Bhagavad-gītā 16.10
Supongamos que estamos siendo perseguidos por ladrones. Mientras huimos de ellos, las personas en quienes buscamos refugio resultan ser secuestradores. Los ladrones solo nos habrían vaciado la billetera, pero los secuestradores vaciarán toda nuestra cuenta bancaria- no nos dejarán ir hasta obtener todo lo que tenemos como rescate.
Los problemas de la vida son como ladrones que nos roban la paz y la alegría. Al huir de esos problemas, a menudo buscamos refugio en indulgencias fáciles. Por ejemplo, los alcohólicos beben, los compradores compulsivos gastan, y los adictos al sexo buscan alivio en algún tipo de gratificación sexual.
Al buscar alivio mediante esas indulgencias, sin darnos cuenta, nos volvemos adictos. Y la adicción saquea nuestro tiempo, energía, dignidad, moralidad y espiritualidad: lo saquea todo. El Bhagavad-gītā (3.36–37) se refiere a este deseo autodestructivo en términos generales como lujuria. Si nos refugiamos en la lujuria, esta se vuelve insaciable (16.10) y nos ata a cientos de deseos (16.11). Mientras que el problema original habría sido temporal, la adicción permanece. La lujuria resulta ser como los secuestradores que lo saquean todo.
Y nuestra situación es aún más grave. Las adicciones no solo permanecen, sino que se fortalecen con cada indulgencia. La lujuria es un enemigo eterno que atormenta vida tras vida (3.39). Es como un secuestrador que sigue cobrando rescate pero nunca libera a su víctima.
Para liberarnos de las garras de la lujuria, necesitamos refugiarnos en algo mucho más grande. La realidad suprema es Kṛṣṇa, la fuente de la paz y la dicha verdaderas. Somos almas, partes eternas de Él. Podemos refugiarnos en Kṛṣṇa mediante la práctica constante del bhakti-yoga.
A través de nuestra práctica devocional, cuando entrenamos conscientemente nuestra mente para refugiarnos en Kṛṣṇa en medio de los problemas, podemos romper el hábito de buscar alivio en indulgencias destructivas. Con una práctica perseverante del bhakti, desarrollamos apego por Kṛṣṇa, y así alcanzamos el alivio supremo: la absorción extática y eterna en Él.
Refugiándose en una lujuria insaciable y absortos en la vanidad del orgullo y el prestigio falso, la gente demoníaca, engañada de ese modo, siempre está entregada a trabajos sucios, atraída por lo temporal. - Bhagavad-gītā 16.10
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