa y mi padre estaba escuchando todo eso...

Śrīla Vīrabahu: ¿Y se lo aprendió de inmediato...? [Risas] Śruti-dar, ¿no? Śruti-dar es que, —¿cómo es que se llama? Śruti-dar: que lo oye una vez y se lo recuerda.

Bueno, gracias por decirnos el tango, el “Cambalache”.

Así que todos sabemos que es una vana esperanza que las cosas van a cambiar. ¿Qué tanto pueden cambiar? También debemos pensar en eso. Entonces, todo eso es ilusión; por eso hablábamos de māyā. Māyā significa que es todo una ilusión. Esa idea de que va a cambiar. Incluso si cambia, ¿cuán bueno se puede poner todo que queramos estar ya para siempre acá? Eso debemos analizar: cuán bueno puede ser todo que queramos siempre estar. Y de todos modos, duḥkhālayam aśāśvatam, dice el Bhagavad-gītā. Muy bonito como Prabhupāda explica eso. Dice que, primero que este mundo en realidad nunca va a estar bien (duḥkhālayam). Duḥkha: siempre tiene sufrimiento, siempre está lleno de perturbaciones y sufrimiento. Y Prabhupāda... Me impresionó mucho como explicó eso, ese duḥkhālayam aśāśvatam. Él dice, —fíjense cómo uno piensa, ¿no?— por esa misma tendencia que queremos vivir para siempre y no queremos morir; por ese miedo a morir, por no querer morir, pensamos “sí, sí, es verdad, el mundo está lleno de sufrimiento pero así lo acepto. Yo lo acepto así. No me importa. Lo quiero con todo y sus defectos”. Entonces, Prabhupāda explica: “Aunque usted lo acepte, duḥkhālayam aśāśvatam —de todos modos, es temporal”. Aunque usted lo acepte, todo se está deteriorando y se está acabando; y de todos modos, se va a acabar. El mundo se va a acabar. Así que ni siquiera tenemos esa oportunidad, de que podemos conformarnos: “bueno, yo me conformo con un mundo así de imperfecto”. Pero aunque uno quiera conformarse, igual lo va a tener que dejar. Aśāśvatam, es temporal.

Así que estamos forzados a tener que pensar en el final, nos guste o no nos guste. Pero podemos sentirnos optimistas. Verlo desde el punto de vista desde el cual lo empecé a ver: que, menos mal, que no vamos a estar en este mundo permanentemente. Porque no es un mundo perfecto de ninguna manera. No es un mundo feliz. Hay un libro que se llamaba así, “Un Mundo Feliz”. Famoso libro con cierto tinte... Aldous Huxley. ¿No conocieron eso? Es muy famoso ese libro, “Un Mundo Feliz”. (1) Pero no hay tal cosa. El mundo feliz es el mundo espiritual. Pero en el mundo material, volvernos felices no es posible.

Entonces, este verso —y Śrīla Prabhupāda— nos enseña que tenemos ciertas características que proceden de la naturaleza material. Las cualidades de la naturaleza material nos imprimen una serie de características y no tenemos por qué luchar contra eso que somos. Como estas cosas no se conocen, —como no se sabe que Kṛṣṇa creó la clasificación social— de un modo artificial se trata de cambiar el asunto social. Mencionamos esto muchas veces, —hoy hemos mencionado un poco eso— cómo se trata de eliminar los estratos sociales. La gente se revela contra las diferencias sociales. Por supuesto, porque se han degenerado y se han vuelto emblemas de explotación o instrumentos de explotación. Pero cuando la sociedad sigue su orden natural, el orden natural creado por Kṛṣṇa, la vida es muy apacible y muy provechosa. Muy productiva para todos los seres humanos, para todos los habitantes, para todos los animales, para todas las entidades vivientes.

