Bhagavad-gītā 2.8
Supongamos que nuestra casa está llena de basura. Si compramos buenos muebles, no tendremos espacio para guardarlos hasta que nos deshagamos de la basura.
De manera similar, nuestro corazón actualmente está lleno de muchos
apegos mundanos. Cuando practicamos bhakti-yoga, invitando así a
Dios a que se manifieste en nuestro corazón, no podemos tenerlo ahí hasta que
dejemos nuestros apegos. Es decir, durante el curso rutinario de nuestra
vida, no sentimos la necesidad de Dios porque nos sentimos cobijados por
nuestras posesiones y relaciones materiales.
Pero cuando los disturbios roban las cosas que nos protegen, nos
sentimos agitados; podemos orar a Kṛṣṇa por ayuda. Si aun así terminamos
perdiendo esas cosas, es posible que nos sintamos defraudados por Él. La
sabiduría de Gītā nos ayuda a ver que Él aun así nos está ayudando, está
trabajando en nosotros por dentro. Está vaciando nuestro corazón de
nuestros apegos mundanos para que Él mismo pueda manifestarse allí,
enriqueciéndonos así espiritualmente.
Al comienzo del Bhagavad-gītā, Arjuna sintió que estaba a punto
de perder todo lo que hacía que valiera la pena vivir su vida. Dijo que
incluso si aseguraba la máxima ganancia material, la soberanía sin igual en la Tierra
o incluso la realeza en los cielos, eso no lo aliviaría del dolor que estaba
secando su propio ser (2.8). Pero cuando el Gītā lo ayudó a
concentrarse en el Señor de todas las riquezas, Kṛṣṇa, y volverse devoto de Él,
recuperó la compostura (18.73).
Del mismo modo, en medio de los problemas, si en lugar de buscar soluciones
específicas, podemos enfocarnos en el propósito genérico de todos los problemas
y de este mismo mundo material problemático: la redirección de nuestro corazón
hacia Kṛṣṇa. Cuando nos enfocamos en Él a través de la práctica del bhakti-yoga,
nos damos cuenta de Su presencia interior, y eso es una ganancia mayor que
incluso la mayor pérdida mundana.
Piénsalo:
1.
¿Cómo nos
ayuda Dios en medio de las pérdidas?
2.
¿Cómo guio
el Gītā a Arjuna hacia la ganancia final?
3.
En medio
de las pérdidas, ¿cómo podemos redirigir nuestra visión?
No encuentro ninguna forma de apartar este pesar que
me está secando los sentidos. No podré disiparlo ni siquiera si obtengo en la Tierra
un reino próspero y sin igual, con una soberanía tal como la de los semidioses
en el cielo. – Bhagavad-gītā 2.8
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