Bhagavad-gītā 15.9
En la era actual de la alta tecnología y la obsolescencia planificada de las marcas, los dispositivos glamurosos de ayer a menudo se convierten en poco más que basura. Con el tiempo, solemos acabar con un montón de basura sin darnos cuenta.
Así como acumulamos basura física sin darnos cuenta, también acumulamos basura mental sin darnos cuenta. Dicha basura suele estar compuesta por impresiones sensualmente excitantes extraídas de las percepciones externas. El Bhagavad-gītā (15.09) indica que la mente es el depósito donde se almacenan las entradas de los diversos sentidos.
Sin embargo, en lugar de reconocer estas impresiones como basura, la mente suele atesorarlas. Nos lleva la conciencia a ellas una y otra vez. Así, alimenta nuestros deseos sensuales y nos impulsa a complacencias que a menudo van en contra de nuestros intereses. Al estudiar el Bhagavad-gītā, comenzamos a comprender que estas impresiones son basura.
Por supuesto, la basura mental no es tan fácil de desechar como la basura física. La basura física puede simplemente barrerse, pero la basura mental requiere una estrategia más sofisticada - no barrerse, sino desplazarse. La consciencia, por su propia naturaleza, debe ser consciente. Por lo tanto, no podemos simplemente volvernos inconscientes de algo, incluso si es indeseable; necesitamos absorber nuestra consciencia en algo más para olvidarnos de lo indeseable. El mejor objeto de absorción es Kṛṣṇa. Él es absolutamente atractivo y absolutamente puro, por lo que los pensamientos sobre Kṛṣṇa traen satisfacción y purificación.
Inicialmente, debido a que nuestra mente está apegada a la basura mental, necesitamos desecharla intelectualmente. Es decir, necesitamos usar nuestra inteligencia para reconocer qué impresiones internas constituyen basura y redirigir nuestros pensamientos hacia cosas más elevadas.
Afortunadamente, cuando nos purificamos constantemente practicando el bhakti con diligencia, la mente se purifica. Con el tiempo, empieza a desechar la basura mental por voluntad propia. Cuando nuestra mente acepta así lo impuro como tal, nuestra vida espiritual se vuelve segura
La entidad viviente, tomando así otro cuerpo físico, obtiene un cierto tipo de oído, ojo, lengua, nariz y sentido del tacto, los cuales se agrupan alrededor de la mente. De esa manera, ella disfruta de un determinado conjunto de objetos de los sentidos. – Bhagavad-gītā 15.9
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