Śrīla Prabhupāda percibió síntomas de prākṛta-sahajiyā (la tendencia de abaratar la práctica del servicio devocional y de imitar las comprensiones íntimas de devotos muy avanzados) en uno de sus discípulos artistas, y antes de que fuera a más le previno del peligro.
En Vṛndāvana ocurrió que el artista llevó un boceto ante Śrīla Prabhupāda
para que lo aprobase antes de empezar en serio la pintura.
Lo primero que Śrīla Prabhupāda observó fue:
—¿Son Śiva y Pārvatī?
—No, Śrīla Prabhupāda, se trata de Rādhā-Kṛṣṇa.
—Representan demasiada edad —dijo Śrīla Prabhupāda—. No tienen que
mostrar más de dieciséis años, la flor de la juventud.
El artista se puso a pintar de nuevo y rehizo el boceto. Pero cuando Śrīla
Prabhupāda lo vio por segunda vez, otra vez dijo que la pareja aparentaba
demasiada edad. Entonces mostró a su discípulo, sobre un pupitre, una
fotografía de Rādhā-Govinda, las Deidades del templo de Calcuta, y dijo:
—Tienes que pintarlos como aquí. Kṛṣṇa es un dulce adolescente.
Por tercera vez el artista trazó el boceto, y de nuevo lo mostró a Śrīla
Prabhupāda. Śrīla Prabhupāda seguía sin mostrar entusiasmo. Pero como
expresamente no prohibió el trabajo, el artista entendió que tenía su permiso y
empezó la obra en un gran lienzo. Tras semanas de trabajo, llevó su opus ante Śrīla Prabhupāda. La pintura
mostraba a Rādhā y Kṛṣṇa en un columpio. Kṛṣṇa levantaba el velo de Rādhārāṇī y
miraba Su rostro de un modo muy íntimo, conyugal. Los elementos más
tradicionales de Rādhā y Kṛṣṇa juntos, que aparecían en los bosquejos
preliminares del artista, habían evolucionado a una escena imaginada por el
artista.
—Esto es un invento —dijo Śrīla Prabhupāda. A pesar de todo el esfuerzo
que el artista había puesto en la obra, Śrīla Prabhupāda no podía pasar por
alto los sentimientos en un tema tan importante, lleno de responsabilidad, como
el retrato de Rādhā y Kṛṣṇa. Mostrando su orgullo herido, el artista se llevó
la pintura y no preguntó más sobre qué estaba mal o qué debía hacer para
rectificar.
En otra ocasión, en Māyāpura, Prabhupāda alertó al mismo artista de que
su expresión espontánea no era aprobada. Mientras pintaba grandes retratos del Caitanya-caritāmṛta en el muro
que rodea ISKCON-Māyāpura, el artista había creado un verso original suyo en
bengalí y lo había pintado como un gran rótulo. Cuando Śrīla Prabhupāda se dio
cuenta durante un paseo matutino, se molestó.
—No deberías haberte atrevido —dijo. El verso empleaba una metáfora
alabando al Señor Caitanya y al Señor Nityānanda. Prabhupāda dijo que el
sentimiento no era malo, aunque el bengalí no era perfecto pero la objeción
principal era que su discípulo se había atrevido a poner su propio verso en el
muro, antes que uno que nos hubieran legado los ācāryas anteriores, como Narottama dāsa Ṭhākura. Śrīla Prabhupāda
llegó incluso a mencionar el incidente en la clase de Bhāgavatam de esa mañana.
—No inventen —dijo—. La tendencia sahajiyā
es a tomarlo todo barato. No hagan eso —dijo Prabhupāda— o se volverán sahajiyās y todo se arruinará.
Entrevista con Ānakadundubhi
dāsa
Este
incidente tuvo una continuación desastrosa pero instructiva. Aunque los avisos
de Prabhupāda habían señalado peligro en el comportamiento del discípulo, el
devoto artista se desvió de las instrucciones de Prabhupāda y se hizo discípulo
de un bābājī de Vṛndāvana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario