Bg. 4.6-9 - Debemos aplicar nuestro esfuerzo en atraer la misericordia de Dios



Clase de S.G. Vīrabahu Mahārāja
Bhagavad-gīta 4.6-9
Buenos Aires, enero de 1991

Enviado por Gustavo Medina


Vamos a leer hoy el Bhagavad-gītā. Y vamos a leer del Capítulo Cuatro, titulado “El Conocimiento Trascendental” del texto 6 en adelante, varios textos de este Capítulo —del 6 al 9.

Un tema muy importante para los que estamos en el sendero de la vida devocional, especialmente.

oṁ namo bhagavate vāsudevāya [repite tres veces]

El Bhagavad-gītā tal como es, presentado y comentado por Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda.

El texto 6 de este Capítulo Cuatro dice, en sánscrito:

ajo ‘pi sann avyayātmā
bhūtānām īśvaro ’pi san
prakṛtiṁ svām adhiṣṭhāya
sambhavāmy ātma-māyayā

Kṛṣṇa le habla a Arjuna ahí. Dice:

“Aunque soy innaciente y Mi cuerpo trascendental nunca se deteriora, y aunque soy el Señor de todas las entidades vivientes, aun así aparezco en cada milenio en Mi trascendental forma original”.

El texto 7 dice:
                                                              
yadā yadā hi dharmasya
glānir bhavati bhārata
abhyutthānam adharmasya
tadātmānaṁ sṛjāmy aham

“Cuando quiera y dondequiera que haya una declinación en la práctica religiosa, ¡oh, descendiente de Bharata!, y un aumento predominante de la irreligión, en ese entonces Yo mismo desciendo”.

Texto 8:

paritrāṇāya sādhūnāṁ
vināśāya ca duṣkṛtām
dharma-saṁsthāpanārthāya
sambhavāmi yuge yuge

“Para redimir a los piadosos y aniquilar a los infieles, así como para restablecer los principios de la religión, Yo mismo aparezco milenio tras milenio”.

Texto 9:

janma karma ca me divyam
evaṁ yo vetti tattvataḥ
tyaktvā dehaṁ punar janma
naiti mām eti so ’rjuna

“¡Oh, Arjuna!, aquel que conoce la naturaleza trascendental de Mi aparición y actividades, al abandonar este cuerpo no vuelve a nacer de nuevo en este mundo material, sino que alcanza Mi morada eterna”.

Vamos a leer este significado (del verso 9) de Śrīla Prabhupāda, que explica todos estos textos que hemos leído.

El descenso del Señor desde su morada trascendental ya se explicó en el verso seis. Aquel que puede entender la verdad de la aparición de la Personalidad de Dios ya está liberado del cautiverio material, y, por ende, regresa al Reino de Dios inmediatamente después de dejar el presente cuerpo material. Que la entidad viviente se libere del cautiverio material no es fácil en absoluto. Los impersonalistas y los yogīs logran la liberación, únicamente después de muchas dificultades y muchísimos nacimientos. Incluso entonces, la liberación que logran —el fundirse en el brahmajyoti impersonal del Señor— es únicamente parcial, y existe el riesgo de regresar a este mundo material. Pero el devoto, por el simple hecho de entender la naturaleza trascendental del cuerpo y las actividades del Señor, alcanza la morada del Señor después de terminar con este cuerpo, y no corre el riesgo de regresar a este mundo material. En El Brahma-saṁhitā (5.33) se afirma que el Señor tiene muchísimas formas y encarnaciones: advaitam acyutam anādim ananta-rūpam. Aunque existen muchas formas trascendentales del Señor, aun así son la misma y única Suprema Personalidad de Dios. Uno tiene que entender este hecho con convicción, aunque a los eruditos mundanos y filósofos empíricos les resulte incomprensible. Como se dice en los Vedas (Puruṣa-bodhinī Upaniṣad):

