Páginas

Necesitamos retirarnos de la lujuria antes de que ella se retire de nosotros


Bhagavad-gītā 15.5

Supongamos que tenemos un perro muy querido. Si descubrimos que tiene rabia contagiosa e incurable que podría ser mortal para nosotros, tendríamos que ahuyentarlo.

La lujuria es como ese perro. En el pasado, lo amábamos profundamente, imaginándolo como la fuente del mayor placer de la vida. Pero cuando descubrimos la sabiduría del Bhagavad-gītā, reconocemos que la lujuria es como un perro rabioso cuyo contacto nos enferma espiritualmente - la lujuria pervierte nuestro amor desinteresado original por Kṛṣṇa en un anhelo egoísta y miope de disfrutar de la materia. Dado que este anhelo pervertido nos atrapa en la conciencia material y, por lo tanto, nos somete a las miserias de la existencia material, debemos ahuyentarlo.

A diferencia de un perro rabioso, que se mata fácilmente, la lujuria no se mata tan fácilmente. Podemos matar un deseo lujurioso específico, pero otros deseos lujuriosos aparecen pronto cuando vemos objetos sexualmente atractivos. La única solución es rechazar la lujuria en cuanto aparece.

Acertadamente, el Bhagavad-gītā15.5 ) nos insta a retirarnos de la lujuria de forma irreversible e innegociable (vinivrtta-kamah). Si apartamos al perro unas cuantas veces y luego, en un momento de debilidad, lo acariciamos, pensará que aún lo amamos, e incluso si lo rechazamos después, seguirá volviendo. Lo mismo ocurre con la lujuria.

Solo cuando ahuyentamos al perro con firmeza cada vez que viene, finalmente captará el mensaje de que siempre es indeseado y se irá para siempre. De igual manera, solo cuando nos retiramos firmemente de entretener la lujuria, finalmente dejará de tentarnos.

La manera de lograr ese retiro inquebrantable de la lujuria es el compromiso inquebrantable con el servicio devocional a Kṛṣṇa, porque entonces nos conectaremos con una felicidad superior que nos hará menos vulnerables a la tentación de los placeres inferiores de la lujuria.

Aquellos que están libres del prestigio falso, de la ilusión y de la falsa compañía, que entienden lo eterno, que han terminado con la lujuria material, que están libres de las dualidades de la felicidad y la tristeza, y que, sin ninguna confusión, saben cómo entregarse a la Persona Suprema, llegan a ese reino eterno. – Bhagavad-gītā 15.5

No hay comentarios:

Publicar un comentario