No respiramos dos veces en el mismo cuerpo

 
Bhagavad-gītā 8.4

Con frecuencia nos identificamos erróneamente con nuestro cuerpo. Sin embargo, la sabiduría del Bhagavad-gītā explica que no solo no somos nuestro cuerpo, sino que lo que llamamos nuestro cuerpo no es algo estable a través del tiempo.
El Bhagavad-gītā (8.4) afirma que toda la manifestación material, de la que nuestro cuerpo es una parte, se caracteriza por el cambio. De hecho, lo único constante en este mundo es el cambio. Este cambio puede ser sutil, pero es inexorable. Tan inexorable, de hecho, es el cambio del cuerpo que no respiramos dos veces en el mismo cuerpo; cambia en un período infinitesimal de una respiración a la siguiente.
La ciencia también confirma que nuestro cuerpo está en constante cambio. Las células viejas mueren, nacen células nuevas y las restantes pasan por distintas etapas en el viaje de la creación a la destrucción. Por lo tanto, nuestro cuerpo está cambiando de un momento a otro.
Como nuestro cuerpo es nuestro vehículo esencial para funcionar en este mundo, procesar la realidad de que es tan inestable puede resultar desorientador. Cuando finalmente digerimos lo cambiante y cambiante que es nuestro cuerpo, recibimos la sacudida cerebral necesaria para disminuir nuestra fascinación por él y los placeres que promete. El desapego resultante puede hacernos más abiertos a explorar la frontera espiritual de la vida.
El Bhagavad-gītā, una guía de larga tradición para exploradores espirituales, nos reorienta al introducirnos en una realidad superior: no importa cuántas cosas cambien, hay algo que nunca cambia: Kṛṣṇa siempre nos ama. Siempre nos está esperando en nuestros propios corazones. Y podemos experimentar Su presencia practicando bhakti-yoga. Este proceso de larga tradición redirige nuestro corazón de la materia a Kṛṣṇa, lo que nos brinda experiencias tangibles y transformadoras de amor espiritual.
Cuando usamos nuestro cuerpo efímero para acceder al amor eterno de Kṛṣṇa, podemos disfrutar de seguridad y serenidad incluso en este mundo en constante cambio.
¡Oh, tú, el mejor de los seres encarnados!, la naturaleza física, que está cambiando constantemente, se denomina adhibhūtam [la manifestación material]. La forma universal del Señor, que incluye a todos los semidioses, como los del Sol y de la Luna, se denomina adhidaivam. Y Yo, el Señor Supremo, representado como la Superalma en el corazón de cada ser encarnado, Me llamo adhiyajña [el Señor del sacrificio]. – Bhagavad-gītā 8.4

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