Clase de S.S. Bhaktibhūṣaṇā Swami
Bhagavad-gītā 6.10
San José, Costa Rica , 11 marzo 2007
oṁ
namo bhagavate vāsudevāya (Tres
veces)
SS Bhaktibhūṣaṇā Swami: Bueno,
seguimos con el Bhagavad-gītā, el
Capítulo 6, Dhyāna-yoga, Texto 10.
yogī
yuñjīta satatam
ātmānaṁ rahasi sthitaḥ
ekākī yata-cittātmā
nirāśīr aparigrahaḥ
ātmānaṁ rahasi sthitaḥ
ekākī yata-cittātmā
nirāśīr aparigrahaḥ
[Bg. 6.10]
“El trascendentalista siempre debe
ocupar el cuerpo, la mente y el yo en relación con el Supremo; él debe vivir a
solas en un lugar apartado, y siempre debe controlar la mente con cautela. Él
debe estar libre de deseos y de sentimientos de posesión”.
(lee el significado de Śrīla Prabhupāda)
Bueno, acá estamos escuchando un
verso del Capítulo 6, Dhyāna-yoga. En
esta parte del Bhagavad-gītā, Kṛṣṇa
nos está explicando lo que es yoga en el sentido clásico. Todos hemos escuchado
o visto como se practica yoga, hemos visto cuadros, fotos de yogīs, y esto es lo que se explica acá,
en el Bhagavad-gītā, en este capítulo
del Bhagavad-gītā. El proceso de aṣṭāṅga yoga. Aṣṭa aṅga. Aṣṭa en sánscrito es ocho, aṅga se refiere a escalones. El proceso
de yoga en ocho escalones. De la
posición más simple, más básica, el comienzo con yama miyama. Yama miyama se refiere a una conducta ideal, en la que
uno debe aceptar todo lo que sea favorable, rechazar todo lo que no sea
favorable. Uno debe aprender una conducta favorable para emprender la vida
espiritual. Prabhupāda daba un ejemplo muy lindo, y decía algo así como cuando
la madera está muy húmeda, es muy difícil encenderla, pero cuando la leña está
seca, es más fácil encenderla. En forma similar, a menos que uno se vuelve
regulado, se sitúa en la modalidad de la bondad, aceptando -como Kṛṣṇa dice en
el Bhagavad-gītā-, los principios de
la libertad... Parece como una contradicción. A veces la gente dice: “Como yo,
si yo tengo que controlarme, seguir principios, regulaciones, ¿cómo puedo estar
libre?”. Pero Kṛṣṇa está hablando en el Bhagavad-gītā
de los principios de la libertad. Es como cuando uno está enfermo, y uno va al
médico, o tiene un problema con los dientes y va al dentista... (bueno, no
tanto, los dentistas no hacen diagnósticos ni hacen dieta y todo esto, ¿no?)
Devota: A veces.
BBS: ¿A veces
sí? Ah bueno. Digamos que nos referimos al médico clásico. Si uno está enfermo
y va al médico, y el médico hace su diagnóstico, y dice: “Bueno, tienes esto y
esto y esto, ahora vamos a iniciar un proceso para curarte, vas a tener que
hacer ejercicios, vas a tener que seguir una dieta estricta, no vas a poder
fumar más, no vas a poder tomar más whiskey, o ron (Risas), o no vas a poder
tomar más estas cosas. Y también tranquilito, no salgas en la noche, no
televisión hasta las doce y media de la noche (Risas), descansar temprano y
todas esas cosas”.
