6. He estado mirando ese insecto por algún tiempo y no se ha movido



Śrīla Prabhupāda Uvāca 6
ISKCON, Nueva Dvārakā, LA., California

Hoy mi esposa Kuśa devī, mi hijo Māyāpuracandra y yo, tomamos un gorrioncito que estaba en el comedero de aves trasero y lo colocamos en una jaula espaciosa, con agua y comida. Parece enfermo y quizás esté muriendo mas no podía dejar que sucediera sin tratar de brindarle alguna atención especial. Lo pusimos cerca de un CD que toca continuamente Hare Kṛṣṇa, en caso que estuviera dejando su cuerpo. Veremos si se mejora viviendo o muriendo.
A veces, nosotros los devotos quizás no respondemos de ese modo. Siempre oí que es mejor no enredarse en los asuntos de otras entidades vivientes. Al fin y al cabo, no somos nuestros cuerpos. Somos alma espiritual, parte y porción constitucional de Kṛṣṇa y Sus sirvientes. Si servimos al pájaro quizás debamos tomar otro nacimiento para obtener los beneficios piadosos de servir a los pájaros. La siguiente historia quizás explique porqué lo hicimos.

16 de Julio de 1972

Es la primavera de 1973 en Nueva Dvārakā, Śrīla Prabhupāda hizo sonar su campanilla. Fui de inmediato a su habitación y ofrecí reverencias. Al levantarme, sus ojos se agrandaron. Mirándome con mucho interés, señaló el piso cerca de mis piernas y dijo, "¿Ves ese bicho?" Mirando alrededor por unos momentos, finalmente detecté al pequeño insecto. Asentí en señal de acuerdo, no teniendo idea de lo que seguiría.

Con una voz muy seria, Su Divina Gracia dijo, "He estado mirando ese insecto por algún tiempo y no se ha movido. Pienso que tiene hambre. Consigue una flor de pras
ādam y llévalo afuera. Colócalo en una planta para que pueda nutrirse un poco". Hice de inmediato lo que mi muy misericordioso Guru Mahārāja pidió y regresé a las instalaciones del sirviente.
Ninguno de nosotros volvió a referirse al insecto. Fue meramente otra maravillosa ocasión en la cual él me mostró cuán indiscriminadamente misericordioso es un devoto puro. Su Divina Gracia no opinaba que fuera una pérdida de tiempo el mitigar trascendentalmente el sufrimiento de incluso la más pequeña de las entidades vivientes. Ahora, tan solo al contemplar el más pequeño de los insectos, me obligo a pensar en mi amado Śrīla Prabhupāda. Por muy insignificante que pueda ser, si somos afortunados para obtener la mirada del nitya-siddha, nuestra vida se verá inmensamente beneficiada. 

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