Bhagavad-gītā 10.33
El Bhagavad-gītā( 10.33 ) identifica el tiempo como una manifestación de Kṛṣṇa. El tiempo es uno de los maestros más contundentes acerca de la naturaleza temporal de la existencia mundana.
Todos podemos aprender sobre la fragilidad y la perecibilidad de todas las cosas materiales mediante la observación cotidiana y la inferencia del sentido común.
Sin embargo, la mayoría de nosotros no lo hacemos.
¿Por qué?
Debido a nuestros fuertes deseos de disfrutar del mundo, estos deseos siguen dominando nuestro ser, haciéndonos reacios a contemplar las duras realidades de la vida, pues esa contemplación haría evidente la futilidad de los deseos mundanos.
Debido a nuestra falta de contemplación, vemos cómo la enfermedad y la muerte derriban a la gente a nuestro alrededor, pero imaginamos que tenemos (o que pronto tendremos) una armadura a prueba de sufrimiento.
Sin embargo, el tiempo demuestra las verdades que negamos al hacer inevitable lo impensable; el tiempo nos obliga a secarnos y morir. La perspectiva de ser molidos hasta el olvido por el incesante desgaste del tiempo puede horrorizarnos, hasta que la sabiduría del Bhagavad-gītā nos ayuda a comprender que el tiempo es Kṛṣṇa disfrazado.
El tiempo es el disfraz a través del cual Kṛṣṇa expresa Su fuerte amor, una expresión que es necesaria para aquellos que no aprenden de Su amor tierno en el Bhagavad-gītā. La sabiduría del Bhagavad-gītā nos ayuda a conectar el lado “fuerte” del tiempo con el lado “amor” y aprender la lección indispensable: la inutilidad de amar lo temporal y la urgencia de redirigir nuestro amor hacia lo eterno.
Cuando comenzamos a aprender y vivir esta lección, el tiempo se revela como Kṛṣṇa esperando con los brazos abiertos para darnos la bienvenida de regreso a casa.
De las letras, Yo soy la A; y entre las palabras compuestas, Yo soy el compuesto dual. Yo soy, además, el tiempo inagotable, y de los creadores, Yo soy Brahmā. – Bhagavad-gītā 10.33
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