Y ahora uno puede decir: “¡Bueno,
pero cómo es esto! Usted está controlando mi vida, está restringiendo mis
actividades, mis ambiciones personales, está restringiendo mi libertad, está
cortando mi libertad”. Pero en realidad esos principios tienen como propósito
la liberación, la liberación de la enfermedad. Forman parte del proceso de
curación. Inclusive a veces en el hospital se hacen operaciones, cirugías. Y a
veces la gente que tiene problemas con los órganos internos, como apéndice,
cosas así, se rinden al médico y le ponen anestesia, y después el cirujano los
cortan con el escalpelo, sale sangre, inclusive crea mucho dolor, pero nadie
protesta, porque todo el mundo sabe: “Mejor me rindo ahora para solucionar ese
problema menor, para evitar un problema mayor”. Y de eso es lo que habla Kṛṣṇa
en el Bhagavad-gītā, de los
principios de la libertad. Si uno desea elevarse a una conciencia más elevada,
más sano, más lúcido, más despierto, más trascendental, entonces hay ciertas
reglas y regulaciones para eso. Eso se conoce como yama niyama. Es muy difícil emprender vida espiritual, mientras que
uno insista en mantener toda clase de vicios, toda clase de vida pecaminosa.
Eso no va, punto. Es como fuego y agua. El agua y el fuego son incompatibles.
Por ejemplo, uno está tratando de encender un fuego y sigue tirando agua encima
del fuego. El fuego nunca se encenderá, nunca crecerá. En forma similar, se
recomiendan muchas reglas y regulaciones en el śāstra, que se conocen... como Kṛṣṇa
describe en el Bhagavad-gītā, los
principios de la libertad.
Una persona inteligente, aprecia eso.
Las personas que no tienen tanto cerebro, tanta masa gris, no pueden apreciar
eso mucho. En realidad, en el Bhagavad-gītā
Kṛṣṇa dice: “después de muchas vidas...
bahūnāṁ
janmanām ante
jñānavān māṁ prapadyate
vāsudevaḥ sarvam iti
sa mahātmā su-durlabhaḥ
jñānavān māṁ prapadyate
vāsudevaḥ sarvam iti
sa mahātmā su-durlabhaḥ
[Bg. 7.19]
“Si una persona después de muchos
nacimientos, al cultivar conocimiento, al desarrollar su inteligencia, al
purificar su existencia, logra verdadero conocimiento, sabiendo que Yo soy la
causa de todas las causas, de todo lo que existe, un alma así de grande, se
encuentra muy rara vez”.
Una persona de esa índole, una
persona tan inteligente, entiende la raíz de todo. Entiende que vāsudevaḥ sarvam iti, que Kṛṣṇa es todo, y al mismo tiempo Kṛṣṇa es
diferente. Lo es todo, pero al mismo tiempo no lo es. Para entender esos
conceptos, se requiere de una buena inteligencia. Hay muchas cosas que se
describen en el śāstra que son como
analogías, porque para entender lo que se encuentra más allá de las
concepciones de la percepción de nuestros sentidos, se usan muchas alegorías,
muchos ejemplos. Y como Prabhupāda decía, nosotros debemos entender, agarrar la
idea que se encuentra detrás de eso.
Bueno, entonces volviendo al punto,
acá ya hemos saltado muchos versos para llegar a este verso, acá ya estamos
escuchando de una persona equilibrada, establecida. Muy difícil llegar a ese
plano, en donde la mente está completamente tranquila. Hay un lindo ejemplo en
el Bhagavad-gītā que compara la mente
con una llama. Normalmente, las velas,
cuando observamos el fuego, se está moviendo todo el tiempo, por la
circulación del aire. Es muy difícil encontrar una llama que esté súper
tranquila, a menos que la pongamos en un cuarto aislado, sin corriente de aire,
es muy difícil ver una llama tranquila. En forma similar, nuestra mente es tal
como es, está siempre agitada, y con una mente agitada es muy difícil
concentrarse, es muy difícil mantenerse fijo. Así que lo primero que aprende un
yogī es tratar de controlar la mente.
Es muy difícil controlar la mente. Inclusive en una parte Arjuna arguye: “Pero Kṛṣṇa,
controlar la mente es más difícil que controlar el viento”. Y ¿quién puede
controlar el viento? ¿Alguien conoce a alguien que pueda controlar el viento?
¿Conoces a alguien que pueda controlar el viento?
Devota: Kṛṣṇa.
