Bhagavad-gītā 2.41
Nútrete, Supera la tentación
¿Por qué caemos en la tentación?:
1. Somos impotentes – La tentación es demasiado fuerte para que la resistamos.
2. No tenemos idea - La tentación no es más que llenar el vacío interior debido a la escasez de actividades significativas en nuestras vidas.
Supongamos que nos proponemos repetidamente renunciar a alguna tentación, pero aun así sucumbimos una y otra vez. Abatidos, podemos concluir: "Esta tentación es demasiado fuerte; soy impotente ante ella". Afortunadamente, nuestra conclusión es errónea.
Incluso si no podemos decir “no” cuando la tentación nos golpea, podemos elegir lo que hacemos entre los momentos en que nos golpea. Si no tomamos esa decisión, no es porque carezcamos del poder para resistir la tentación; es porque carecemos de un propósito que llene nuestra vida.
Para entender cómo, empecemos por hacernos algunas preguntas. "Supongamos que estuviera libre de esta tentación — ¿qué haría con la nueva libertad? ¿Qué daría sentido y valor a mi vida?". Aunque se nos ocurran varias cosas, centrémonos en una que nos inspire. Esa cosa sería nuestro indicador de un propósito que merece la pena perseguir. Centrándonos en este propósito, podemos preguntarnos: "Incluso en mi condición actual, propensa a la tentación, ¿puedo hacer algo para perseguir mi propósito? Entre las cosas que puedo hacer, ¿cuántas estoy haciendo?".
Si no estamos haciendo varias de esas cosas que podrían ayudarnos a perseguir nuestro propósito, eso plantea algunas preguntas clave: "¿Es posible que, sin darme cuenta, haya dejado que mi vida se impregne de una sensación evitable de carencia de valor o de sentido? ¿Puede que ese vacío me impulse a buscar la tentación como medio de aportar a mi vida estéril algo de excitación, aunque sea temporal y me lleve a problemas? ¿Llenar mi vida de actividades significativas podría darme mayor ímpetu para resistir la tentación?".
Así, mediante la introspección, podemos darnos cuenta de que nuestras recaídas en la tentación no surgen porque nos falte poder, sino porque nos falta propósito. El Bhagavad-gītā (2.41) subraya la importancia de tener un único propósito.
Resumen:
Caemos en la tentación no porque seamos impotentes, sino porque carecemos de propósito.
Piénsalo:
- "Soy impotente ante la tentación": ¿qué puede haber de bueno y de malo en esta conclusión?
- ¿Cómo podemos encontrar un propósito que merezca la pena perseguir?
- ¿Cómo puede la introspección cambiar nuestra comprensión de la causa de nuestras recaídas?
Aquellos que están en este sendero son muy resueltos, y su objetivo es uno. ¡Oh, amado hijo de los Kurus!, la inteligencia de los irresolutos tiene innumerables ramificaciones. - Bhagavad-gītā 2.41
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