eko devo nitya-līlānurakto
bhakta-vyāpī hṛdy antarātmā

“Con muchísimas formas trascendentales, la única Suprema Personalidad de Dios está eternamente activa, en relaciones con Sus devotos puros”. Esta declaración védica la confirma el Señor personalmente en este verso del Gītā. Todo aquel que acepte esta verdad —al amparo de la autoridad de los Vedas y de la Suprema Personalidad de Dios— y que no pierda el tiempo en especulaciones filosóficas, alcanza la etapa más elevada y perfecta de la liberación. Por el simple hecho de aceptar esta verdad en base a la fe, uno puede lograr la liberación sin ninguna duda. La versión védica tat tvam asi se aplica de hecho en este caso. Cualquiera que entienda que el Señor Kṛṣṇa es el Supremo, o que le dice al Señor: “Tú eres el Brahman Supremo, la Personalidad de Dios”, es seguro que se libera instantáneamente y, en consecuencia, su participación de la asociación trascendental del Señor queda garantizada. En otras palabras, un devoto del Señor que sea así de fiel logra la perfección, y eso lo confirma la siguiente aseveración védica:

tam eva viditvāti-mṛtyum eti
nānyaḥ panthā vidyate ’yanāya

“Uno puede lograr la etapa perfecta de liberarse del nacimiento y la muerte, por el simple hecho de conocer al Señor, la Suprema Personalidad de Dios, y no hay otra manera de lograr esa perfección” (Śvetāśvatara Upaniṣad 3.8). Que no haya ningún otro recurso significa que cualquiera que no entienda que el Señor Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios, es seguro que se halla sumido en la modalidad de la ignorancia y, por ende, no logrará la salvación por el simple hecho de —digámoslo así— lamer la botella de miel por fuera, o interpretar el Bhagavad-gītā según la erudición mundana. Esos filósofos empíricos puede que asuman papeles muy importantes en el mundo material, pero no se vuelven necesariamente merecedores de la liberación. Semejantes eruditos engreídos tienen que esperar que les llegue la misericordia sin causa del devoto del Señor. Por consiguiente, uno debe cultivar conciencia de Kṛṣṇa con fe y conocimiento, y, de esa manera, lograr la perfección.


[Śrīla Vīrabahu ofrece sus respetos a su maestro espiritual y a los devotos, antes de comenzar a explicar los textos leídos]

oṁ ajñāna-timirāndhasya jñānāñjana-śalākayā
cakṣur unmīlitaṁ yena tasmai śrī-gurave namaḥ

nāma oṁ viṣṇu-pādāya kṛṣṇa-preṭhāya bhū-tale
śrīmate bhaktivedānta-svāmin iti nāmine

namas te sārasvate deve gaura-vāṇī-pracāriṇe
nirviseṣa-śūnyavādi-pāścātya-deśa-tāriṇe

mūkaṁ karoti vācālaṁ
paṅguṁ laṅghayate girim
yat-kṛpā tam ahaṁ vande
śrī-guruṁ dīna-tāraṇam

vāṇchā-kalpa-tarubhyaś ca kṛpā-sundhubhya eva ca
patitānāṁ pāvanebhyo vaiṣṇavebhyo namo namaḥ

Decíamos que éste es un pasaje muy importante del Bhagavad-gītā. Especialmente, para aquellos que estamos emprendiendo el sendero de la vida devocional, la vida espiritual de Conciencia de Kṛṣṇa. Y es el saber que Kṛṣṇa, Dios, viene. Que Dios se manifiesta, que Dios se presenta.

Esta época, que en las Escrituras se conoce como Kali-yuga (la era de riña e hipocresía), es una era que se caracteriza por una particularidad —muchas particularidades—, pero una muy especial en relación con la vida espiritual: esta época es mala y, especialmente en estos días y especialmente en Argentina, no hay que explicar mucho esto. Kali-yuga. Algunos la llaman La Era de Acuario, diciendo que es una época de bonanza. Pero, en realidad, llámese como se llame, tiene todas las características de Kali-yuga.

prāyeṇālpāyuṣaḥ sabhya
kalāv asmin yuge janāḥ
mandāḥ sumanda-matayo
manda-bhāgyā hy upadrutāḥ

En otro libro, el Śrīmad-Bhāgavatam, al comienzo... El Śrīmad-Bhāgavatam es historia de la vida espiritual, una historia para la vida espiritual. Es la historia del mundo pero en relación con Dios y con la vida espiritual. Es un tipo de historia diferente. Tan diferente que, por ejemplo, no importa la cronología. Normalmente historia significa cronología. Pero esta historia es tan diferente que, en el Bhāgavatam, no importa qué viene antes y qué viene después. A veces la gente se confunde, por eso se advierte al lector del Bhāgavatam que no están las historias en el orden cronológico. Es una historia diferente: una historia del mundo, muy relacionada, donde lo importante es la vida espiritual. Entonces, en ese tipo de historia no es importante la cronología sino la esencia del evento que se registra.