BBS: Uuuhhhh. (Risas)
Sí, Kṛṣṇa sí. Es muy difícil controlar la mente. Arjuna dice inclusive que es
más difícil controlar la mente que controlar el viento. Entonces, es muy
difícil. Pero hay una..., acá estamos escuchando ahora que hay dos clases de yogīs. Especialmente con relación a lo
que dice Sanātana Gosvāmī, Prabhupāda cita a Sanātana Gosvāmī. Por ejemplo, el
verso dice acá, lo leímos ahora, ocupar el cuerpo, la mente y el..., en
relación al Supremo, y vivir a solas en un lugar apartado y siempre debe
controlar la mente con cautela, debe de estar libre de deseos y sentimientos de
posesión. Ese es el ideal.
Ahora, uno puede decir: “Pero esto es
muy difícil, eso es imposible, vivir sin posición”. Porque todo el mundo está
lleno de cosas, no hay ninguna parte donde no haya cosas, donde no haya objetos
de los sentidos. Y desapegarse es como..., inclusive recuerdo una declaración
que hizo Prabhupāda. Prabhupāda dijo: “Hay dos clases de pícaros en el mundo
material”. El primer pícaro es el que piensa: “Todo esto es mío”, aunque no le
pertenece, es de Kṛṣṇa. Y el otro pícaro es la persona que dice: “Yo renuncio a
todo”. Porque en realidad como le pertenece todo a Kṛṣṇa, no le pertenece nada,
¿cómo puede renunciar a algo que no le pertenece? (Risas) Es como si yo le digo
a Dhañanjaya: “Dhañanjaya, tus medias no me interesan para nada (Risas), las
renuncio”. Qué loco, ¿no? Porque en realidad no son mías, son de él... bueno,
en este caso. En forma similar, ¿cómo podemos renunciar a algo que no nos
pertenece, que le pertenece a Kṛṣṇa?
Entonces, Sanātana Gosvāmī nos dá unos versos muy lindos aquí. En realidad en estos versos se describe como otro
concepto, que se muy difícil de entender, por eso debe ser entendido al
estudiarlo muy bien. Entonces acá dice: “Cuando uno no está apegado a nada,
pero, al mismo tiempo, acepta todo en relación con Kṛṣṇa, uno se halla
debidamente situado por encima del espíritu de posesión”. ¿Qué significa esto?
En vez de querer poseer algo, o renunciar a algo que no le pertenece, el devoto
consciente de Kṛṣṇa entiende que: “Nada me pertenece a mí, sino que todo es de Kṛṣṇa,
y por eso yo debo usar todo al servicio de Kṛṣṇa”. Eso se conoce como yukta-vairāgya. Yukta-vairāgya y phalgu-vairāgya. Yukta-vairāgya
significa que todo es la posesión de Kṛṣṇa, todo es la energía de Kṛṣṇa, y por
eso no es mío sino que pertenece a Kṛṣṇa. Y phalgu-vairāgya
significa que yo renuncio a algo que no me pertenece. O sea, en realidad no es
ese el punto, sino que el punto es: “Yo renuncio a todo porque todas esas cosas
me han causado tantos problemas”. Esa forma de renuncia no es perfecta, porque
en realidad uno no entiende a quién le pertenece todo esto. De esa forma, Śrīla
Prabhupāda ha dicho que un devoto puro puede utilizar cualquier cosa en el
servicio del Señor. Hasta en un momento Prabhupāda dijo: “También pueden usar
la bomba atómica en el servicio de Kṛṣṇa”. Pero no vamos a decir cómo Prabhupāda
siguió después, de cómo usarla (Risas). Si alguien lo quiere saber, se lo
revelo después, en privado. No es para el público (Risas).
Bueno, entonces, como todo es la
energía de Kṛṣṇa, cuando se utiliza en el servicio de Kṛṣṇa, todo se vuelve
bueno. Y cuando las cosas se han apartado de Kṛṣṇa, se vuelven la causa de
problemas. Es el secreto de cómo vivir, es el secreto de cómo usar todo lo que Kṛṣṇa
ha dado, usándolo en Su servicio. Hay un ejemplo muy lindo con relación a esto.
