5. Pregúntale a la Luna

Durante una caminata matutina en Vṛndāvana, los devotos estaban pre­guntando a Śrīla Prabhupāda acerca de la Lu­na. Un pálido borde de la Luna aún podía verse en el cielo, y varios pájaros estaban piando desde los árboles. Prabhupāda dijo: —La Luna está brillando y por lo tanto tiene calor, y sin embargo su efecto so­bre la Tierra es refrescante.
Viśākhā-devī dāsī era una de las pocas devotas que acompañaban regularmente a Śrīla Prabhupāda en sus cami­natas, por su profesión de fotógrafa. En esta ocasión, ella dejó de tomar fotografías y caminó más de cerca, para hacer una pregun­ta a Prabhupāda acerca de este tema.
—Prabhupāda, en un signi­ficado del Bhagavad-gītā dice que los vegetales tienen sabor gracias a la luz de la Luna. Pero ¿cómo hace la Luna para darle sabor a los ve­getales?
Prabhupāda dejó de caminar para consi­derar su pregunta. Su comportamiento era maduro y suave, pero su mirada penetraba hacia el interior de sus ojos.
—¿Por qué no se lo preguntas a ella?
Esa fue su única respuesta, y conti­nuó caminando.
Entrevista con Viśākhā-devī dāsī

La respuesta de Śrīla Prabhupāda fue inesperada. Otra manera experta de enseñar. Una vez cuando un discípulo solicitó demasiada informa­ción detallada acerca de la naturaleza del mundo espiritual, Śrīla Prabhupāda respondió que «cuando de hecho vayas al mundo espiritual, entonces po­drás ver por ti mismo estas cosas». Cuando un devo­to le preguntó por qué el Señor Śiva apareció como Śaṅkarācārya, Prabhupāda contestó: ­—No tie­nes ningún derecho a cuestionar las actividades del Señor Śiva—. De esta manera Prabhupāda detecta­ba y corregía una mentalidad dudosa en el interrogador. Así como la cascada a veces fluye y a veces no, así el devoto puro a veces puede hablar y otras enmudecer o dar una contestación enigmática. En todos los casos aprendemos de él.

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