Cuando fui de peregrinaje a Vṛndāvana, pasé algunos días con Śrīla Sanātana
Gosvāmī. Allí también me enojé con él. Un día vi a esa gran alma iluminada y
ecuánime, Sanātana Gosvāmī, con la cabeza cubierta con una tela roja como la
que generalmente usan los adoradores de Durgā.
En ese momento sentí un fuerte ímpetu de golpearlo con la olla de cocinar
arroz que tomé de una esquina, pero la humildad de Sanātana Gosvāmī hizo
desaparecer mi tendencia pendenciera y con mucha vergüenza por mi propia
actitud me quedé en un rincón. Mi amado Señor Gaura conoce todo acerca de mí y
sin embargo me envió a Vṛndāvana mientras que Él desde lejos me observaba y Se
divertía.
Es bueno que mis penas Le den placer a Él. No me importan entonces
tribulaciones eternas, puesto que Su felicidad me da gran placer. Lloro día y
noche por el sufrimiento de estar separado de mi Señor, y mi Señor Gaura
simplemente sonríe, mirando mi lacrimosa cara. Ese sannyāsī Gauracandra es en realidad un engañador, y sin embargo me
encantan Sus maravillosos pasatiempos y Sus palabras de néctar. Mi Señor está
ahora manifestando el mismo humor que antes manifestó en Vraja, Vṛndāvana, y a
pesar de que lo entiendo todo, no puedo adaptarme completamente a ese humor.
Una vez Le llevé un cántaro lleno de puro aceite de sándalo, y a cambio de
ello me recibió con palabras tajantes. Entonces por insolencia y frustración
quebré el cántaro delante de Él. Enfadado y resentido, me puse a ayunar. Pero
mi maravilloso Señor, con trucos, logró que mi ira se desvaneciera. Él me hizo
cocinar varios tipos de espinaca silvestre para la cena, diciendo que la comida
preparada por un cocinero irritado tiene mejor sabor. Esto me puso aún más furioso,
y Él parecía más satisfecho por ello. Su placer es mi interés más preciado.
Una vez, cuando Sanātana Gosvāmī me preguntó qué debería él hacer, yo le
aconsejé ir a Vṛndāvana. Él Señor pensó que era una necedad de mi parte tratar
de aconsejar a Sanātana Gosvāmī. Siempre me maravillé de ver lo infantil que es
mi Señor. Firmemente me aferro al refugio de Sus pies de loto. Luego, cuando yo
deseé ir a Vṛndāvana, Él no me concedió Su permiso, presentando varias excusas,
tratando de engañarme; pero como yo no aceptaba Su instrucción, me dijo que
fuera a Navadvīpa. Por supuesto, yo considero todo esto Su misericordia sin
causa.
Ahora mi Señor reside en Purusottama-ksetra, que en su condición espiritual
es equivalente a la opulenta Dvārakā. Él permanece lejos de Su propia morada
con el pretexto de que Su madre le dio permiso de quedarse allí. No obstante, a
mí me instruye que vaya a Navadvīpa, que es Su propia morada. En realidad, el
Señor envía a Su hogar, Navadvīpa, a aquellas almas afortunadas que han
recibido Su misericordia. En lo que a mí respecta, mi regreso a Navadvīpa era
como volver a casa, tal como un pastorcillo que regresa a Goloka Vṛndāvana.
De esta manera yo desempeño mi servicio devocional al Señor, día y noche.
La tendencia natural de todos los devotos del Señor Gaurāṅga es servir Sus pies
de loto. Los pies de loto de Śrīla Gadādhara Paṇḍita y del Señor Gaurāṅga son
mi inestimable tesoro, y Śrī Svarūpa Dāmodara conoce mis sentimientos íntimos.