Hay una billetera tirada en la calle, una billetera gorda, con billetes
grandes, está tirada, y nadie la nota. Pasa una persona, la ve... uuhhhh (Risas).
La mira, la agarra y la mete en la bolsa. Después se va a un lugar apartado, la
abre y chu chu chu chu, la cuenta, inspirado, y gasta la plata para su propio
beneficio. Ahora, la misma billetera está tirada en la calle y viene otra clase
de persona. Al ver la billetera con esa cantidad de dinero, se asusta. “Oh, yo
no quiero nada que ver”, y sale corriendo (Risas), porque piensa que se va a
enredar, cualquier problema, que el dinero trae problemas. Y viene otra
persona, ve la billetera en la calle: “Ah, una billetera, vamos a ver”. La
agarra, en público la abre, la mira, busca si hay un nombre del dueño,
encuentra un número de teléfono, va al próximo teléfono y: “Señor, encontré su
billetera, ¿cómo se la devuelvo?”. Y se encuentra con esa persona y le devuelve
la billetera.
Esos son tres clases de gente. Uno es
el karmī, después el que busca la
liberación, y el tercero es el devoto. El primero es el materialista, la
persona que está viendo todo desde el punto de vista del disfrute propio, ahaṁ mameti, yo estoy en el centro, yo
soy el disfrutador, yo soy el poseedor, está todo hecho para mi propio
disfrute, inclusive a riesgo de ocuparse en actividades medio ilícitas, mercado
negro (Risas), así como Prāhlada Mahārāja dice en el Śrīmad-Bhāgavatam: “Para esa clase de personas el dinero es más
dulce que la miel”. No hay nada más atractivo que el dinero, porque el dinero
facilita toda clase de actividades sensoriales. Después está el jñānī, o mejor dicho, el que está
buscando la liberación. Al estar agotado, frustrado con las experiencias
materiales, con la gratificación de los sentidos, está adaptado a una actitud
negativa todo el tiempo, y está rechazando todo por frustración. Por eso se
asusta, no se quiere meter más con nada, ni con el dinero, porque el dinero ha
sido la causa de tantos problemas en el pasado. Y el tercero es el devoto. El
devoto encuentra la billetera, como mencionábamos en el ejemplo, inmediatamente
busca al dueño, porque entiende en realidad: “Nada me pertenece a mí, todo le
pertenece a Kṛṣṇa”. Nirmamā (nada es
mío). Inmediatamente ocupa todo en el servicio del Señor, y de esa manera logra
inmediatamente armonía con la divinidad, logra armonía con las leyes de la
naturaleza material. Las mismas leyes de la naturaleza material, pierden el peligro
que han tenido antes. Así como el ejemplo, creo que lo dimos la última vez, con
el gato. ¿Recuerdan de ese ejemplo que conté acá? O no, fue en otra parte. Con
el gato. Los colmillos y las garras del gato, son los símbolos del horror para
los ratoncitos. Pero las mismas garras, los mismos colmillos son los símbolos
del refugio, del afecto, para los gatitos. En forma similar, la misma
naturaleza material, tienen otra relación, o los devotos tienen otra relación
con la naturaleza material, que los que no son devotos, que no actúan –como
dice acá en el Bhagavad-gītā-, que no
tienen esa relación, o no tienen esa misma actitud con relación a Kṛṣṇa. El
devoto tiene esa conciencia nirmamā,
nada me pertenece a mí, todo le pertenece a Kṛṣṇa. O como Kṛṣṇa dice al final
del Capítulo cinco,
bhoktāraṁ
yajña-tapasāṁ
sarva-loka-maheśvaram
suhṛdaṁ sarva-bhūtānāṁ
jñātvā māṁ śāntim ṛcchati
sarva-loka-maheśvaram
suhṛdaṁ sarva-bhūtānāṁ
jñātvā māṁ śāntim ṛcchati
Śāntim. La paz
solo se logra al aceptar esos tres aspectos del Señor, bhoktāraṁ yajña-tapasāṁ. Bhoktāraṁ,
