La hermana de Prabhupāda, Piśimā, era una de las grandes favoritas de
Prabhupāda así como de sus discípulos, que presenciaban su devoción a Śrīla
Prabhupāda y la relación trascendental entre ellos. Los devotos supieron de
ella por primera vez cuando envió a Śrīla Prabhupāda unos papadams por correo en 1967. Cuando Śrīla Prabhupāda dijo que esto
se lo había mandado su hermana, los devotos tuvieron curiosidad y preguntaron
más sobre ella.
—Sí —dijo Prabhupāda—, ella siempre me ataca—. Los devotos quedaron
sorprendidos y preguntaron: —¿Qué quiere decir, Śrīla Prabhupāda?
Prabhupāda rió sinceramente y dijo: —Me ataca con sus lágrimas. Algunas
veces cuando me ve, llora. Esa es el arma de las mujeres—. Cuando ellos quisieron
saber más, Prabhupāda les contó un poco más sobre Piśimā.
Dijo que cuando él era un muchacho le pegaba todos los días. Luego,
cuando ella se casó, una vez él fue a su casa y le pegó allí. Pero su madre le
dijo: —Ahora ya no tienes que pegarle más, porque ella tiene su esposo. Si
hiciera algo mal, su esposo puede pegarle—. Prabhupāda dijo que objetó a esto y
dijo: —No, esta es mi relación personal con mi hermana. Debo ser estricto con
ella.
Un día, en Vṛndāvana, Prabhupāda entró en la habitación de costura donde
sus discípulas estaban trabajando. Su hermana había estado allí, distribuyendo
dulces a las devotas, pero se había ido un momento al baño.
—¿Dónde está la gorda? —preguntó Prabhupāda.
—¿La «gorda»? —replicó una de sus discípulas.
—Mi hermana, ¿dónde está?
—Oh, se acaba de ir al baño, Śrīla Prabhupāda.
—Cuando regrese —dijo Śrīla Prabhupāda— dile que quiero verla—. A
través de tratos íntimos como estos, los devotos disfrutaban asociándose con
Prabhupāda y Piśimā.
Una vez en Māyāpura se fueron las luces y Prabhupāda llamó a su
discípulo sannyāsī Pañcadraviḍa
Swami. —Por favor, lleva a mi hermana abajo —pidió Prabhupāda. Bajo la orden de
Prabhupāda, Pañcadraviḍa condujo a Piśimā escaleras abajo, apreciando la
relación entre Prabhupāda y su hermana.
A veces Prabhupāda se burlaba de su hermana en presencia de sus
discípulos. Ella no podía entender el inglés, pero disfrutaba de la atención de
su maravilloso hermano.
—Miren lo gorda que está —rió Prabhupāda. Y cuando los devotos empezaron
a reírse, Piśimā alzó la vista y comenzó a reírse también.
—¿Ustedes conocen a alguna persona que esté gorda sin comer? —preguntó Śrīla
Prabhupāda.
—No, Prabhupāda —respondió un discípulo—, no creo que sea posible.
—Sí —concordó Prabhupāda—, pero ella me dice que come muy poco y que aun
así sigue engordando. Pero yo sé que sí está comiendo.
En ocasiones los devotos que trabajaban en el grupo personal de Śrīla
Prabhupāda estaban confusos sobre cómo tratarla. Un sirviente se quejó a
Prabhupāda de que Piśimā estaba durmiendo en la habitación de los sirvientes y
los devotos no podían usar la habitación. Aunque le habían hablado, ella no
quería escuchar. Prabhupāda dijo que le diría que no podía hacer eso. Pero
incluso tras hablar con Prabhupāda, ella estaba determinada y siguió
frecuentando la habitación de los sirvientes, para poder estar más cerca de Śrīla
Prabhupāda.
Cuando los devotos trataron de explicarle a Piśimā que su forma de
cocinar no era buena para la digestión de Prabhupāda, ella respondió que si
Prabhupāda quería podía comer clavos y digerirlos.
Una noche en un paṇḍāl
concurrido por decenas de miles de personas, Piśimā se sumó al éxtasis de
adorar a Śrīla Prabhupāda. Muchos hindúes se apresuraban a ir al escenario a
tocarle los pies a Prabhupāda. Piśimā en persona también fue, le tocó los pies,
y luego regresó a la audiencia y ponía sus manos en la cabeza de las personas
que la rodeaban. Comenzó a ir y venir hasta la tarima, tocando los pies de Śrīla
Prabhupāda y luego tocando a la gente de la audiencia. Śrīla Prabhupāda la
detuvo enojado.
—Díganle que se siente —ordenó Prabhupāda—. ¡Paren esto!—. Piśimā se dio
cuenta de que había cometido un error garrafal, así que se fue a su casa y
regresó al día siguiente con una gran fiesta de prasāda para Śrīla Prabhupāda.
Entrevistas con Mukunda Goswami, Nandarāṇī-devī dāsī, Mañjvalī-devī dāsī,
Pañcadraviḍa Swami, Śrutakīrti dāsa y Citralekhā-devī dāsī
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