Preguntar si Dios existe es como preguntar si un círculo es circular


Bhagavad-gītā 10.39

Supongamos que un niño nos pregunta: “¿Un círculo es circular?”. No solo responderíamos afirmativamente, sino que explicaríamos la definición de círculo, subrayando así la redundancia de la pregunta.
Cuando preguntamos: “¿Existe Dios?”, la pregunta tiene sentido siempre que concibamos a Dios como un ser que supuestamente vivió en algún lugar de la Tierra hace miles de años o vive en algún lugar allá arriba en el cielo.
Pero esta concepción es en sí misma errónea. Dios no es una cosa que existe, sino que abarca toda la existencia. Sí, en sus manifestaciones específicas, puede manifestarse en momentos y lugares particulares, pero Su naturaleza definitoria trasciende todas esas manifestaciones localizadas. Por definición, Él es la fuente y el sustentador de todo, como indica el Bhagavad-gītā (10.39). Sin Él, absolutamente nada podría existir.
¿Por qué?
Porque Dios es la única existencia independiente, la causa sin causa de todo. La existencia de todo lo demás está condicionada a la existencia de algo más; todas las cosas dependen de algo más para su existencia. Un rascacielos, por muy grande que sea, no puede extenderse hacia abajo sin fin; necesita estar basado en el suelo. De manera similar, todas las cosas que existen, por muchas que sean las que las anteceden, no pueden existir sin estar basadas en el fundamento de toda existencia. Ese fundamento es Dios.
Los ateos proponen que este fundamento puede ser materia o energía o algún estado primordial de ambas. Pero todas esas cosas son condicionales: pueden existir en una u otra condición, lo que plantea la pregunta de por qué existían al principio en esa condición y no en alguna otra. Lo único a lo que no se aplica esta pregunta sobre las condiciones iniciales es a aquello que, por definición, es incondicionado. Ese fundamento existencial incondicionado de toda existencia condicionada es Dios.
Así, al comprender la naturaleza definitoria de Dios, apreciamos cómo las preguntas sobre Su existencia son redundantes.
Además, ¡oh, Arjuna!, Yo soy la semilla generadora de todas las existencias. No hay ningún ser —móvil o inmóvil— que pueda existir sin Mí. – Bhagavad-gītā 10.39

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