beneficiario o disfrutador. Kṛṣṇa dice: “Una persona que entiende, que Me
acepta como el último beneficiario de todos los yajñas, de toda la tapasyā,
todos los sacrificios y todas las austeridades, sarva-loka-maheśvaram,
maha-īśvaram. Sarva-loka maha īśvaram. Uno que acepta que Yo soy el dueño
supremo, Īśvara, Parameśvara, Parama Īśvara. Y la persona que me acepta como suhṛdaṁ sarva-bhūtānāṁ, como el amigo bienqueriente de
todas las entidades vivientes, logra paz de los tormentos de la existencia
material”. Y no hay otra forma de lograr la paz, a menos que uno se vuelva
consciente de Kṛṣṇa, que se vuelva un devoto. Así que cuando el verso dice acá:
“El trascendentalista siempre debe ocupar el cuerpo, la mente y el yo en relación
con el Supremo; él debe vivir a solas en un lugar apartado, y siempre debe
controlar la mente con cautela. Él debe estar libre de deseos y de sentimientos
de posesión” [Bg. 6.10]. Ese es el
punto. Debe estar libre de deseos y sentimientos de posesión. Así como libre de
deseos personales, nosotros no podemos subsistir sin deseos. Inclusive el śāstra dice que desear es el principio
activo del alma. Por eso jamás podemos parar de desear. Hemos llegado al mundo
material por nuestros deseos y al cultivar nuestros deseos o purificar nuestros
deseos, nosotros también podemos regresar de vuelta al hogar, de vuelta al
mundo espiritual.
Otro punto, es muy importante la
asociación, porque la asociación va formando nuestros deseos. Así como ese
ejemplo que se da en el śāstra,
cuando se tiene una joya, y la joya está muy bien pulida, comienza a reflejar todo
lo que se encuentra alrededor de la joya. En forma similar, nosotros también
somos seres sociales. No se puede vivir sin asociación. Y dependiendo de la
asociación que tengamos, que aceptemos, esa asociación nos va influenciando.
Por ejemplo, si nosotros nos asociamos con personas en la modalidad de la
ignorancia, naturalmente adoptamos las mismas cualidades, las mismas
tendencias, desarrollamos los mismos deseos. Al asociarnos con personas muy
fruitivas, muy competitivas, pasionales, también desarrollamos nuestros deseos
pasionales, de querer disfrutar, dominar, ser importantes. Y al asociarnos con
personas en la modalidad de la bondad, nosotros también nos estimulamos con esa
modalidad. De esa manera se van desarrollando nuestros deseos por conocimiento,
iluminación, vida pura, vida con sentido más profundo. Así que nuestros deseos
son influenciables. Así que si tenemos..., recuerdan la Biblia: “Dime con quién
andas y te diré quien eres”. Son hechos, es un hecho. Entonces la asociación
nos va influenciando, estimulando.
Y si nos asociamos con devotos,
nuestros deseos se van purificando. Y ¿qué significa eso? Que nosotros empezamos
a desear servir a Kṛṣṇa, ese también es un deseo. En vez de disfrutar nosotros
mismos, deseamos darle placer a Kṛṣṇa. Como Prabhupāda dice acá en el
significado, conciencia de Kṛṣṇa significa que uno tan solo piensa en Kṛṣṇa, a
servir a Kṛṣṇa. Y en el plano más elevado, en realidad el devoto ya no puede
existir, no quiere existir, no quiere vivir sin servir a Kṛṣṇa. Así como en
otra parte Kṛṣṇa dice, man-manā bhava mad-bhakto mad-yājī māṁ namaskuru [Bg. 9.34]. Son cuatro instrucciones
que da Kṛṣṇa, y Prabhupāda decía muchas veces que esto es lo que un vaiṣṇava predicador debe predicar. Esos
cuatro principios. Siempre pensar en Kṛṣṇa. Y ¿cómo se puede pensar siempre en Kṛṣṇa?