Entonces, este verso nos indica que no tenemos que cambiar. No tenemos que, básicamente, cambiar lo que somos. Y Śrīla Prabhupāda, cuando hablaba de este movimiento de conciencia de Kṛṣṇa y de lo que le estamos dando a la humanidad, a la gente, citaba esta instrucción de Caitanya Mahāprabhu —que en realidad, es un texto que Rāmānanda Rāya en esa famosa conversación recitó. Śrīla Rāmānanda Rāya recitó este texto del Décimo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam: jñāne prayāsam udapāsya namanta eva jīvanti san-mukharitāṁ bhavadīya-vārtām sthāne sthitāḥ... Sthāne sthitāḥ es “quédese ahí, no se mueva”. Sthāne significa “quieto”, “quédese ahí, no se mueva”. Śruti-gatāṁ tanu-vāṅ-manobhir ye prāyaśo ’jita jito ’py asi tais tri-lokyām. “No es necesario cambiar...” Aquí no está la traducción; Prabhupāda lo parafrasea en dos lugares. La traducción está en otras partes. Es un texto del Décimo Canto [SB 10.14.3]. El Señor Brahmā dice esto. Y en esta conversación de Rāmānanda Rāya con Śrī Caitanya Mahāprabhu, Śrī Caitanya Mahāprabhu le estaba preguntando finalmente qué era lo más importante en la vida; cuál era la meta de la vida. Y Śrīla Rāmānanda Rāya empezó a describir diferentes aspectos de la vida humana de acuerdo con las Escrituras. Empezó a citar diferentes textos, y Caitanya Mahāprabhu le decía, “Mmm, eso está bien, pero algo más..., hay algo más que eso”. Y finalmente, cuando llegó a este texto es que Śrī Caitanya Mahāprabhu empezó a estar complacido. Dijo, “ahora sí”.

“No es necesario cambiar” —Prabhupāda siempre decía, “cambiar la posición de uno”. Entonces, en este texto el Señor Brahmā dice que nadie tiene por qué cambiar la situación en la que se encuentra. La canción nos decía eso hoy (2): gṛhe thako vane thako... ¿cómo decía? Gṛhe thako, vane thako, na thake janjal: “Ahora mis queridos amigos, rechacen todas las enmarañadoras trampas de māyā. Si son casados, quédense en casa...” Ése es el punto. Sthāne sthitāḥ śruti-gatāṁ: “No es necesario cambiar de residencia ni abandonar los deberes prescritos…” ¿Qué es lo necesario entonces? Śruti-gatāṁ: “Basta con prestar oído a las palabras de las almas iluminadas que propagan el mensaje del Señor. El movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa se basa en ese principio; estamos abriendo centros por todo el mundo para dar a todos la oportunidad de escuchar el mensaje de Kṛṣṇa y que de este modo puedan ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios.” [Śrīmad-Bhāgavatam 4.24.69, significado]

¡Śrīla Prabhupāda ki! ¡Jay!

Ese era el significado de Prabhupāda. Muy importante verso:

jñāne prayāsam udapāsya namanta eva
jīvanti san-mukharitāṁ bhavadīya-vārtām
sthāne sthitāḥ śruti-gatāṁ tanu-vāṅ-manobhir
ye prāyaśo ’jita jito ’py asi tais tri-lokyām

Hay otro lugar donde lo vuelve a mencionar Prabhupāda. El texto del Bhāgavatam dice [SB 4.30.33]: “Querido Señor...” Los Pracetās, un grupo de devotos, le hablan a Kṛṣṇa y le dicen, “Te pedimos que mientras tengamos que permanecer en este mundo debido a nuestra contaminación material...” Así que esa es nuestra situación. Nos damos cuenta: obviamente estamos contaminados, así que tenemos que estar aquí. Este es el lugar que nos hace juego. A aquí pertenecemos, por nuestra mentalidad. Así que, “mientras tengamos que permanecer en este mundo debido a nuestra contaminación material vagando de un cuerpo a otro y de un planeta a otro, te pedimos que podamos estar en compañía de aquellos que se ocupan en comentar Tus pasatiempos. Te oramos para que nos concedas esa bendición vida tras vida, en distintas formas corporales y en distintos planetas”.

