La satisfacción viene de conocernos a nosotros mismos, no de darnos a conocer


Bhagavad-gītā 6.20

Clave de la felicidad.
Supongamos que vemos a alguien que llama la atención donde quiera que vaya. Naturalmente, es posible que queramos ser igualmente conocidos. Dada la inmensidad y la superpoblación del mundo, podemos sentirnos insignificantes e inútiles, a menos que hagamos algo que nos dé a conocer.
En consecuencia, anhelamos algún talento especial o alguna oportunidad especial (cualquier cosa) que nos dé la oportunidad de alcanzar la fama. La mayoría de nosotros luchamos por la vida y nunca llegamos a ser famosos. Algunos de nosotros, sin embargo, descubrimos un talento, tomamos un descanso y nos hacemos algo famosos. Pero el anhelo de fama es como un fuego insaciable - no importa cuánto se alimente, sigue ardiendo más, haciéndonos anhelar más fama.
Y si llegamos a ser enormemente famosos, nos enfrentaremos a una ironía conmovedora. Esa misma fama a menudo se convierte en causa de molestia, e incluso de angustia. Las celebridades a menudo anhelan el anonimato y luchan por realizar algunas actividades humanas normales, como salir a caminar, sin atraer atención no deseada y ser acosados.
Una forma más saludable de alcanzar la satisfacción es conociéndonos a nosotros mismos. Conocernos a nosotros mismos comienza por comprender que existen muchas capas en nuestro ser. Existimos no sólo como nuestros cuerpos físicos o nuestras mentes sutiles, sino esencialmente como almas. Nos caracterizamos por la conciencia pura que irradia a través de nosotros y está destinada a conectarnos con el todo atractivo supremo, Kṛṣṇa.
El Bhagavad-gītā (6.20) declara que mediante la práctica del yoga restringimos la búsqueda frenética de placer externo de nuestra mente y volvemos nuestra conciencia hacia adentro. Mediante tal práctica, nos percibimos a nosotros mismos como partes bienaventuradas del Todo bienaventurado, Kṛṣṇa. Al estar así situados en el gozo interior, utilizamos nuestros talentos e intereses para contribuir devocionalmente en este mundo sin necesidad de la aclamación del mundo.
Cuando nos conocemos así a nosotros mismos, conocemos la felicidad, ya sea que el mundo nos conozca o no.
Piénsalo:
· ¿Por qué anhelamos ser famosos?
· ¿Por qué el anhelo de fama no conduce a la felicidad?
· ¿Cómo puede el conocernos a nosotros mismos conducirnos a la felicidad?
En la etapa de la perfección denominada trance, o samādhi, la mente de uno se abstiene por completo de las actividades mentales materiales, mediante la práctica del yoga. Esa perfección se caracteriza por la habilidad que tiene uno de ver el Ser mediante la mente pura, y de disfrutar y regocijarse en el Ser. – Bhagavad-gītā 6.20

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