Nosotros somos muy afortunados porque nosotros podemos pensar en Kṛṣṇa en la
forma de Sus santos nombres, podemos cantar Sus santos nombres. El santo nombre
de Kṛṣṇa no es diferente de Kṛṣṇa. Nāma-cintāmani
kṛṣṇa-caitanya-rasa-vigrahaḥ pūrṇaḥ śuddho nitya-muktaḥ abhinnatvān
nāma-nāminoḥ. Abhinnatvān nāma-nāminoḥ significa que el Señor y Su nombre
no son diferentes. Pūrṇaḥ śuddho nitya-muktaḥ,
pūrṇaḥ. Así como en el Īśopaniṣad
se dice oṁ pūrṇam adaḥ pūrṇam idaṁ [Īśopaniṣad, Invocación]. Eso
significa que el Señor es completo, está completamente equipado y completamente
independiente. Ātma rāma. Ātma rāma
significa autosatisfecho. No necesita nada ni nadie. Está completamente
equipado, pūrṇam. Entonces dice, el santo
nombre no siendo diferente de Kṛṣṇa, también es completo. No hace falta nada
más. Y solo el santo nombre del Señor, pūrṇaḥ
śuddho, śuddho significa el santo nombre puro. Śuddho. Y nitya. Nitya
significa eterno, nunca cambia, siempre el mismo. Muktaḥ, está siempre liberado. Así como los pétalos de la flor de
loto. La flor de loto aun viviendo, aun creciendo dentro del lodo, agua sucia o
turbia, el loto siempre se mantiene libre de la influencia de toda esa
contaminación. Lo mismo cuando van cayendo gotitas de agua encima de los
pétalos del loto, las gotitas no se pueden agarrar. Hay una especie de capa de
cera, algo por el estilo. Entonces el agua siempre se corre. Puede estar por un
momento ahí, pero tan pronto como el loto se agita un poquito, el agua se va.
Nunca se mezcla, no se agarra. Por eso muktaḥ.
El santo nombre es como Kṛṣṇa,
completamente trascendental. Y aparte también es cintāmani. Nāma cintāmani kṛṣṇa.
Así como cintāmani, la piedra de
toque. La piedra de toque tiene esa potencia. Cuando toca metales inferiores,
se torna oro. Hay un ejemplo muy lindo que se cuenta con relación a Sanātana Gosvāmī.
Había un adorador del señor Śiva y se sometía a grandes austeridades. Y por
fin, se dice que el señor Śiva es asūtoṣā.
Asūtoṣā significa muy fácil de complacer, de satisfacer. Y toda clase de
gente -se cuenta en el śāstra- muchas
veces gente no muy inteligente, adoran al señor Śiva, o a los semidioses, para
sacar algún provecho de bendición material temporal. Entonces ese hombre se
estaba sometiendo a grandes austeridades, y en un momento el señor Śiva se le
manifestó y le dijo que qué quería. Entonces el hombre dijo: “Yo deseo tener
una piedra de toque, por favor dame la bendición de una piedra de toque”.
Entonces el señor Śiva dijo: “A bueno, entonces vas a tener que ir a Vṛndāvana.
Tienes que buscar a Sanātana Gosvāmī”. Sanātana Gosvāmī es uno de los discípulos,
asociados más íntimos del Señor Caitanya. Hizo un viaje a Vṛndāvana, buscó el
lugar en donde vivía Sanātana Gosvāmī, se acercó muy respetuosamente prestando
reverencias, con las manos juntas, le contó lo que había sucedido y que el
señor Śiva lo había mandado. Entonces le pidió: “Por favor, dame la piedra de
toque que tienes”. Sanātana Gosvāmī le dio la piedra de toque. Entonces el
hombre estaba súper eufórico, salió bailando con la piedra. Había llegado a la
meta de la vida. Pensaba que era la más grande bendición que uno pueda obtener.
