Cuando nos encontramos en problemas, ¿nos encontramos también a nosotros mismos?


Bhagavad-gītā 2.8

Arjuna se encontró en un gran problema al comienzo del Bhagavad-gītā. Estaba angustiado por la perspectiva de librar una guerra en la que tendría que matar a sus mayores amados mayores. Esta agonía lo obligó a reconocer (2.8) que nada de lo que el mundo le había enseñado a perseguir le traería alivio. Ni la soberanía de la Tierra. Ni siquiera las delicias del cielo. 

 

En medio de este problema, la sabiduría del Gītā ayudó a Arjuna a encontrarse a sí mismo. Comprendió que él y todos sus seres queridos eran seres espirituales indestructibles que vivirían incluso si sus caparazones corporales fueran destruidos en la guerra.

 

Arjuna se encontró a sí mismo en términos no solo de su identidad sino también de su destino. A través de la sabiduría del Gītā, entendió que lo que más valoraba, lo que de hecho todos valoraban más, era el amor. Todo el mundo anhela amar y ser amado. Al dirigir este anhelo hacia el todo atractivo Ser Supremo Kṛṣṇa y, a través de Él, hacia todas las entidades vivientes, encontraría la máxima realización de la vida. Buscar esa realización en lugar del disfrute sensual redefiniría la vida como una oportunidad para expresar y experimentar el amor espiritual. Este amor dulce, sublime y supremo era su destino, un destino hacia el que siempre podía avanzar, independientemente de las ganancias y pérdidas mundanas.

 

Nosotros también podemos utilizar los problemas como un ímpetu para profundizar en nosotros mismos, más allá de la superficialidad de nuestra vida rutinaria. Normalmente, buscamos y disfrutamos placeres sensuales que son periféricos a nuestra identidad central como almas y el valor central del amor eterno. Cuando los problemas interrumpen nuestra vida, podemos revolcarnos en la autocompasión o el resentimiento por la injusticia del mundo. O podemos preguntarnos: “¿Qué es lo que verdaderamente vale la pena perseguir en la vida? ¿Qué es lo que realmente cuenta?”. Si buscamos respuestas utilizando la sabiduría del Gītā, entonces los problemas nos ayudarán a encontrarnos a nosotros mismos.


No encuentro ninguna forma de apartar este pesar que me está secando los sentidos. No podré disiparlo ni siquiera si obtengo en la Tierra un reino próspero y sin igual, con una soberanía tal como la de los semidioses en el cielo. – Bhagavad-gītā 2.8


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