Bhagavad-gītā 2.11
Supongamos que una persona puede levantar 20 kg, pero va a un gimnasio y
levanta 5 kg. Tal levantamiento de pesas no los fortalecerá. Para
volverse más fuertes, necesitan desafiar sus músculos levantando pesas que
igualen o excedan ligeramente su capacidad.
El desafío provoca el cambio: este principio también se aplica a nuestro
crecimiento interior, como se demuestra en el Bhagavad-gītā.
Al comienzo del Gītā, Arjuna tiene una concepción particular del dharma,
lo que es correcto hacer. Piensa que debe ser no violento y evitar pelear
contra sus familiares. Pero luego se da cuenta de que si abandona la
lucha, sin querer cometerá violencia contra sus parientes más cercanos, sus
propios hermanos, quienes tendrán que llevar la peor parte de la
agresión. Así, esta circunstancia desafía su concepción de lo que
significa ser un buen tipo que hace lo correcto.
Las primeras palabras de instrucción de Kṛṣṇa en el Gītā desafían
aún más a Arjuna: reprende a Arjuna por hablar palabras que suenan sabias
mientras está controlado por una emocionalidad ignorante (2.11). Luego, Kṛṣṇa
analiza varias concepciones de dharma y concluye que dharma en
última instancia significa armonizar amorosamente con la Verdad Absoluta
(18.66). Esta comprensión progresiva y holística elimina las dudas de
Arjuna (18.73) y restaura su moral y determinación (18.78). Evoluciona así
porque no rehúye las circunstancias o concepciones desafiantes.
Cuando nos esforzamos por crecer aprendiendo y viviendo el Gītā,
también encontraremos desafíos. Si nos resistimos y evitamos las cosas que
nos desafían, nos separamos de los estímulos que inducen el crecimiento y nos
quedamos atrapados en la rutina de la conciencia mundana.
En cambio, podemos, como Arjuna, enfrentar los desafíos de
frente. Si buscamos en oración la guía y la fuerza de Kṛṣṇa, llegaremos
gradualmente a niveles más profundos de comprensión y descubriremos capas
ocultas de fuerza de voluntad.
Así, al aceptar los desafíos, evolucionaremos para convertirnos en las
mejores versiones de nosotros mismos.
La Suprema Personalidad de Dios dijo: Mientras hablas
con palabras cultas, te lamentas por lo que no es digno de lamentarse. Aquellos
que son sabios no se lamentan ni por los vivos ni por los muertos. – Bhagavad-gītā 2.11
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