Cuando Prabhupāda vivía en Los Ángeles en 1969, recibió una carta de un pariente que le notificaba la muerte de uno de sus hermanos. Prabhupāda recibió esta información en presencia de algunos devotos y les informó: —Acabo de recibir esta carta que dice que mi hermano ha muerto. Antes de esto, mi otro hermano murió. Estos dos hermanos eran muy buenos. Querían vivir vidas largas y llenas de salud, pero no se preocuparon tanto por la conciencia de Kṛṣṇa. En cambio mi hermana y yo —Prabhupāda dejó ver una calmada risa— no queríamos vivir vidas largas, plenas de salud. Sólo queríamos hacer algún servicio y que, cuando Kṛṣṇa así lo quisiese, nos llevase con Él. Pero ahora veo que mis dos hermanos están muertos, y mi hermana y yo estamos viviendo vidas largas y felices.
Entrevista con Nandarāṇī-devī dāsī
Al depender
de Kṛṣṇa, Prabhupāda no obtuvo solamente una larga vida, sino todo material y
espiritualmente hablando, lo cual los miembros de su familia no pudieron
conseguir nunca a pesar de todos sus esfuerzos en el mundo material.
Śrīla Prabhupāda era muy afectuoso con el Sr. Panilal Pithi, un amigo de
Hyderabad. En cierta ocasión, el Sr. Pithi fue a Bombay y visitó
inesperadamente a Prabhupāda. Prabhupāda acababa de empezar su almuerzo. Pero
estaba contento de ver a su amigo, y le pidió que se sentara y almorzase con
él. Prabhupāda le dijo a su cocinera, Pālikā, que preparase un plato para el
Sr. Pithi. Ella se quedó mirando a Śrīla Prabhupāda en silencio, porque
difícilmente iba a tener algo más de alimento como para servir a otra persona.
Pero Prabhupāda siguió mirándola, y de nuevo le pidió que sirviera un plato
extra. Pālikā vino con lo mejor que pudo preparar para el Sr. Pithi. Éste
entonces se levantó para ir a otra habitación a lavarse las manos. Pero tan
pronto como dejó la sala, Śrīla Prabhupāda, con la actitud de un niño,
disimuladamente, tomó el cuenco de yogur de su plato y, muy rápido, lo puso en
el del Sr. Pithi antes de que éste tuviera tiempo de regresar y ver.
Entrevista con Pālikā-devī dāsī
Subhaga, el discípulo de Prabhupāda, relata su primer encuentro con su
maestro espiritual. Prabhupāda lo vio en la sala del templo y le preguntó su
nombre. Subhaga le contestó con unas palabras en bengalí.
—Oh, ¿eres bengalí? —dijo Prabhupāda—. Ven a mi habitación.
Subhaga siguió a Śrīla Prabhupāda cuando entró en su habitación. Allí,
Prabhupāda empezó a cambiarse de ropa. Sin dejar nunca de tener el cuerpo
cubierto, se quitó el dhotī mientras
se ponía su gāmchā preparándose para
el masaje. Prabhupāda continuó hablando afectuosamente, preguntando a Subhaga
sobre su vida. Subhaga empezó a sentir que estaba hablando con un pariente
familiar cercano y querido, un abuelo afectuoso y respetado. Era como si
hubiera conocido a Śrīla Prabhupāda desde mucho antes, aunque llevaba en
compañía de Prabhupāda sólo un momento. Mientras el sirviente de Prabhupāda se
ponía de rodillas detrás de Prabhupāda y empezaba a masajear su cabeza, Prabhupāda
empezó a explicar la conciencia de Kṛṣṇa al recién llegado.
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