Entonces, decíamos, en el Śrīmad-Bhāgavatam se describen las cualidades de la gente de esta época. Los sabios de la antigüedad, de la Cultura Védica, se reunieron para hacer sacrificios para beneficio de la gente. Eso significa sabio: una persona es sabia cuando ya no busca nada para sí misma. Cuando alguien se vuelve sabio, ya se da cuenta que no necesita nada. Eso es sabiduría. Y, entonces, esa persona, —su vida— es para el servicio de los demás, porque ya para sí no necesita nada.

Y servir a los demás significa sacrificio. Normalmente, si no se tiene Conciencia de Kṛṣṇa, si no se tiene verdadero amor por Dios, por lo general, las relaciones humanas se vuelven relaciones de explotación (a todos los niveles). Y la gente, cuando se relaciona entre sí, incluso bajo el título de “servicio a la humanidad”, de todos modos, trata de aprovecharse. De alguna manera, de obtener algo personal. Muchas veces, eso personal que se quiere obtener quizás no sea algo material, pero siempre hay algo que se trata de obtener cuando el servicio a la humanidad no se hace exclusivamente por servicio a Dios (y a la humanidad). Dios tiene que estar involucrado. Verdadera Conciencia de Kṛṣṇa.

Entonces, estos sabios de Naimiṣāraṇya —que eran verdaderamente sabios— ya ellos no tenían nada personal que buscar. Esa es otra característica del devoto (ātmārāma). Una persona que está satisfecha en sí misma. Satisfecha en sí misma porque, en realidad, lo tiene todo porque tiene a Dios. Entonces, los sabios de Naimiṣāraṇya se reunieron para hacer sacrificios en beneficio de la humanidad. Y, cuando estaban reunidos, lo primero que plantearon era cual sería la condición de la gente de la época. Y ahí está ese verso [SB 1.1.10], prāyeṇālpāyuṣaḥ sabhya en relación con eso.

Āyuṣaḥ. Āyuṣaḥ es la duración de la vida. Que, por ejemplo, en esta época la gente vive poco tiempo. Mandāḥ sumanda-matayo manda-bhāgyā: son muy desafortunados, perezosos, pendencieros, todas estas cosas. Por eso se dice la época de riña. Kali-yuga: riña e hipocresía. Y Prabhupāda explica en el significado que por una mínima cosa hay una pelea. Incluso entre dos personas, ni hablar entre países. Dice, incluso por cosas insignificantes, ni hablar si es petróleo o algunas otras cosas. Por una mínima cosa o por una gran cosa, según como lo consideremos, hay una pelea, guerra.

Entonces, vemos que —si nos ponemos a analizar— en los últimos años, ¿cuándo no ha habido guerra? A veces, la gente mayor que vivió una o las dos Guerras, se nos hace sentir como que es algo del pasado. “¡Oh, la Primera Guerra Mundial! ¡La Segunda Guerra Mundial! Menos mal que ya eso no está ahí”. Como algo muy viejo. Pero realmente si nos ponemos a pensar, ¿ha habido algún momento en los últimos años que recordemos que no se estaba siguiendo la pista de alguna guerra que estaba ocurriendo en alguna parte? Y si empezamos a analizar un poco año tras año, tras año hacia atrás, ¿quién sabe cuántos años hay en que continuamente ha estado ocurriendo, librándose alguna batalla, alguna guerra, en alguna parte del mundo?

