33. Śrīla Prabhupāda cuenta historias cortas



Hay una narración muy instructiva, y es un hecho histórico. El emperador musulmán Akhbar una vez preguntó a su ministro: —¿Hasta cuándo duran los deseos lujuriosos?

El ministro replicó: —Hasta el momento de la muerte.

Akhbar no le creyó: —No, no, ¿cómo puedes decir eso?

—Muy bien, a su tiempo le responderé ­—concedió el ministro.

Un día el ministro se acercó al emperador y le dijo: —Prepárese inmediatamente para venir conmigo. Y traiga a su joven hija—. Akbhar sabía que su ministro era muy inteligente y que debía haber alguna razón para esto. Fue con él, y el ministro lo llevó con una persona que estaba a punto de morir. Entonces el ministro le pidió a Akhbar: —Por favor estudie la cara del moribundo—. Akhbar notó que cuando él y su hija entraron, el moribundo miró la cara de la joven. De esta forma, Akhbar comprendió: «Sí, lo que él dijo es verdad. Hasta el mismo momento de la muerte, está el deseo de ver el rostro de una muchacha joven». Esto se llama duṣpūreṇa: nunca es satisfecho. Esta atracción del hombre por la mujer y la vida de familia continúa.
Clase en Vṛndāvana (10 diciembre 1975).

Historia recordada de memoria por Satsvarūpa dāsa Goswami. La historia de Akhbar y su ministro siempre ha sido para mí una de las más duras que he escuchado de Śrīla Prabhupāda. Cada vez que la oigo atentamente, quedo anonadado. Solamente sirviendo a Kṛṣṇa y a Śrīla Prabhupāda con todo nuestro cuerpo, mente y palabras podremos escapar de una regresión de último minuto al apego material. Como ya citamos a Śrīla Prabhupāda anteriormente en este volumen, a menos que seamos madana-mohana o sea atraídos por Kṛṣṇa (‘El que confunde a Cupido’), seremos madana-dahana, o sea quemados en el fuego de Cupido, atraídos por una mujer.

Había una vez un mono que estaba saltando de un lado a otro por el bosque cuando vio un gran árbol a medio cortar con una cuña incrustada en el corte. El sistema de los leñadores consistía en que a veces cortaban un gran árbol hasta la mitad, lo dejaban al final de la jornada y después regresaban al día siguiente y cortaban el resto. Entretanto, ellos dejaban colocada una cuña para conservar el corte. Así pues, este mono se sintió muy curioso por este árbol medio cortado y se las arregló para arrancar la cuña. El árbol se juntó de repente y le cortó el rabo. Moraleja: preocúpate en lo tuyo.

Clase en Vṛndāvana (10 diciembre 1975)

No hay comentarios:

Publicar un comentario