Significado por Śrīla Prabhupāda: “Ésa es la mejor bendición que un devoto puede pedir del Señor Supremo. Así lo confirma también Śrī Caitanya Mahāprabhu: sthāne sthitāḥ śruti-gatāṁ tanu-vāṅ-manobhir (citando el Śrīmad-Bhāgavatam). La posición en que nos encontremos puede ser una u otra según nuestro destino, pero en todo caso debemos continuar escuchando las actividades y pasatiempos del Señor Supremo, sin tener en cuenta las circunstancias. El devoto puro no ora pidiendo la liberación, o el cese del ciclo de nacimientos y muertes, ya que no considera que eso sea importante. Para el devoto, lo más importante es tener la oportunidad de escuchar los pasatiempos y las glorias del Señor. Los devotos que se ocupan en el servicio del Señor en este mundo, tendrán la misma oportunidad también en el mundo espiritual. De este modo, el devoto ve el mundo espiritual en todas partes, pues allí donde pueda escuchar o cantar los pasatiempos del Señor, el Señor está presente en persona.

Tatra tiṣṭhāmi nāradayatra gāyanti mad-bhaktāḥ...” Este es un famoso texto. Creo que el Señor Jesucristo había dado esta misma afirmación. Entonces, Kṛṣṇa hace esta afirmación en el Purāṇa. Tatra tiṣṭhāmi nārada: “Mi querido Nārada”, yatra gāyanti mad-bhaktāḥ, “Yo Me encuentro donde Mis devotos están cantando Mis glorias”. Creo que el Señor Jesucristo también...

Devoto: “Donde uno o más se reúnan en Mi nombre, ahí estaré Yo”.

Śrīla Vīrabahu: Entonces, igualmente: Tatra tiṣṭhāmi nāradayatra gāyanti mad-bhaktāḥ. Si los devotos puros se reúnen para cantar, escuchar y hablar acerca de la Suprema Personalidad de Dios, el lugar en que se reúnen se vuelve Vaikuṇṭha. El devoto no necesita orar al Señor pidiéndole la elevación al mundo Vaikuṇṭha. El devoto puro puede convertir cualquier lugar en Vaikuṇṭha o Vṛndāvana mediante el sencillo método de cantar sin ofensas las glorias del Señor. Los Pracetās oran pidiendo una oportunidad de escuchar las glorias del Señor en toda forma de vida (bhāve bhāve). Aunque la entidad viviente transmigra de un cuerpo a otro, el devoto no está particularmente deseoso de detener ese proceso. Caitanya Mahāprabhu ora: mama janmani janmanīśvare bhavatād bhaktirahaitukī tvayi: ‘Mi querido Señor, que pueda estar vida tras vida fijo en Tu servicio devocional’. Por humildad, el devoto no se considera merecedor de la elevación al mundo espiritual. Siempre se considera contaminado por las modalidades de la naturaleza material. Tampoco tiene necesidad de pedir la liberación de las modalidades de la naturaleza material. El servicio devocional se encuentra de por sí en la posición trascendental; por lo tanto, no tiene sentido pedir esa ventaja especial. La conclusión es que el devoto puro no está ansioso por detener el ciclo de nacimientos y muertes, sino que su deseo es siempre estar en compañía de otros devotos que se ocupen en cantar y escuchar las glorias del Señor”.

¡Śrīla Prabhupāda ki! ¡Jay!

El siguiente texto dice: “Frente a un sólo instante en compañía de un devoto puro, ni la elevación a los planetas celestiales, ni la fusión en la refulgencia Brahman, en un estado de liberación completa, tienen el menor valor. Para las entidades vivientes que están destinadas a abandonar el cuerpo y morir, la relación con devotos puros es la bendición más grande que existe”. [Śrīmad-Bhāgavatam 4.30.34]