Así que parece que es verdad que los hombres de esta época somos pendencieros, —según lo indican “El Clarín”, “La Nación” y otras “escrituras autorizadas”. Parece ser que sí es Kali-yuga, donde las cualidades son muy malas. Entonces, los sabios de Naimiṣāraṇya se habían reunido para beneficio de la gente a hacer sacrificio. Y en esa reunión indicaron que las cualidades de la gente de esta época son muy malas. Muy malas cualidades. Entre esas cualidades (a todo nivel), por ejemplo, se dice que vive poco tiempo la gente de esta época. Poco tiempo en relación con otras épocas también, y en relación con otros conceptos y sistemas de vida. Quizás para incitar la curiosidad podemos decir que actualmente hay gente que tiene seiscientos años. Quizás podemos incitar más la curiosidad y decir que actualmente hay gente que tiene cinco mil años. Se dice que Śrīla Vyāsadeva está aún presente. Se dice que Aśvatthāmā está aún presente. Paraśurāma está esperando la siguiente Satya-yuga. Pero hay yogīs —incluso en la actualidad— que pueden vivir muchos, muchos años. Claro, ésa no es la meta del yoga. No es vivir muchos años. Pero los yogīs viven muchos años con la idea de estar seguros de que ya no van a vivir más, como se indica en el significado de hoy: Prabhupāda explicaba en el significado de hoy cómo queremos regresar al mundo espiritual para no volver más a este mundo. Y también lo decía Kṛṣṇa en el texto: “...del nacimiento y las actividades de Dios, de Kṛṣṇa, al abandonar este cuerpo no tiene que volver más”. Así que hay gente que ha escuchado de los poderes que se consiguen mediante el yoga, entonces, se sienten muy atraídos por esos poderes. ¡Pero no saben cuál es la meta de esos poderes! ¿Cuál es la meta, por qué algunos yogīs quieren vivir seiscientos años? Entonces, mucha gente se acerca al yoga porque dice “sí, a mí también me gustaría vivir mucho. De ese modo, puedo continuar yendo al cine y a la discoteca”. Quieren muchos años para poder seguir haciendo eso. Pero los yogīs, precisamente, quieren vivir muchos años para sólo morir cuando estén seguros de que ya no van a ir nunca más al cine [Risas]. Especialmente, al cine que es esta vida material. O al circo, dicen algunos. Los yogīs no quieren estar en el circo, y mucho menos haciendo el papel de payasos.

Entonces, la gente de esta época no tiene tantas cualidades como en otras épocas. Y, entre las malas cosas que nos aquejan, la principal de ellas es la falta de fe. [Recapacitando] Irónicamente, no es en realidad la falta de fe. El problema es precisamente que tenemos mucha fe, mucha fe en aquello que nos falla constantemente. Y ninguna fe en lo verdaderamente sólido, en aquello que nos puede servir. ¡Es sorprendente! Esa es la ironía. Por eso, insistimos en que es Kali-yuga.

Esto es muy lamentable: fe hay, pero por efecto de la era, de alguna manera, tenemos fe en aquello que nos traiciona a cada momento. Y nos traiciona en nuestras propias narices. Ni siquiera a escondidas. Y, sin embargo, aún tenemos fe. Prabhupāda describe esto con un ejemplo muy bengalí. En Bengala el cultivo de granos es muy popular, algo muy conocido. La cultura alrededor del cultivo de granos, y del arroz especialmente. Entonces, es muy común el descascarar arroz. Y Prabhupāda dice que la vida de la gente en general, es como descascarar un grano ya vacío. Es como tratar de sacar un grano cuando ya lo único que queda es la cáscara. Y uno está constantemente tratando de sacar el grano. No se obtiene nada. Lo único que queda de eso, dice Prabhupāda, es el cansancio del esfuerzo que se hizo. Pero no hay ningún fruto.

Así que es muy sorprendente que tenemos tanta fe, en esta época, en aquellas cosas que podemos ver y tocar con los sentidos materiales. Y nos producen confianza estas cosas materiales. Pero, sin embargo, nos están fallando a cada rato, constantemente. El mismo Bhāgavatam cuenta que estos sabios, —mientras escuchaban el relato del Bhāgavatam—, escucharon un verso que Śukadeva Gosvāmī le recitó a Mahārāja Parīkṣit:

dehāpatya-kalatrādiṣv
ātma-sainyeṣv asatsv api
teṣāṁ pramatto nidhanaṁ
paśyann api na paśyati

