Bhagavad-gītā 11.37
“¿Es politeísta el Bhagavad-gītā?”. Esta pregunta la plantean a menudo, sobre todo quienes proceden de la tradición intelectual occidental.
Están familiarizados sobre todo con el sistema rígidamente monoteísta de las religiones abrahámicas, que rechazaban como falsos a todos los dioses excepto a uno. Dentro del marco conceptual occidental, el único sistema religioso politeísta era el grecorromano, que se consideraba que se caracterizaba por una libertad celestial. Diferentes dioses con sus propias áreas de jurisdicción luchaban por expandir sus territorios cósmicos y competían por la supremacía, pero ninguno logró establecer una supremacía sin rival.
Un estudio cuidadoso del Bhagavad-gītā revela una visión del mundo mucho más matizada que el politeísmo simplista. El Bhagavad-gītā ( 11.37 ) declara que el Ser Supremo, Kṛṣṇa, es imperecedero y trascendental, que existe más allá del tejido de causa y efecto mundanos. Además, lo glorifica por ser ilimitado y por ser el refugio del universo, todas ellas cualidades del supremo del monoteísmo. Por lo tanto, Kṛṣṇa no es uno entre los muchos dioses del politeísmo; es el supremo del monoteísmo, pero con la característica distintiva de tener otros dioses no como competidores sino como asistentes. Estos otros dioses no son falsos dioses, sino verdaderos semidioses; existen como personas reales con poderes mayores que los de los humanos y menores que los de Dios.
Kṛṣṇa los contrata como supervisores departamentales con jurisdicciones finitas en la administración cósmica que Él dirige. Si en ocasiones algunos de estos dioses se encaprichan con su poder y se creen supremos, Él los pone rápidamente en su lugar, como atestiguan muchas narraciones de los Puranas.
Por constitución, Kṛṣṇa es indiscutible e incuestionable, pues Su posición no reside en el inestable reino material, sino en el supremamente estable reino espiritual. Cuando comprendemos Su supremacía sin igual, nos volvemos devotos a Él sin distracciones y finalmente alcanzamos Su morada, que siempre está libre de la influencia del tiempo.
¡Oh, Tú, el grande, más grande incluso que Brahmā!, Tú eres el creador original. ¿Por qué, entonces, no habrían ellos de ofrecerte sus respetuosas reverencias? ¡Oh, Tú, el ilimitado, Dios de los dioses, refugio del universo!, Tú eres la fuente invencible, la causa de todas las causas, trascendental a esta manifestación material. – Bhagavad-gītā 11.37
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