Bhagavad-gītā 10.40
El Bhagavad-gītā instruye a la mente, sin duda, y lo hace mucho mejor que la mejor educación universitaria acerca del sentido y el propósito de la vida. Sin embargo, su propósito no es instruir a la mente como un fin en sí mismo, sino como un medio para alcanzar el fin del amor: el amor eterno por la suprema y atractiva Persona, Kṛṣṇa.
El momento de la entrega del Bhagavad-gītā no altera su sustancia, pero sí da forma a su forma.
Este llamado esencial al amor es transhistórico, pero fue pronunciado en un momento particular de la historia. Y ese momento, aunque no alteró la esencia del Bhagavad-gītā, sí moldeó su forma. Las costumbres sociales, las estructuras políticas y las concepciones cosmológicas de la gente de entonces eran sustancialmente diferentes a las nuestras. El Bhagavad-gītā naturalmente hace referencia a esas cosas para ilustrar su mensaje. Sin embargo, esas mismas referencias que lo hicieron accesible para su público original pueden hacerlo inaccesible para nosotros, que procedemos de un marco de referencia diferente.
Esta dificultad puede preocuparnos especialmente en el décimo capítulo del Bhagavad-gītā, que utiliza ejemplos contemporáneos para transmitir cómo las cosas atractivas para las personas de mentalidad materialista manifiestan la opulencia de Kṛṣṇa. Podemos tratar de entender esos ejemplos, pero si hacemos que la obtención de esa información sea el propósito de nuestro estudio del Bhagavad-gītā, pasaremos por alto el principio subyacente. Ese principio se enuncia hacia el final de ese capítulo ( 10.41 ): todo lo que nos atrae lo hace porque manifiesta una chispa del atractivo total de Kṛṣṇa. De hecho, el verso anterior ( 10.40 ) afirma que, como la lista de tales opulencias es interminable, solo se mencionan unas pocas, restando importancia a los detalles y enfatizando el principio.
Por lo tanto, en lugar de esforzarnos por comprender qué cosas atrajeron a la gente en el pasado y por qué, podemos esforzarnos más por comprender cómo las cosas que nos atraen ahora manifiestan la opulencia de Kṛṣṇa y cómo podemos redirigir nuestro corazón de ellas hacia Él. Sólo esa transformación del corazón nos garantizará una satisfacción duradera.
¡Oh, poderoso conquistador de los enemigos!, Mis manifestaciones divinas no tienen fin. Lo que te he dicho no es más que un simple indicio de Mis infinitas opulencias. – Bhagavad-gītā 10.40
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