Que la gente, dehāpatya-kalatrādiṣv: en esta época, es especialmente desafortunada porque se refugia en los “soldados falibles”. Siente confianza en unos “soldados” que no la pueden proteger. ¿Quiénes son esos soldados? Deha, apatya y kalatra. Deha significa el cuerpo. El primer soldado, o el primer regimiento, con el que nos tratamos de proteger es con el cuerpo. ¡Que es tan frágil! Algunos de nosotros que hemos viajado a la India, nos ha dado malaria. ¡Fíjense, simplemente un mosquito! Cuando queremos señalar algo insignificante, decimos “un mosquito”. Hasta los niños, cuando les dicen que alguien quiere pelear con ellos, dicen, “No me importa. Es como un mosquito para mí”. Pero, sin embargo, este cuerpo es tan frágil que un mosquito (el Anopheles) puede causar estragos. De hecho, estuvimos en la India hace dos meses y nos habían informado cómo un devoto, unas semanas antes, había muerto de malaria, de una malaria fulminante, de un día para otro. Malaria cerebral, que es diferente —da menos pero una vez que da eso, en cuestión de horas, la persona muere. Los devotos de acá sabían (los que fueron a la India, oyeron eso también). Entonces, así, un mosquito con un cuerpo tan pequeño, en un segundo, puede hacernos terminar.

Deha. Apatya, otros “soldados”, los hijos; y kalatra —como Parīkṣit Mahārāja es hombre entonces le están hablando kalatra: la esposa, otro “soldado” (y para la esposa, el esposo). Entonces, todos estos son “soldados falibles”. Y en esta época sentimos mucha confianza, aunque constantemente estos “soldados” nos fallan. Y aquel refugio que jamás falla, que no puede deteriorarse, que no puede acabarse, —el Dios Supremo, Kṛṣṇa— hay algo en la época que hace que no nos sintamos tan inclinados a depender de Él, a refugiarnos en Él. Nos refugiamos en cualquier otra cosa. Y, por eso, estos versos son muy importantes para que sepamos que Dios no es un lisiado, que Dios no es un impedido. Es nada más la influencia de la época que nos hace sentir como que Dios está muy lejos, pero Dios puede venir y viene. Este es un concepto importante: Kṛṣṇa dice que viene.

Kṛṣṇa ha venido, y eso es muy importante, saber que Dios ha venido. Y es Su misericordia —como en estos significados se ha hablado de la misericordia del Señor. En realidad, por nuestro propio esfuerzo no es posible llegar a Dios y tenemos que depender de Su misericordia. Debemos aplicar nuestro esfuerzo en atraer la misericordia de Dios; que Dios sienta el agrado de darnos Su misericordia.

Este Movimiento Hare Kṛṣṇa, para concluir, tiene por objeto el brindarnos un mecanismo, un programa de vida mediante el cual está garantizado atraer la misericordia de Dios. Y eso está garantizado porque el programa está siendo presentado por los devotos de Kṛṣṇa. Y Kṛṣṇa —aprendemos con las Escrituras— hace lo que Sus devotos quieren. Esa es la relación de Kṛṣṇa con Sus devotos. Por eso, Kṛṣṇa en el Bhagavad-gītā le dijo a Arjuna, “Mi querido Arjuna, decláralo abiertamente, ¡osadamente!, que Mi devoto nunca perece” [Bg. 9.31]. Nuestro maestro espiritual, Śrīla Prabhupāda, explicó que en vez de Kṛṣṇa decir, “¡Yo le declaro al mundo que mi devoto nunca perece!”, lo hizo de otra manera. Dijo, “No, Arjuna, dilo tú”. Porque, cuando uno lee las historias de Kṛṣṇa, hay muchas ocasiones en que Kṛṣṇa no ha cumplido Su palabra. Hay tantas razones, tantas ocasiones. Por lo tanto, Kṛṣṇa le dijo a Su devoto. Porque la gente sabe que, si el devoto dice algo, Kṛṣṇa está obligado a cumplir. Porque Kṛṣṇa es el sirviente de Su devoto. Fíjense, ¡qué relación tan bonita!

[Se abre el altar] ¡Jay, Śrī Śrī Gour-Nitai! Así que vamos a concluir para continuar con el programa (nuestro kirtana, nuestro programa de adoración a las Deidades). Kṛṣṇa viene y en esta época ha venido en la forma de arcā-vigraha, Śrī Śrī Gour-Nitai, y en la forma del Santo Nombre.

Ha venido en forma de las Deidades. Las Deidades es una de las encarnaciones más importantes de Kṛṣṇa. Porque en esta época, en que tenemos que verlo y tocarlo todo, como no estamos en condiciones —por nuestra impureza, nuestra condición tan caída y degradada— de relacionarnos directamente con Dios, Dios busca una manera en la que podamos relacionarnos directamente con Él, y desciende en forma de la Deidad.

