En la Conciencia de Kṛṣṇa se
nos enseña que la finalidad del sexo es la procreación y no la búsqueda de
satisfacción o disfrute. Al igual que la finalidad de la alimentación es
nutrirse, más que tratar de disfrutar de platos deliciosos que a la postre nos
enferman. Todo en la vida tiene un propósito científico y profundo, incluso en
la existencia de cada animal e insecto, qué decir de cada función en la vida
del hombre. Pero por influencia de la ilusión tomamos las cosas con mucha
inmadurez y pensamos que todo nos fue dado para disfrutarlo ahora. Esa es una
conciencia infantil. El niño ansía la hora de recreo y le cuesta considerar la
seriedad de las cosas.
Vemos que el acto sexual no es algo que
se puede tomar a la ligera. Si fuera así no sería necesario tanto cuerpo legal
para autorizarlo o castigarlo. Es un hecho que deja grandes marcas en nuestra psiquis
y por ello está restringida su conversación o ilustración sólo para
determinadas edades. Si el sexo se practica en forma liberal trae como
consecuencia la enfermedad física, moral y espiritual. La capacidad mental
disminuye y se sufre de una obsesión constante por obtener un placer que nunca
se concreta.
Hoy en día existe la crisis del
matrimonio. Una de las causas principales es la frustración en la relación
sexual, la cual trae como consecuencia el adulterio y de allí la separación.
Esto es porque la pareja se hace muchas ilusiones de satisfacción mutua que en
última instancia están basadas en la mera atracción sexual. Pero el ser humano
es mucho más que eso. Su conciencia, la necesidad de su corazón, no se
satisface sólo con este acto. En definitiva esta actividad trae un limitado
placer de unos minutos, que en contraposición con los tantos años de
responsabilidad que uno debe asumir, cuando vienen los hijos, deberíamos más
bien detenernos un poco y pensar si en verdad debería buscar la satisfacción
sexual, o debemos analizar cual es su verdadera finalidad y guiarnos bajo
nuevas directrices.
El gran santo Prahlada, comparó esta
relación con el placer que se siente al rascarse una picazón. Existe cierto
alivio al rascarse, pero después la picazón vuelve con más intensidad. Por ello
es bien sabido que en una situación así, conviene más tolerar esta sensación que
rascarse. Lo mismo sucede con la vida sexual. Por la práctica de ésta forma
irresponsable se pierde el respeto entre la pareja, crece el sentido de
explotación y se pierde la comprensión y la amistad. Uno puede tener relación
con una prostituta, pero la amistad es algo más especial y exclusivo. Por ello
es una falacia presentar el acto sexual en sí como la gran manifestación del
amor. Más bien, cuando después de conocerse suficientemente, y saber que
comparten los mismos ideales, deciden formar una familia, sólo allí el sexo
tendrá un sentido y podrá ser bendecido por Dios, si los hijos son deseados y
orientados en el crecimiento espiritual.
Podemos decir que el sexo es la
actividad más importante, en el sentido de que a través de él, un ser humano
será formado. En este mundo alguien se vuelve muy importante si fabrica autos,
cocinas, armas, remedios, si construye edificios, etc. Pero nada es tan valioso
como un cuerpo humano, como un ser humano. Incluso si uno siembra papas y las
cosecha podrá ser un terrateniente prestigioso. ¿Qué decir entonces de traer a
un ser humano? Por lo tanto esto debería ser una verdadera ciencia. La ciencia
mediante la cual voy a determinar a quien traeré a vivir a mi casa. A veces un
empresario pide todo tipo de antecedentes antes de contratar a un empleado, o un
ama de casa pide todo tipo de garantías antes de aceptar a una asesora en su
hogar... Esta es una ciencia cierta, conocida y practicada en la cultura Védica
y que el devoto consciente de Kṛṣṇa sabe utilizar.
La relación sexual debe hacerse con el
objeto único de procrear, en un momento propicio y con una conciencia
purificada por el canto del santo nombre. Esto nos permitirá traer a un alma
especial al hogar. Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā
que Él mismo es el sexo que se hace de acuerdo a los principios religiosos. De
hecho Él mismo lo creó, pero como todas las cosas que Él crea, lo hizo con un
propósito superior. Pero para el hombre que no está familiarizado con las
Escrituras, ni con las almas autorrealizadas que conocen la verdad, las cosas
no tienen otro fin más que su complacencia superficial y egoísta.
De más está decir que el espíritu del
Cristianismo también se enfoca por este ángulo. Luchando contra los males de la
relación liberal e ilícita que trae como consecuencias el horrible aborto,
tantas enfermedades como el fatal Sida, la legalización del divorcio, escenas
de suicidio y violencia, alcoholismo y drogadicción, la prematura disolución de
las familias (por los hijos jóvenes que practican el sexo ilícito), la
pornografía, etc. El mismo Jesús practicó la absoluta castidad y este ejemplo
fue seguido tanto por los apóstoles como por muchos otros santos que los
sucedieron. En nuestro capítulo de las citas de la Biblia, hemos seleccionado
algunos versículos con respecto a este tema.
Nuestro maestro Śrīla Prabhupāda nos
enseñó que la práctica de la castidad o de una sexualidad religiosa y lícita
nos ayuda a desarrollar la limpieza de la conciencia o del espíritu, nos ayuda
a comprender que en realidad no somos estos cuerpos y que podemos encontrar
satisfacciones mucho mayores en el desarrollo de la conciencia espiritual. La
felicidad verdadera que todos añoramos no es algo tan barato.
Es lo más elevado y escaso en este
mundo. Está basada en el reconocimiento de que somos seres espirituales y en la
relación subsecuente que debe existir de esta comprensión.
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