Una vez Prabhupāda visitó el templo de ISKCON en Vṛndāvana cuando el
templo estaba atravesando dificultades económicas, así que ordenó recortes en
el presupuesto. Redujo la cantidad de rupias que los devotos destinaban a las
guirnaldas de las Deidades y dijo que a su propio mūrti, al de Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura y al de las
dos gopīs [que acompañan a Śrī Śrī Rādhā-Śyāmasundara] no se les debía ofrecer
guirnalda. Los devotos siguieron la instrucción de Prabhupāda mas contiunuaron
ofreciéndole guirnaldas opulentas al propio Prabhupāda, mientras residía en el
templo. Durante dos días, cuando Prabhupāda entraba al templo por la mañana,
los devotos le daban una guirnalda hermosa y opulenta, y una segunda guirnalda
cuando se sentaba en el vyāsāsana.
Los devotos ofrecían guirnaldas pequeñas, delgadas como cordeles a las Deidades
en el altar. Al tercer día Prabhupāda entró en el templo y los devotos le
ofrecieron la guirnalda como de costumbre. Luego Prabhupāda se sentó en su vyāsāsana, pero cuando los devotos se le
acercaron con una gran guirnalda, se enfadó: —¿Por qué me están dando esto?
—gritó—. Estas guirnaldas se las deberían dar a las Deidades.
Durante los siguientes días los devotos dieron a las Deidades guirnaldas
muy opulentas y a Prabhupāda una guirnalda delgada. Entonces Prabhupāda se
quejó de que los devotos estaban gastando demasiado en guirnaldas, así pues,
las redujeron todas. Entonces Prabhupāda pareció estar complacido. De esta
manera los devotos llegaron a comprender que cuando el maestro espiritual pide
agua deberían darle agua.
Entrevista con Vipramukhya
Swami
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