Capítulo Doce - Las glorias de los vaiṣṇavas


A la persona que va a un lugar de peregrinaje solamente para darse un baño en los ríos sagrados, y que adora a la Deidad considerándola hecha de piedra, le tomará muchísimo tiempo antes de que pueda adquirir verdaderos sentimientos religiosos.
Pero tan pronto como alguien ve a un devoto puro del Señor, su corazón se limpia de todas las indeseables aspiraciones materiales. Él es encauzado hacia la meta más elevada de la vida y el trascendental servicio devocional se despierta en su corazón como el naciente sol de la mañana que disipa toda la oscuridad.
Después de muchos nacimientos, cuando la entidad viviente recibe la misericordia sin causa del Señor Supremo, se pone en contacto con un devoto puro del Señor y por Su asociación se libera gradualmente de la enfermedad material.
El devoto puro purifica el corazón del alma condicionada, lo que le permite entender sin ninguna duda que el Señor Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios y el Señor de todos los demás señores.
El devoto neófito, kaniṣṭha-adhikārī, se caracteriza por haber recibido iniciación formal de un maestro espiritual y estar ocupado adorando al Señor en la forma de la Deidad siguiendo estrictamente las reglas y regulaciones. Él no puede distinguir entre un devoto de nivel intermedio y un devoto puro, ni sabe cómo respetar debidamente al devoto puro del Señor.
El devoto de nivel intermedio, madhyama-adhikārī, se caracteriza por haber desarrollado amor por el Señor Supremo, ser amistoso y afectuoso con los devotos del Señor, compasivo con los inocentes, y por evitar la compañía de los envidiosos no devotos. En muy poco tiempo, por la gracia de su servicio devocional y por la misericordia de Kṛṣṇa, el madhyama-adhikārī se convierte en uttama-adhikārī, o el devoto de primera clase.
Según las enseñanzas de Śrī Caitanya Mahāprabhu, el devoto puro del Señor, o devoto de primera clase — uttama-adhikārī — ve a Kṛṣṇa en todas las entidades vivientes y ve a todas las entidades vivientes como partes integrales del Señor Supremo. Está completamente libre de envidia, ira u odio y no tiene amigos ni enemigos. Espiritualmente es un iluminado y es el mejor entre los devotos del Señor.
El mejor de los devotos de primera clase utiliza sus sentidos y las cosas de este mundo material en el desempeño del servicio devocional puro. Libre de los vicios de la codicia, odio, ira, etc., dicho devoto percibe constantemente al Señor Supremo y a Sus energías manifestadas en todas partes. El devoto sabio pasa sus días meditando y recordando los pasatiempos del Señor Kṛṣṇa. Él ya no es más confundido por la naturaleza temporal de la vida mundana y los quehaceres materiales. Está libre de las demandas del cuerpo y los sentidos, de la mente y la inteligencia materiales, y es trascendental a las dualidades del nacimiento y la muerte, al temor, al hambre y la sed.
Aquel cuyo corazón se ha convertido en la morada permanente del Señor Kṛṣṇa, el hijo de madre Yaśodā, realiza sus deberes sólo para mantener el cuerpo. Limpia su corazón de todo deseo por actividades fruitivas. Este es el proceso de servicio devocional puro.
La inclinación natural de una persona que tiene un concepto material de la vida es el sentirse atraída por el conocimiento especulativo, las actividades fruitivas y las designaciones de casta y clase social. Cuando el alma pura inicia su relación con el cuerpo, adquiere la identificación falsa de “yo” y “mío” . Pero aquel que está libre de esa falsa identificación ha de ser considerado un alma eternamente liberada y amada por el Señor Supremo.
Quien está libre del sentimiento de posesión y está totalmente desapegado de las cosas materiales no hace distinciones a nivel corporal como “tu” y “yo”, las cuales son la causa de amigos y enemigos imaginarios. Quien mira con igualdad a todas las entidades vivientes, sin hacer ninguna distinción, es una persona ecuánime, libre de ansiedad y se le debe considerar como uno de los mejores devotos del Señor. Él no abandonará jamás el refugio de los pies de loto del Señor, ni siquiera si se le ofrecieran todas las opulencias del universo. Los pies de loto del Señor son el objeto más codiciado por los sabios y semidioses, y el devoto que no olvida los pies de loto de Kṛṣṇa ni por un momento, es el más elevado entre los devotos puros del Señor y se encuentra siempre en un estado de bienaventuranza.
El devoto que llega a tener contacto con los pies de loto del Señor Kṛṣṇa ya ha extinguido en su corazón el fuego de los deseos materiales mediante los refrescantes e iridiscentes rayos de las lunas de las uñas de los pies de loto del Señor. ¿Por qué habría él de aspirar a las llamas de la existencia material cuando su corazón puede permanecer siempre fresco bajo la agradable sombra de los pies de loto del Señor?

Una vez que el devoto abraza los pies de loto de Kṛṣṇa con los lazos del amor, el Señor Supremo no puede abandonar el trono de su corazón. El devoto de primera clase está automáticamente libre de deberes y responsabilidades porque está completamente entregado al santo nombre del Señor. Incluso en un estado inconsciente, él pronuncia el nombre del Señor con pureza.
La persona que —comprendiendo la naturaleza temporal de los deberes y responsabilidades materiales— abandona todas las actividades materiales y se refugia por completo en los pies de loto de Kṛṣṇa es un devoto de primera clase, un alma elevada y muy difícil de encontrar. El devoto que está ocupado en servicio devocional, plenamente consciente de la verdad trascendental acerca de la forma original del Señor Kṛṣṇa, del santo nombre, de los devotos puros y del proceso de servicio devocional, es sin duda el más elevado entre los vaiṣṇavas.
Aquel que adora al Señor Supremo y Su santo nombre con fe inquebrantable, y que conoce la identidad entre ambos, aunque no conozca las complejidades de su propia identidad espiritual, ha de ser también considerado un devoto muy elevado, un vaiṣṇava de primera clase. Ese es el criterio del Señor Caitanya.