Bhagavad-gītā 1.31
“No estoy
interesado en Dios”, así dicen muchas personas mientras se alejan del Bhagavad-gītā. Lo
que no entienden es que el Gītā no es solo un libro sobre Dios, sino
sobre ellos y lo que más les interesa: la búsqueda del amor duradero.
Sin duda,
el Bhagavad-gītā es un libro de profunda teología. Revela una
concepción majestuosa de Dios que puede encantar a cualquier buscador de mente
abierta.
Pero sus
discusiones teológicamente eruditas se enmarcan en el contexto de un corazón
quebrantado que necesita sanación urgente. El Bhagavad-gītā ( 1.31 ) describe cómo Arjuna se siente abrumado por la perspectiva de
una guerra fratricida emocionalmente desgarradora que comenzó como un amargo
conflicto de relaciones. Todos enfrentamos conflictos en las relaciones
que a veces nos dejan con el corazón roto.
El Gītā_
es un mensaje terapéutico para sanar todas esas heridas. Explica que estas
heridas emocionales se originan no tanto en nuestros problemas específicos de
relación como en el problema universal de la ruptura del corazón humano con el
corazón divino. Esa ruptura nos somete a bhavaroga, la enfermedad de la existencia material. Somos almas eternas
destinadas a amar a Dios, Kṛṣṇa, pero estando separados de Él, buscamos el
mismo amor en las relaciones formadas sobre la base de nuestros
cuerpos. Sin embargo, incluso las mejores de tales relaciones se ven
frustradas tarde o temprano por el inevitable carácter perecedero de todos los cuerpos materiales.
La
terapia para nuestro corazón roto es el bhakti-yoga, que redirige nuestro amor del mundo
a Krisna. La teología del Gītā prepara el escenario para esta
terapia. Su revelación de la gloria de Kṛṣṇa nos convence de que Su amor
posee la omnipotencia para sanar incluso los corazones más desconsoladamente
heridos. No importa cómo las relaciones mundanas nos decepcionen o
devasten, nuestra relación con Él siempre nos consuela y fortalece, como lo
demuestra la moral restaurada de Arjuna al final del Gītā.
No veo cómo puede resultar nada bueno del hecho de matar a mis propios parientes en esta batalla, ni puedo desear, mi querido Kṛṣṇa, ninguna victoria, reino ni felicidad subsecuentes. – Bhagavad-gītā 1.31
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