Bhagavad-gītā 11.20
Dios es infinito. ¿Qué significa esto? Para entender cómo se aplica a Dios el escurridizo concepto de infinito, comencemos con una aplicación conocida del infinito.
En matemáticas, es posible que estemos familiarizados con una serie infinita. La serie de todos los números naturales es infinita, al igual que la serie de todos los números impares y la serie de todos los números primos. Sin embargo, es significativo que, aunque todas sean infinitas, no todas sean iguales. La serie de todos los números naturales es mayor que la serie de todos los números impares, que a su vez es mayor que la serie de todos los números primos.
Una gradación de este tipo dentro del infinito puede plantear la pregunta: ¿En qué número una serie se vuelve infinita? ¿En mil millones, en trillones, en tropeles? Ninguna de las anteriores. En realidad, mientras podamos calcular la longitud de una serie, no se la considera infinita. Se vuelve infinita cuando el número se vuelve inconcebible.
La infinitud de Dios no es así, no depende de que se expanda hasta una dimensión inmensurable. Su infinitud es parte integral de Su ser mismo. Su trascendencia a las dimensiones materiales se revela en el capítulo once del Bhagavad-gītā, en el que Kṛṣṇa revela la forma universal. Aunque está presente en el carro de Arjuna en una forma aparentemente finita, sigue siendo el infinito omnipresente. En un momento, está de pie junto a Arjuna, aparentemente como un ser humano limitado; y en el momento siguiente, se revela en una forma que abarca todo el rango visual de Arjuna, desde la Tierra hasta el cielo (Bhagavad-gītā 11.20). Y hacia el final del capítulo, se vuelve a manifestar despreocupadamente en Su forma de dos manos aparentemente finita. Pero sigue siendo infinito.
En esencia, Kṛṣṇa no necesita una forma infinita para ser infinito: Su propia divinidad lo hace infinito. Dicho de otro modo, no es Dios porque sea infinito, sino que, por ser Dios, es infinito.
Aunque Tú eres uno, Te difundes por todas partes del cielo y de los planetas, y por todo el espacio que hay entre ellos. ¡Oh, Tú, el grandioso!, al ver esta forma maravillosa y terrible, todos los sistemas planetarios se perturban. – Bhagavad-gītā 11.20
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