Śrīla Prabhupāda podía hacer algo muy extraordinario como si fuera algo
perfectamente normal. Ese fue el caso cuando decidió bañarse en un lavamanos
del aeropuerto de Bangkok (Tailandia). Había estado volando bastantes horas y
estaba haciendo una parada de dos horas en la zona de tránsito antes de
emprender otro vuelo de varias horas de duración. Era temprano por la mañana, y
el aeropuerto no estaba muy poblado. Mientras esperaba, Śrīla Prabhupāda
decidió que quería bañarse, así que le pidió a Śrutakīrti un juego de ropas
limpias y su ajuar de baño. Para conseguir esto, el sirviente primero tuvo que localizar el
equipaje, que estaba pasando de un avión a otro. Cuando lo consiguió, él y Śrīla
Prabhupāda fueron al lavatorio de hombres. Este aeropuerto en particular no
tenía ducha, pero Śrīla Prabhupāda quería usar lo que hubiese. Fue hacia el
pequeño lavamanos y dijo que se bañaría allí. Con ellos en el baño estaba el
celador local, que cuando vio lo que Prabhupāda estaba a punto de hacer, se
enfadó. Sin embargo, Śrīla Prabhupāda procedía calmadamente. Usando su lotā tomó agua del grifo y —cubriéndose
la parte inferior del cuerpo con una gāmchā—
comenzó a lavarse con jabón. El celador no les conminó directamente con
palabras, pero su enojo aumentó, murmurando para sí mismo, mientras Śrīla
Prabhupāda derramaba agua por todo el suelo del baño. Cuando Śrīla Prabhupāda
terminó, su sirviente le pasó una toalla, y Prabhupāda entonces se secó y se
puso ropa limpia.
Solamente cuando empezaron a marcharse, el celador se acercó a ellos. Se
dirigió al sirviente de Prabhupāda y comenzó a hablar en lenguaje tailandés. No
podían entender sus palabras, pero obviamente estaba enfadado.
—Sólo vete ya —dijo el sirviente de Śrīla Prabhupāda, y pensó, «eres
afortunado de poder limpiar esa agua».
—Creo que está un poco enojado —dijo el sirviente a Śrīla Prabhupāda.
Prabhupāda se rió y dijo: —Tenía que bañarme. Me sentía muy cansado.
Entrevista con Śrutakīrti dāsa
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