Yo escribo acerca de los pasatiempos trascendentales del Señor Gaurāṅga tal como vienen a mi memoria, haciendo por completo caso omiso de su orden cronológico.
Un día la madre Śacī muy cuidadosamente recogió los remanentes del prasādam del Señor Caitanya y me los
dio. Yo saboreé el néctar divino de los remanentes de mi Señor y experimenté un
éxtasis sublime.
¿Tendré de nuevo la fortuna de saborear las preparaciones de la madre Śacī
de acyuta-śāk (espinaca silvestre),
flores de banano, o mocha-ghaṇṭa, kachu śāk y manchaki, nimba patal,
dadhi bari, etc.?
Totalmente satisfecho con los remanentes del Señor me reuní con el señor
Caitanya, el Señor Nityānanda Prabhu y
todos Sus acompañantes, que caminaban con la gracia de los cisnes por la vera
del Ganges, cantando el santo nombre de Kṛṣṇa a lo largo de nuestra caminata, y
por fin llegamos a la aldea Gadigacha.
Śrī Govinda tocaba la mṛdanga, Śrī
Vasu Ghoṣa cantaba, y Śrīla Gadādhara Paṇḍita y Śrīla Vakreśvara Paṇḍita
danzaban en éxtasis. El canto del nombre del Señor Hari llenaba los aires, las
agudas voces de las damas llegaban al cielo y todos fueron sumergidos en el océano
del éxtasis del amor al Señor Caitanya.
Yo no tengo gracia para cantar y bailar y sin embargo estoy danzando con
los demás levantando mis brazos y moviéndolos. Esto ocurre porque mi Señor Gaurāṅga
ha entrado en mi cuerpo y en mi corazón y me fuerza a hacerlo. Yo no sé nada de
melodía o ritmo y no obstante estoy bailando y cantando. No sé cómo esto es
posible. Yo sólo sé que mi Señor Gaurāṅga, que es tan brillante como la luna,
lo sabe todo acerca de mí.
Al llegar a la aldea de Gadigacha fuimos al sitio de los pastores, donde el
Señor Gaurāṅga nos dijo: “Mis queridos devotos, ahora descansaremos un rato a
orillas de este lago y tomaremos una siesta debajo de algún árbol. Las vacas
están tranquilamente pastando y los pastores están descansando bajo aquel árbol
baniano. Vayamos allá”. Cuando vieron
que nos acercábamos muchos de los pastores nos trajeron yogur, queso,
mantequilla y otras deliciosas preparaciones de leche. Su cálida bienvenida y
agradable comida nos aliviaron la fatiga del viaje.
Śrī Nṛsimhānanda, Śrī Pradyumna y Śrī Puruṣottama Ācārya vinieron a cantar
con nosotros el santo nombre de Kṛṣṇa. El son de la mṛdanga se escuchaba con prominencia y atrajo a todos, haciéndolos
salir de sus casas. El fuerte y jubiloso canto del nombre del Señor Hari
circundaba los aires y llenaba el azul de los cielos.
Un noble pastorcillo de vacas llamado Bhīma se nos acercó y dijo: “¡Oh,
respetables señores!, mi madre Śyāmā es muy piadosa y muy apreciada en la
comunidad. Ella es hija de Sādhu, un pastor que vive en Gaṅgānagar. En su
corazón ella siempre está sirviendo a la madre Śacī, y la llama “madre”. Si la
madre Śacī es madre de mi madre, entonces el hijo de la madre Śacī es mi tío.
Vamos tío, ven conmigo con toda Tu comitiva. Que sigan cantando felices el
santo nombre del Señor Kṛṣṇa. Toda la leche y el yogur que mi madre tenga en
casa se los daré a los devotos, y luego quiero hacer el servicio de dar un
masaje a Tus pies de loto”.
Cuando el Señor Caitanya vio que Bhīma era sincero y estaba determinado a
llevarlos a todos a su casa, Su corazón se llenó de ternura y afecto y accedió
a ir con él. La madre de Bhīma, Śyāmā, recibió a todos los devotos con el
ulular típico de las mujeres de la localidad, un grito fuerte y agudo
entrecortado con las vibraciones de la lengua. Luego hizo que todos se
sentaran.
La señora Śyāmā le preguntó a Gaurāṅga: “Mi querido y respetado hermano Paṇḍita
Nimāi, ¿cómo está la madre Śacī?”. El Señor
respondió: “¡Oh, muy bien! ¡De verdad que muy bien!”. Śyāmā sirvió
en platos de hojas de plátano leche condensada para todos los devotos. Nimāi y
todos Sus acompañantes comieron con gran placer.
