Bhagavad-gītā 14.16
Nuestra cultura nos hace creer que seremos felices si mejoramos las cosas que nos rodean: la ropa, los teléfonos móviles y los coches, por ejemplo.
¿Lo haremos?
Podríamos conseguir el mejor coche del mercado, pero si la codicia nos enturbia la mente, nuestra alegría se evaporará en cuanto aparezca un coche mejor. Si la envidia nos enturbia la mente, esa alegría evaporada regresará como el abrasador vapor de los celos hacia quienes poseen ese coche.
Una obsesión febril, incluso fanática, por mejorar lo externo es característica de la modalidad de la pasión. Y esta modalidad genera miseria, como afirma sucintamente el Bhagavad-gītā ( 14.16 ): rajasas tu phalam duhkham.
La verdadera felicidad comienza con la mejora de nuestros pensamientos. Sin embargo, reformar los pensamientos no se trata simplemente de elegir mejores, como muchos maestros de autoayuda predican. Nuestros pensamientos han recorrido ciertos surcos, como los de la codicia y la envidia, durante años, décadas e incluso vidas enteras. Incluso si elegimos pensar de forma diferente, nuestros pensamientos volverán a sus rutinas habituales en cuanto dejemos de elegir conscientemente.
Para que este proceso de elección sea menos laborioso, necesitamos encontrar canales alternativos que lleven nuestros pensamientos a destinos igual o más atractivos que los que nos atraen externamente. Las diversas ramas del bhakti-yoga nos ofrecen múltiples canales que dirigen nuestros pensamientos hacia la Persona Suprema, Kṛṣṇa, la más atractiva. Cuanto más escuchamos sobre Kṛṣṇa y le servimos, más se acostumbran nuestros pensamientos a fluir por los canales del servicio devocional hacia Kṛṣṇa. Cuando nos enriquecemos espiritualmente de esta manera, podemos elegir con inteligencia qué aspectos mejorar en nuestro interior.
Y, en última instancia, mejorar los pensamientos internos produce la mayor mejora en las cosas externas: nos eleva al final de nuestra vida a la morada de Kṛṣṇa para la felicidad eterna.
El resultado de la acción piadosa es puro y se dice que está en el plano de la modalidad de la bondad. Pero la acción que se hace en el plano de la modalidad de la pasión termina en el sufrimiento, y la acción que se ejecuta en el plano de la modalidad de la ignorancia termina en la necedad. – Bhagavad-gītā 14.16
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