Hacer de la ausencia un principio es perpetuar la ausencia


Bhagavad-gītā 10.40

Algunos grupos religiosos sostienen que “Dios es infinito, por lo que nunca podremos conocerlo. Cuanto más afirma una tradición conocer Sus características específicas, más suposiciones erróneas hace sobre Él y, por lo tanto, se aleja aún más de su conocimiento”.
En primer lugar, este argumento raya en la contradicción interna. Si bien sostiene que no se puede saber nada específico acerca de Dios, hace una afirmación muy específica acerca de conocer a Dios: que es completamente incognoscible.
Un segundo problema, más grave, es que el argumento mezcla dos atributos: infinitud e incognoscibilidad. La infinitud es el atributo que define a Dios, pero ¿lo hace permanentemente incognoscible para nosotros, seres finitos? Sí, no podemos conocerlo por nuestro propio esfuerzo, pero Él tiene la omnipotencia de hacerse cognoscible incluso para los seres finitos. Y se revela misericordiosamente a través de las Escrituras. Sin duda, ni siquiera mediante Su misericordiosa autorrevelación podemos conocerlo plenamente. Sin embargo, podemos conocerlo lo suficiente como para enamorarnos plenamente de Él.
En el décimo capítulo del Bhagavad-gītā, Dios mismo, en Su manifestación como Kṛṣṇa, da una lista de ejemplos específicos para transmitir Su inmanencia. Y comienza (10.19) y concluye (10.40) esa descripción con una advertencia: la lista no es exhaustiva, sino representativa. El hecho de que los ejemplos no sean exhaustivos da testimonio de Su infinitud. El hecho de que sean representativos implica que son reales: nos llevan hacia el conocimiento real de Él, impulsando así nuestra devoción.
Algunas tradiciones pueden no incluir detalles específicos sobre Dios, pero eso no significa que Él nunca pueda revelar esos detalles. Desafortunadamente, algunos seguidores de esas tradiciones intentan convertir en un principio la ausencia de conocimiento positivo sobre Dios en su tradición. Mediante ese razonamiento erróneo, se cierran a las revelaciones de otras tradiciones. De ese modo, se privan innecesariamente del conocimiento positivo sobre Dios que puede profundizar y endulzar su devoción.
¡Oh, poderoso conquistador de los enemigos!, Mis manifestaciones divinas no tienen fin. Lo que te he dicho no es más que un simple indicio de Mis infinitas opulencias. – Bhagavad-gītā 10.40

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