Después de comer, el Señor, junto con sus compañeros, regresó a orillas del
mismo lago y comenzó a cantar suavemente las glorias del Supremo Señor Hari. Un
pastorcillo llamado Rāmadāsa tímidamente se acercó al Señor y le dijo que las
vacas no querían beber el agua del lago.
Explicó que un cocodrilo de aspecto temible vivía allí y que como las vacas
lo habían visto no querían beber el agua y por miedo se ponían a mugir. Al
escuchar esto, el Señor Caitanya empezó a cantar en voz alta el santo nombre y
enseguida el cocodrilo salió a la superficie atraído por el dulce y melodioso
cantar.
Luego velozmente el cocodrilo salió del lago, fue hacia el Señor Caitanya y
Le tocó los pies. Por tocar al Señor, inmediatamente se transformó en un ser
celestial que parecía un niño menor de siete años. El niño lloró y ofreció
oraciones al Señor, después de lo cual narró la triste historia de su vida.
El niñito dijo:
“Una vez, en el bosque de Kāmyavana, el gran sabio estaba durmiendo. Yo era
un niño inquieto y travieso y le corté unos cuantos pelos de su enmarañada
cabellera. Él despertó lleno de furia y me maldijo a convertirme en cocodrilo y
vivir en ese cuerpo durante las siguientes cuatro yugas.
“Yo me lamenté amargamente y le rogué que me perdonara. El sabio sitió
compasión y me dijo: “Mi querido niño de los cielos, cuando el Señor Kṛṣṇa, el
hijo de Nanda Mahārāja aparezca en Navadvīpa como el hijo de la madre Śacī, tú
Lo escucharás cantar el santo nombre del Señor y esta maldición quedará sin
efecto. Recuperarás tu forma celestial y trascenderás los tres mundos”.
El niño ofrece oraciones
“Tus actividades maravillosas son elogiadas en todo el universo. Tú eres
tan misericordioso que has salvado a un ser tan abominable como yo.
“Navadvīpa es el dhāma
superexcelente, la esencia de todos los demás lugares de peregrinaje, y aquí es
donde ha aparecido la más magnánima encarnación de Dios en esta era de Kali. Tú
has venido para liberar a las almas condicionadas de Kali-yuga mediante la
difusión de los santos nombres de Dios. Yo te ofrezco mis más humildes
reverencias, pues Tú eres la Suprema Personalidad de Dios.
“Durante cuatro yugas he
permanecido constantemente en este odioso cuerpo de cocodrilo y ahora Tú has
venido y me has liberado de este sufrimiento. Sin duda alguna, Tú eres el
infinitamente misericordioso Señor Supremo, el propio Hari. Escucharte cantar
el santo nombre del Señor es tan nectáreo que innumerables entidades vivientes,
móviles e inmóviles han sido salvadas por Tus dulces cantos.
“Mi querido Señor, ahora debo irme. Deseo regresar a mi hogar celestial y
ver de nuevo a mis padres. Estarán muy felices de verme”.
Después de que el niño hubo recitado sus mejores oraciones al Señor,
ofreció reverencias y partió mientras cantaba con regocijo el santo nombre de
Dios. Viendo que el sol ya había llegado al cenit, los devotos que acompañaban
al Señor se prepararon para regresar a Māyāpura.
Quien quiera que escuche con fe y atención la narración de este maravilloso
pasatiempo del Señor Gaurāṅga se liberará incluso de la peor maldición,
conocida como brahma-śapa.
Después de este incidente, el lago llegó a ser conocido como Goradaha, y es
como Kāliyadaha de Vraja, donde el Señor Kṛṣṇa subyugó a la serpiente Kāliya.
Tan sólo por ver este lago o tocar sus aguas, uno se libera de todas las
reacciones pecaminosas, y gradualmente alcanza la posición de servicio
devocional puro del Señor Kṛṣṇa. Esto está explicado en los Vedas.
Los pastores quedaron maravillados por este milagro que había ocurrido ante
sus propios ojos. Con gran alegría levantaron al Señor en hombros gritando: “¡Todas
las glorias a nuestro tío materno!”.
Los pasatiempos del mediodía del Señor Gaurāṅga son idénticos a los
pasatiempos del Señor Balarāma y el Señor Kṛṣṇa en Vṛndāvana. La colina de
Govardhana, el Manasa Gaṅgā y los pasatiempos del Señor Kṛṣṇa de pastorear a
las vacas, todo esto se les manifestó simultáneamente a los devotos en aquel
lugar.
Aquellos pastores en verdad percibieron la naturaleza trascendental del
Señor Nimāi, pues Sus pasatiempos no son diferentes de los pasatiempos de Śrī Kṛṣṇa,
el hijo de Nanda Mahārāja.