Y después de un tiempo, se le ocurrió que: “Wow, si Sanātana Gosvāmī tenía esa
piedra ahí...”. En realidad Sanātana Gosvāmī le había dicho: “Sí, está por ahí
en la basura”. Así que el hombre cuando salió, después de un tiempo, se le
ocurrió: “Bueno, si la tenía en la basura Sanātana Gosvāmī esa piedra de toque,
debe tener algo mucho más valioso que la piedra de toque”. Y motivado, movido
por ese deseo, de nuevo volvió al lugar de Sanātana Gosvāmī. Y le pidió: “Por
favor, si tienes algo más valioso, dámelo”. Entonces Sanātana Gosvāmī dijo: “Bueno,
te doy esto bajo una condición, si tú tiras esa piedra de toque al río –en Vṛndāvanaa
el río es el Yamunā- te doy lo que tengo más valioso”. Entonces agarró la
piedra y la miró y pensaba que si valía realmente la pena tirarla, después de
tantas austeridades y tantas dificultades. Movido por la codicia y se presentó
muy humilde, aparentemente muy humilde ante Sanātana Gosvāmī. Sanātana Gosvāmī
le dijo: “Ahora te voy a otorgar lo más valioso que tengo: Hare Kṛṣṇa Hare Kṛṣṇa,
Kṛṣṇa Kṛṣṇa Hare Hare / Hare Rāma Hare Rāma, Rāma Rāma Hare Hare”.
En una clase Śrīla Prabhupāda decía,
en una conversación, una persona le decía: “Que su movimiento es muy bueno,
pero ¿por qué no hacen más para los pobres?”. Entonces Prabhupāda dijo: “Para
nosotros todo el mundo es pobre”. Aunque uno sea rico o sea pobre, no es una
diferencia. Sino que todo el mundo es pobre porque carecen de vida espiritual,
de conciencia de Kṛṣṇa. El mismo Prabhupāda decía: “Nosotros estamos
distribuyendo conciencia de Kṛṣṇa en todas partes, sin ninguna distinción, si
son pobres o ricos”. Y en ese contexto Prabhupāda decía: “Así como los Gosvāmīs,
los Gosvāmīs vivían muy simple, muy pobres”. Eran tan pobres y tan renunciados
que no tenían ni siquiera una cabaña, no tenían ni siquiera una choza, un
lugar, sino que vivían bajo árboles. Y no solo eso, sino que cambiaban de árbol
todas las noches. Para no apegarse, se movían de un árbol a otro (Risas). Prabhupāda
decía: “Pero cuando uno lee los escritos de los Seis Gosvāmīs, uno se da cuenta
que ricos que eran”. Tenían tanta riqueza. La verdadera riqueza es espiritual,
conciencia de Kṛṣṇa. Hasta hoy en día, los vaiṣṇavas,
y muchas otras personas están leyendo los escritos de los Gosvāmīs. Y se
asombran, se quedan con una impresión muy profunda en el corazón. O sea, la
gran opulencia que tuvieron esos Gosvāmīs y la opulencia que están ofreciendo
para el bien de la humanidad.
Así que hablando de posición, en
realidad uno debe entender esto, como el verso dice. Uno debe llevar con
cautela, controlar la mente con cautela, a cada momento. Porque en otra parte,
en el Bhagavad-gītā Kṛṣṇa dice que la
mente puede ser el enemigo más grande que tengamos y el amigo más grande, al
mismo tiempo. Cuando la mente no está controlada... Hay un punto que recuerdo
que decía Śrīla Prabhupāda, que nadie puede controlar la mente, solo Kṛṣṇa
puede controlar nuestra mente. Si la ponemos al servicio del Señor, el Señor la
ocupa.
