Vacío, soledad, falta de sentido


Bhagavad-gītā 16.9

La religión del materialismo fanático se está extendiendo por todo el mundo.

Sin duda, el materialismo siempre ha tenido seguidores a lo largo de la historia. Pero lo alarmante del materialismo moderno es su exigencia agresiva de devoción exclusiva. En el pasado, el materialismo se integraba dentro de una visión del mundo que otorgaba un lugar respetable a la moralidad, las relaciones, la tradición y a Dios. Pero el materialismo actual, sin vergüenza alguna, proclama su mandamiento: “No adorarás a ningún dios fuera de mí”.

Obedeciendo esa orden, dejamos de lado todo lo demás para rendir culto en el altar del materialismo.

¿Moralidad? “¿A quién le importa? Solo no te dejes atrapar”.
¿Relaciones? “Solo dedica tiempo de calidad”.
¿Tradición? “¿Importa acaso?”-
¿Dios? “No hay tiempo; no hace falta”.

De hecho, el materialismo fanático nos despoja incluso de nuestra propia identidad como seres humanos. Nos adoctrina para creer que estamos hechos únicamente para producir y consumir. Cuanto más producimos y consumimos, más nos consagra como sus devotos avanzados.

Y ¿cuál es la recompensa para esos devotos avanzados?

Vacío, soledad, falta de sentido.

Vacío: Un vacío interior que no se llena, sin importar cuánto llenemos nuestras cuentas bancarias de dinero y nuestras casas de aparatos.

Soledad: Una sensación persistente de estar sin amor y sin conexión, aunque usemos a otros como fuente de placer físico.

Falta de sentido: Un aburrimiento agotador nos invade al comprobar que ser mejores productores y consumidores nunca termina y nunca satisface.

El Bhagavad-gītā nos alerta sobre este destino cuando afirma (16.9) que quienes abrazan este materialismo fanático pierden su alma y arruinan el mundo entero.

La sabiduría del Gītā nos libera de las cadenas del materialismo al explicarnos nuestra verdadera identidad como seres espirituales y revelarnos una vida plena que nos espera a nivel espiritual mediante el servicio amoroso a Kṛṣṇa. Al poner el materialismo en su debido lugar, podemos recuperar nuestra humanidad y nuestra espiritualidad, y así alcanzar una satisfacción duradera.

Siguiendo esas conclusiones, la gente demoníaca, que está perdida y que no tiene inteligencia, se dedica a obras perjudiciales y horribles destinadas a destruir el mundo. – Bhagavad-gītā 16.9

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