Bhagavad-gītā 9.11
En nuestros momentos de introspección, a menudo sentimos un vacío interior: una sensación de incompletitud, incluso de vacío. Este vacío en nuestro corazón se debe a que no tenemos un objeto satisfactorio para nuestro amor.
Generalmente ofrecemos nuestro amor a las personas y cosas del mundo, pero la experiencia demuestra que nada de este mundo satisface por completo el anhelo de nuestro corazón. No obstante, este anhelo de amor es indispensable entre nuestras necesidades básicas. Por eso, con la esperanza de satisfacer esta necesidad de una manera u otra, seguimos buscando el objeto adecuado, trasladando nuestro amor de un objeto a otro. Desafortunadamente, nada llena el vacío; por el contrario, la experiencia lo agranda a medida que cada vez hay más objetos que resultan incapaces de llenarlo.
Para algunas personas, este vacío interior se vuelve tan gigantesco que consume toda su sensación de ser; incluso domina su concepción de toda la existencia. Infieren erróneamente que el vacío en sí es la realidad última de la vida, por lo que hacen de entrar en ese vacío el objetivo supremo de su vida.
Ambas categorías de personas –los materialistas que viven con el vacío como la realidad inevitable de la vida y los nihilistas que viven para alcanzar el vacío como la realidad última de la vida– son víctimas de un error fundamental: la suposición de que la única manera de llenar el vacío del corazón es mediante un objeto material mundano.
El Bhagavad-gītā (9.11 ) señala la causa de esta concepción errónea: ignoran que el mejor objeto de amor de otro mundo es la trascendental y encantadora Persona Suprema, Kṛṣṇa. Cuando le ofrecemos el amor de nuestro corazón, Él, siendo eterno y perfecto, nos corresponde de manera inconcebible y maravillosa, superando nuestras expectativas y satisfaciendo el anhelo de nuestro corazón por completo y para siempre.
Aprender a amar a Kṛṣṇa, por tanto, es la mejor manera –de hecho, la única manera– de evitar un vacío interior.
Los necios se burlan de Mí cuando desciendo con forma humana. Ellos no conocen Mi naturaleza trascendental como Señor Supremo de todo lo que existe. - Bhagavad-gītā 9.11
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