Hay una gran diferencia entre Deidad e ídolo. Nosotros estamos muy en contra de la adoración de ídolos. La idolatría es algo muy pecaminoso, muy ofensivo, es un insulto a Dios. Y debe quedar claro que nosotros estamos muy en contra de la idolatría. Ya hemos explicado varias veces la diferencia entre un ídolo y la Deidad. La Deidad es una representación de Dios. Dios existe y, ¿cómo es Él? Él mismo lo ha descrito. Y los grandes devotos, grandes personalidades, Sus asociados, que han estado en contacto con Él, también lo han descrito. Él mismo Se ha descrito y otros lo han descrito, quienes lo han visto. Dios no está limitado de ninguna manera. Como decíamos, Dios no es un lisiado, que hay algo que no pueda hacer. Dios lo puede hacer todo. Y si nosotros pudimos venir a este mundo, mucho más rápido puede venir Dios. No es un lugar exclusivo, nuestro. No hay ningún impedimento para que Dios venga.

Entonces, Dios ha venido a este mundo y la descripción de Él se encuentra en las Escrituras. Y existen indicaciones en las Escrituras sobre cómo fabricar, cómo representar a Dios de una manera autorizada. Y, cuando hacemos esa representación de Dios de la manera autorizada, e instalamos esa representación de Dios de la manera autorizada, cuando invocamos la presencia de Dios en la Deidad, entonces las Escrituras indican que Dios adopta esa forma. No es una forma inventada: es una forma que se crea según las especificaciones de las Escrituras. Y debido al amor de Sus devotos, Dios adopta esa forma; de manera que el devoto, en un momento en que no puede relacionarse directamente con Él, de todos modos, se relacione directamente. Y la Deidad es la oportunidad que tienen los devotos de servir directamente al Señor. De hacer algo por Dios, muy palpablemente. De glorificarlo directamente. Así que el servicio a Dios, gracias a las Deidades, se vuelve algo muy práctico, eficaz y sencillo. Algo muy efectivo, muy concreto.

Así que las Deidades constituyen la forma que Kṛṣṇa adopta para que podamos servirlo directamente. Y en el día de hoy, tenemos esta gran oportunidad de que hayamos tantos de nosotros acá y podamos cantarle con mucho amor, con mucha fuerza. Cantar los nombres de Dios. Esa es la otra forma: otra encarnación muy importante de Dios es en la forma del Santo Nombre. Y la tercera encarnación muy importante de Dios es la forma que Dios, Kṛṣṇa, adopta en el corazón de Su devoto. Esa es otra encarnación muy importante.

Así que estas Deidades, Śrī Śrī Gour-Nitai, —se dice parama karuṇa— expresan el máximo de la misericordia: parama karuṇa. Nitai-Gouracandra. A Prabhupāda le gustaba mucho esta canción, de que Nitai-Gouranga, Śrī Śrī Gour-Nitai, representan el máximo de la misericordia que Dios manifiesta. El máximo de misericordia que manifiesta Dios, lo manifiesta en la forma de Śrī Caitanya Mahāprahu y Śrī Nityānanda Prabhu y Sus asociados. Así que tenemos la oportunidad esta noche de adorar a Dios en estas formas, Śrī Śrī Gour-Nitai, y, de esa manera, pelear contra esa mala cualidad, ese impedimento, que tenemos en esta época. Ese mal atributo: que no tenemos fe en Dios, que se vuelve muy difícil tener fe en Kṛṣṇa y se vuelve muy fácil tener fe en todo aquello que nos falla. En todo aquello que desaparece, que se deteriora, que nos hace sufrir. Y en aquello que nos hace inmensamente felices, el Dios Supremo, Kṛṣṇa, no tenemos fe. Entonces, mediante la adoración de Śrī Śrī Gour-Nitai, esta fe va ir creciendo en nosotros y de ese modo vamos a alcanzar la felicidad máxima. Una felicidad que no la puede atacar ni destruir nada de este mundo.

¡Śrī Śrī Gour-Nitai ki, jay!
¡Śrīla Prabhupāda ki, jay!
¡Samāveta bhakta-vnda ki, jay!
¡Hare Kṛṣṇa!


(Transcripción: Gustavo Medina, Argentina)

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