Entonces, es una gran lección esto que hemos leído hoy, saber que no es que tenemos mucho que cambiar. Pero especialmente nuestra ocupación... tenemos con nuestro destino, con nuestras circunstancias particulares, con nuestras habilidades y defectos personales, nos encontramos con una situación específica. Entonces, debemos aceptarla. Aceptar esa ocupación. Sthāne sthitāḥ, “quédese ahí, no se mueva”. Eso es lo que decía Prabhupāda, —no hay que hacer ningún cambio. Quédese ahí, no se mueva. Lo que hay que cambiar es la conciencia con la que uno ve las cosas. Como se nos acaba de decir, no queremos ni siquiera la liberación. No queremos ni siquiera tratar de que no vayamos a volver a nacer. Esa no es la idea. La idea es que en cualquier circunstancia en que estemos hagamos lo que tenemos que hacer, y es que en esas circunstancias seamos sirvientes de Kṛṣṇa. Eso es lo que decía Caitanya Mahāprabhu: ahaitukī... bhakti, “que Yo pueda tener la oportunidad de hacer servicio sin condiciones, sin imponer condiciones”. Ahaitukī; sin etuetu es causa. Sin causa. “Quiero Tu servicio devocional sin condiciones”. Simplemente quiero prestar servicio porque esa es mi naturaleza, la de prestar servicio, y quiero estar ocupado en el servicio de Kṛṣṇa.

Muy brillante exposición que hizo Prabhupāda en la Introducción del Bhagavad-gītā, explicando cómo el servicio es innato a toda entidad viviente. Cómo no es posible no estar sirviendo en todo momento. Lo único que cambia es a quién servimos. Eso es lo único que puede cambiar. Lo único que podemos escoger es a quién servimos pero servir, estamos todo el tiempo sirviendo. Y Prabhupāda da un ejemplo que es el que se ve. Este es uno de los países donde mejor hubiera caído ese ejemplo —el ejemplo que Prabhupāda da—: cuando no tenemos a nadie a quién servir, servimos a un perro. La historia de la Argentina: cuando no tenemos a nadie a quien servir, servimos a un perro. Entonces, todo el tiempo tenemos que estar sirviendo. Muy brillante explicación que Prabhupāda hizo; un estudio, un análisis muy preciso de cómo el servicio lo encontramos en todo ser viviente. Y que cuando creemos que no estamos sirviendo a nadie estamos sirviendo a nuestros sentidos. Porque nosotros no somos los sentidos, y tenemos que servirlos. Prabhupāda nos demuestra cómo continuamente estamos obedeciendo los mandatos de los sentidos. Tan pronto un sentido pide algo, incluyendo la mente, inmediatamente nos dejamos llevar; queremos satisfacer cualquier cosa que los sentidos nos piden.

Entonces, continuamente somos esclavos de tantas circunstancias, estamos siendo movidos por tantas circunstancias. De modo que el devoto prefiere escoger el mejor amo, y de esa manera se vuelve sirviente del sirviente del sirviente. El devoto quiere buscar a un devoto a quien servir. Ya que de esa manera sabemos que estamos sirviendo a Kṛṣṇa. Kṛṣṇa recibe el servicio personal a través de las Deidades y a través de Sus devotos. En el Tercer Canto del Śrīmad-Bhāgavatam hay un texto justamente... ¿dónde está eso...? Y con eso vamos a terminar por esta noche y seguiremos en una siguiente oportunidad. Todavía tenemos mucho más que leer...

“Yo no disfruto de las oblaciones que los sacerdotes ofrecen en el fuego del sacrificio, que es una de Mis propias bocas, con el mismo deleite con que saboreo las exquisiteces rebosantes de ghi que se ofrecen a las bocas de los brāhmaṇas que Me han dedicado los resultados de sus actividades y que se sienten siempre satisfechos con Mi prasāda” [Śrīmad-Bhāgavatam 3.16.8]. Muy bonito cómo Kṛṣṇa explica la importancia...

“Yo no vacilaré en cortar Mi propio brazo” —dice Kṛṣṇa— “si descubro que su comportamiento es enemistoso contra ustedes (contra los devotos)”. Está hablándole a los devotos, a los Kumāras en este caso. Kṛṣṇa dice que, “si Yo veo que Mi brazo es hostil con los devotos, estoy dispuesto a cortármelo” [SB. 3.16.6]. Hay una serie de versos aquí explicando lo que Kṛṣṇa siente.

