Bhagavad-gītā 11.39
Algunas personas se oponen al culto a la Deidad diciendo: “Al representar a Dios en una forma limitada, estás limitando lo ilimitado”.
Pero decir que Dios no puede manifestarse en una forma limitada también es limitar a Dios. Para entender cómo Dios es verdaderamente ilimitado, debemos reconocer que trasciende tanto lo limitado como lo ilimitado.
Para entenderlo mejor, pensemos en el ejemplo de una persona inusualmente alta. Si bien su altura puede ser distintiva, también puede dificultar el paso por puertas bajas e imposibilitar el movimiento discreto. Están estancadas en su altura.
Por el contrario, Dios nunca se queda estancado en Su inmensidad. Puede manifestarse en una forma de tamaño humano para facilitar la reciprocidad amorosa con Sus devotos, quienes de otra manera podrían sentirse sobrecogidos por Su forma gigantesca. E incluso puede manifestarse en una forma tan diminuta que sea invisible si eso es lo que mejor sirve a Su propósito. Puede cambiar Su forma a voluntad porque Su inmensidad no se limita solo a la dimensión: también es ilimitado en potencia.
Esta potencia ilimitada de Dios, Kṛṣṇa, es evidente en el capítulo once del Bhagavad-gītā. Kṛṣṇa se manifiesta inicialmente en una forma aparentemente limitada como el auriga de Arjuna. Cuando Arjuna desea ver la forma universal de Kṛṣṇa (11.04), Kṛṣṇa accede, revelando una forma que es ilimitada, sin principio, medio ni fin discernibles (11.16). Sin embargo, esa visión cósmica, especialmente Su aspecto omnidestructivo del tiempo que todo lo devora, desconcierta a Arjuna. Cuando le ruega a Kṛṣṇa que retire esa temible teofanía, Kṛṣṇa accede de inmediato, con indiferencia y afecto (11.49). Primero se manifiesta en una forma de cuatro manos antes de volver a manifestarse en Su forma de dos manos. De este modo, demuestra que Su ilimitación está subordinada a Su omnipotencia, siendo capaz de ser convocado y descartado sin esfuerzo.
Entender que Dios es tan ilimitado como para manifestarse en una forma limitada y aun así seguir siendo ilimitado es apreciar mejor la gloria ilimitada de Dios.
¡Tú eres el aire y Tú eres el controlador supremo! ¡Tú eres el fuego, Tú eres el agua y Tú eres la Luna! Tú eres Brahmā, la primera criatura viviente, y Tú eres el bisabuelo. Por lo tanto, ¡te ofrezco mis respetuosas reverencias mil veces, y otra vez, y aún otra vez más! – Bhagavad-gītā 11.39
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