Bhagavad-gītā 6.25
Durante una enfermedad, cuando consultamos a un médico, un posible peligro es un diagnóstico erróneo. El médico puede recetarnos por error el medicamento destinado a alguna enfermedad distinta a la que estamos sufriendo. Un diagnóstico erróneo de este tipo puede ser desastroso si la prescripción incluye exactamente lo que causó la enfermedad. Las pastillas de azúcar como receta erróneamente diagnosticada para la diabetes, por ejemplo.
¿Algún médico alguna vez diagnosticaría tan erróneamente?
Por desgracia, sí. Hay un médico que hace precisamente eso - un médico que vive en casa, en realidad, en el cuerpo. Ese médico es la mente. Con frecuencia prescribe como cura la misma indulgencia material que es la causa de nuestro sufrimiento. Los adictos que están siendo arruinados por su adicción todavía sienten que una bocanada o un trago más resolverán sus problemas. Son víctimas trágicas del desastroso diagnóstico erróneo de la mente.
De hecho, todos los que vivimos en la existencia material somos victimizados de manera similar.
Somos almas que somos innatamente felices; ānanda es intrínseca a nuestra constitución sat-cit-ānanda. Sin embargo, debido a que nos hemos enamorado de las cosas materiales y hemos olvidado nuestra identidad y actividad espiritual, actualmente no podemos experimentar nuestra alegría natural, por lo que nos sentimos insatisfechos. Sin embargo, nuestra mente prescribe constantemente más cosas materiales como medio para alcanzar la felicidad.
En realidad, el servicio devocional a Kṛṣṇa que nos reinstala en el plano espiritual es la prescripción correcta. Sin embargo, como todavía estamos enfermos, es posible que nos sintamos insatisfechos mientras practicamos el servicio devocional. En esos momentos, la mente se vuelve superactiva en su tarea de diagnosticar erróneamente, impulsándonos, empujándonos y golpeándonos para que busquemos el disfrute material.
Lo que realmente necesitamos para ser felices es más devoción espiritual, no más gratificación material. Por eso, como nos insta el Bhagavad-gītā ( 6.25 ), debemos usar nuestra inteligencia para no creer en la mente y permanecer fijos en el plano espiritual. Mediante tal vigilancia intelectual y perseverancia espiritual, con el tiempo seremos plena y eternamente felices.
Gradualmente, paso a paso, uno debe ponerse en trance mediante la inteligencia sostenida por una convicción total, y, de ese modo, la mente debe estar fija sólo en el Ser, y no debe pensar en nada más. – Bhagavad-gītā 6.25
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