“Por ser Yo el servidor de Mis devotos, Mis pies de loto se han vuelto tan sagrados que de inmediato anulan todo pecado, y he adquirido un talante tal que hace que la diosa de la fortuna no Me quiera dejar, a pesar de que no siento apego por ella...”.

Podemos entenderlo muy bien entre hombres y mujeres, este asunto. Muy claro, ¿no? La diosa de la fortuna está atraída a Kṛṣṇa y Kṛṣṇa no está interesado en ella. Y sin embargo, dice que Él ha adquirido un valor tal por servir a Sus devotos que de todos modos la diosa de la fortuna no lo quiere dejar.

Otro nombre de la diosa de la fortuna es Cañcali. Esa palabra la encuentran en el Bhagavad-gītā. ¿Alguien recuerda? Cañcalam hi manaḥ kṛṣṇa [Bg. 6.34], ¿qué significa?

Devoto: Que es inestable la naturaleza...

Śrīla Vīrabahu: ¿Quién...?

Devoto: Lakṣmī...

Śrīla Vīrabahu: No. Cañcalam hi manaḥ kṛṣṇa...

Devoto: ¡La mente!

Śrīla Vīrabahu: ¿Quién dijo…? ¡La mente, claro que sí! Cañcalam hi manaḥ kṛṣṇa [Bg. 6.34]. ¿Qué es lo que está diciendo Arjuna ahí? Se estaba quejando, ¿no? ¿Qué dijo? Que “controlar la mente me parece más difícil que controlar el viento”. Eso es cañcala. Cañcali. Imagínense cuán difícil es... Entonces, la diosa de la fortuna se llama Cañcali. Y ustedes ven: un día se tiene y un día no. Eso es Cañcali. ¿Cuántas veces hemos visto? Hay tantas fortunas que se han perdido a veces, en una noche. ¿No es así? En un casino. Entonces es así, en un segundo… Cañcali. Sin embargo siempre está con Kṛṣṇa. De ahí no se mueve; aunque ella es Cañcali y de todos los demás se va, pero de Kṛṣṇa está ahí y no se mueve. Así que Él dice, piensa en la relación que tiene con Sus devotos y dice, “eso pasa por Yo haberme vuelto devoto de Mi devoto. Por Yo servir a Mi devoto, ahora Yo valgo mucho, y ella no me quiere dejar”.

Entonces, vamos a leer el texto otra vez: “Por ser Yo el servidor de Mis devotos, Mis pies de loto se han vuelto tan sagrados que de inmediato anulan todo pecado, y he adquirido un talante tal que hace que la diosa de la fortuna no Me deje, a pesar de que no siento apego por ella y que otros alaban su hermosura y se someten a votos sagrados para asegurarse aunque sólo sea un ligero favor de su parte” [Śrīmad-Bhāgavatam 3.16.7]. La gente hace tantos esfuerzos, tantos sacrificios, para que la diosa de la fortuna al menos les haga un ligero favor, un pequeño favor... Y sin embargo, en el caso de Kṛṣṇa... Todo esto indica cuál es la posición de los devotos. Está mucho más allá de lo que podemos imaginar. ¿Y qué es lo que convierte a alguien en ese devoto? ¿Qué es lo que convierte a alguien en un devoto? Uno puede pensar en tantas cosas, y este texto nos ha dicho śruti-gatāṁ. ¿Qué es lo que hace que alguien sea ese devoto? Que siempre está interesado en glorificar a Kṛṣṇa y escuchar la glorificación de Kṛṣṇa —como Prabhupāda habló de estas reuniones, de reunirse.

¡Y todavía no hemos llegado al tema que yo quiero tocar! Así que vamos a tener que esperar otra reunión más... [Devotos]: ¡Jay!

Śrīla Vīrabahu: ...para que podamos llegar al punto; que creo que la siguiente vez, sí llegamos. Ya estamos más cerca…

NOTAS:
(1) En 1932 el escritor inglés Aldous Huxley publica “Un mundo feliz”, obra en la que describe una sociedad futura cuyos habitantes viven un mundo ilusorio, reducidos a la condición deshumanizada de robots.

(2) Dalalera-gītā: “La Canción del Comisionista”, de Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura, entonada antes de la clase.


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