Así que en vez de reprimir los
sentidos, reprimir la mente, debemos aprender cómo ocuparla en el servicio del
Señor. Y eso es mucho más práctico. Por eso muchas veces los impersonalistas se
asombran cuando ven las ocupaciones de los devotos, la opulencia de los
templos, las Deidades, porque para ellos, por la falta de verdadero
conocimiento, de verdadero discernimiento, no entienden la diferencia entre
espiritual y material. Y ¿cuál es la diferencia entre material y espiritual? Śrīla
Prabhupāda explicaba: “La diferencia entre material y espiritual, es que
material es ver algo separado de Kṛṣṇa y espiritual significa verlo relacionado
con Kṛṣṇa”. Eso es. En realidad que algo sea material o espiritual, depende de
nuestra conciencia.
Por ejemplo, estuvimos en la casa de
ustedes ayer, hicimos un programa, cantamos Hare Kṛṣṇa, un poco de adoración,
hablamos un poco... Seguro la casa no fue construida para ese propósito. Pero
al usar la casa para hacer reuniones y hablar de kṛṣṇa katha, el lugar se va transformando, se va espiritualizando,
purificando, y se vuelve un lugar sagrado, un lugar de peregrinaje.
Así como los lugares de los
pasatiempos de Śrīla Prabhupāda, hoy en día son lugares de peregrinaje. Hay
muchos lugares de esos en el mundo, donde recordamos los pasatiempos de Śrīla Prabhupāda.
Por ejemplo, en la segunda avenida de Nueva York, hay un lugar muy famoso de
peregrinaje. La tienda “Regalos incomparables”. Es un lugar muy bonito. Cuando
uno lo ve de lejos, parece un lugar muy decaído, muchos grafitos en las
paredes. Los locos han escrito muchas cosas en las paredes. Incluso la gente
ahí no es de muy alta clase. Son todos así como medio... como había antes,
cuando Prabhupāda empezó ahí, no ha cambiado mucho. Y cuando uno entra, es
chiquitito, es increíble lo chiquitito que es ese lugar, especialmente angosto,
es largo pero muy angosto. Uno entra ahí e inmediatamente nota una atmósfera
muy especial. Prabhupāda llamaba a esos años, cuando él empezó en Nueva York,
the happy days, los días felices. Es un lugar muy bonito, muy lindo, pero eso
solo lo pueden ver..., bueno, la gente afuera lo pueden ver.
Es como ir al Tompkins Square Park,
cuando Prabhupāda hacía kīrtan en el
comienzo. Recuerdan esa foto donde Prabhupāda sale parado, hablando, y hay una
gente sentada alrededor de él y al fondo hay una iglesia. Está bajo un árbol
grande. Ese árbol todavía está, pero se ha vuelto mucho más grande, el tronco
mucho más ancho. Además se ha colocado un cartel ahí al lado del árbol, porque
ahora son rejas para que la gente no se suba en el pasto. Y han colocado un
cartel en las rejas. La primera parte explica todo acerca del árbol, parece un
árbol especial, el nombre del árbol. Y la segunda parte dice: “Bajo este árbol,
Bhaktivedanta Swami cantó por primera vez en público: Hare Kṛṣṇa Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa
Kṛṣṇa Hare Hare / Hare Rāma Hare Rāma, Rāma Rāma Hare Hare, y desde este lugar
se expandió la Sociedad Internacional para la Conciencia de Kṛṣṇa por todas las
partes del mundo”.
Es un lugar muy especial. Cuando
fuimos hace algunos años con los devotos, hicimos un kīrtan ahí, parikramā alrededor
del árbol, hablamos un poco de los pasatiempos de Śrīla Prabhupāda. Y había un
devoto que había ido antes y nos había contado que cuando él fue a ese lugar,
se había escapado del templo para visitarlo solito, para no estar con toda la
bulla. Pero no encontraba el árbol y había un grupo de esos “chicos malos”,
pandilleros con las motos, con traje de cuero. Y cuando el devoto estaba
buscando en todas partes, uno de ellos se levantó y gritó: “¿Está buscando el
árbol? (Risas) Ahí está (Más Risas)”. De esa manera, todo el mundo en ese lugar
parece estar consciente de la obra de Śrīla Prabhupāda.
Bueno, hemos terminado. ¿Hay alguna
pregunta? (Fin)
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