Bhagavad-gītā 8.19
Nuestra cultura dominante nos hace creer que la vida en el plano material es lineal y progresiva, por lo que nuestros esfuerzos pueden mejorar las cosas en el plano material. Esta creencia está tan arraigada en nuestra cultura que casi nunca la analizamos, ni siquiera la notamos.
Sin embargo, esta creencia no se refleja en el curso de la naturaleza. En ella se encuentran muy extendidas manifestaciones de un progreso no lineal, sino cíclico. En cada generación, los árboles crecen y pierden hojas en ciclos. De una generación a otra, las formas de vida repiten los mismos ciclos: creación, crecimiento, mantenimiento, reproducción, deterioro y destrucción. En lo alto, los planetas se mueven en ciclos. Las fases de la Luna son cíclicas, como lo son los cambios de estaciones. Incluso nuestras unidades de tiempo son cíclicas. El Bhagavad-gītā (8.19) subraya que estos cambios cíclicos de creación, mantenimiento y destrucción repetidos son una característica inherente e invariable de la existencia material.
Por supuesto, los humanos tenemos más libre albedrío que otras especies, así que podemos, si así lo deseamos, intentar luchar contra esta naturaleza cíclica. Podemos manipular temporalmente la naturaleza mediante tecnología creada por el hombre y persuadir temporalmente a la historia para que apoye nuestra noción favorita del progreso lineal mediante una reescritura selectiva.
Pero no podemos cambiar la naturaleza cíclica de nuestra vida: empezamos con la infancia y terminamos en la segunda infancia, la vejez, donde a menudo nos volvemos indefensos como niños. Además, no podemos cambiar la naturaleza cíclica de la repetición del nacimiento y la muerte.
Por lo tanto, la sabiduría del Bhagavad-gītā nos insta a utilizar nuestro libre albedrío no para convertir inútilmente la naturaleza de cíclica a lineal, sino para trascender la existencia material mediante el progreso en la vida espiritual. Cuando nos conectamos amorosamente con Kṛṣṇa a través del servicio devocional, entonces y sólo entonces se hacen realidad nuestras esperanzas de progreso lineal; por su misericordia, nos elevamos directamente hacia Su morada eterna.
El mundo espiritual no sólo existe en un lugar diferente sino en un nivel diferente de realidad.
Una y otra vez, cuando llega el día de Brahmā, todas las entidades vivientes pasan a existir, y con la llegada de la noche de Brahmā son aniquiladas irremediablemente. – Bhagavad-gītā 8.19
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